Mientras la mitad del país contemplaba con incredulidad el momento en que Donald Trump se adjudicaba la presidencia, más de dos docenas de cubanos descorchaban champaña en el icónico restaurante Versailles de La Pequeña Habana para celebrar la victoria del magnate republicano.
“Aquí tenemos las botellas esperando porque sabíamos que los proyectos de Donald Trump van a tener una tremenda realización”, dijo el activista cubano Miguel Saavedra minutos antes de que comenzara la celebración. “Trump quiere llevar lo económico, lo político y social aún más de lo que necesita el pueblo de Estados Unidos”.
Trump superó la madrugada del miércoles los 270 votos electorales necesarios para convertirse en el cuadragésimo quinto mandatario en la historia de Estados Unidos. Y los 29 votos electorales de la Florida fueron clave para que Trump derrotara a la demócrata Hillary Clinton.
Los miamenses recibieron la noticia con reacciones encontradas; algunos mostraron su repudio y otros expresaron cautela sobre lo que depara el futuro, pero para un sector del exilio cubano el triunfo de Trump significó una conquista frente al “socialismo” del presidente Obama.
Una mujer que ondeaba un cartel de en apoyo a Trump y Pence frente al Versailles durante la madrugada gritaba a todo pulmón “¡La quiero ver presa! ¡A esa asesina!”, refiriéndose a Clinton. “Obama debe estar llorando”, respondió un hombre.
Aunque al momento no hay datos concretos sobre cómo votaron los cubanoamericanos en la Florida y qué peso dicho voto tuvo en otorgarle el estado al magnate, Trump invirtió gran parte de la recta final de su campaña cortejando a este grupo.
Trump prometió en Miami mano dura contra el gobierno cubano, comprometiéndose a revocar las órdenes ejecutivas del presidente Obama que contribuyeron a la reanudación de las relaciones diplomáticas entre ambos países.
“Nosotros mostraremos solidaridad con los pueblos sufridos de Cuba y Venezuela, que se concentran en los alrededores de Doral, contra la opresión de los regímenes de Castro y Maduro”, dijo Trump durante un evento en Miami la semana pasada.
Este mensaje resonó entre los cubanos del exilio histórico, ganándose en el camino el apoyo de los veteranos de la Bahía de Cochinos y de líderes de la comunidad cubana que vieron en el empeño de Trump por luchar contra el comunismo algunos destellos del presidente Ronald Reagan.
El ex alcalde de Hialeah y director de la campaña de Trump en Miami-Dade, Julio Martínez, dijo que el voto cubano fue clave para que Trump alcanzará la victoria electoral del martes.
“Sabíamos que los republicanos a favor de Trump éramos minoría en Miami-Dade, pero en el resto del estado somos muchos más, y más conservadores que aquí”, dijo Martínez. “Los cubanos salimos a votar por Trump en masa [...] la comunidad cubana le dio victoria a Trump”.
En el cambiante mapa demográfico de la Florida, puede que Trump también haya acumulado aliados en las crecientes comunidades venezolanas y colombianas del sur del estado, que a su vez han adoptado a políticos cubanoamericanos como Marco Rubio y Carlos Curbelo como parte de los suyos por sus fuertes posiciones contra el chavismo y contra el acuerdo de paz con las FARC en Colombia.
Tanto Rubio en el Senado, como Curbelo en la Cámara de Representantes, fueron reelectos, lo que podría ser un indicador de la potencia de la unión de estas comunidades en el sufragio.
En el restaurante Arepazo 2 del Doral, lugar de encuentro de la comunidad venezolana, varios clientes empezaban el día con una taza de café y observaban con detenimiento sus teléfonos o las pantallas del local en busca de noticias sobre las elecciones.
Alfredo Acevedo, un venezolano con ciudadanía estadounidense que votó por Trump, dijo que no se sorprendió por el resultado y confía en que el cambio de gobierno traerá consecuencias positivas.
“Esto demuestra que la gente se cansó de los políticos, y es un mensaje claro para los políticos que han tenido la misma retórica de hace años atrás aquí en la Florida”, dijo el hombre de 50 años. “[Los demócratas] se confiaron con el voto latino pero cuando el verdadero blanco salió a votar ahí estuvo el desenlace”.
Otros políticos locales cubanoamericanos, los congresistas Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart, que si bien no apoyan a Trump comparten con él una visión similar hacia Cuba y Venezuela, también retuvieron sus escaños.
“La opción de Trump es la del propio americano que está cansado de los demócratas y que quiere un cambio”, dijo Mauro Martinango, venezolano de 62 años. “Va a traer diversas repercusiones...la descalificación del gobierno de Venezuela hacia Estados Unidos ahora sí podría traer graves consecuencias”.
Al igual que los demócratas durante la campaña, Martinango dibujó un paralelismo entre el populismo de Trump y el del fallecido presidente Hugo Chávez.
“De cierta forma ha visto que Trump podría emular la situación de Chávez en Venezuela por la volatilidad de su carácter” dijo. “Espero que sea sensato y se dedique a los cambios que se requieren”.
Otros venezolanos, como Jesús Jiménez, dijeron que hay una gran expectativa por lo que Trump logre hacer durante los primeros 100 días de su mandato.
“Esperamos que ayude a restablecer el hilo constitucional en Venezuela”, dijo Jiménez, quien votó el martes pero declinó revelar su elección.
Sin embargo, otros venezolanos optaron por enfocarse en lo que representa que el candidato ganador haya logrado imponerse por un estrecho margen.
“El país está muy dividido, así es muy difícil gobernar, quien sea que hubiera sido el ganador”, dijo José Hernández.
Por su parte, Nobia Barrera, una colombiana de 48 años que pudo votar en las elecciones, dijo que no cree que la presidencia de Trump traiga cambios drásticos a Latinoamérica, pero de llegar a hacerlo serían “en beneficio”.
“Dios tiene un propósito para todo. Una fuerza superior puso a Trump allí”, dijo Barrera en el restaurante colombiano Mondongo’s, en Doral.
Javier Tobón, otro colombiano nacionalizado, ve con buenos ojos la promesa de Trump de revocar el programa de salud Obamacare.
“Creo que de pronto que lo elimine puede ser bueno para que la gente que gane un poquito más no le sigan cobrando todo el platal por los seguros. Era una medida que sólo convenía a los que ganaban poco”, dijo Tobón, de 35 años, quien se abstuvo de votar porque no lo convencían las plataformas de los candidatos. “Espero que [Trump] cambie su forma déspota y arrogante, porque ahora es presidente y espero que trate de unir al país”.
Cerca del estacionamiento del restaurante Versailles, alejados de la fiesta, tres cubanos discutían sobre el famoso muro que Trump ha prometido levantar entre EEUU y México.
“Él [Trump] dice que el muro es pa' que no entren los delincuentes. Es verdad que entran delincuentes y no sólo son de México, también son de Cuba y de Centroamérica. De todos lados”, dijo uno, mientras se fumaba un habano.
Otro dijo que está a favor del muro porque unos familiares que venían de Cuba e intentaron cruzar la frontera fueron detenidos en México.
“Maltratan a la gente de uno allá y después quieren venir aquí a exigir derechos. ¡Que levanten el muro ese!”, dijo.
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