Un investigador de la Universidad de Carolina del Sur ha desarrollado un programa capaz de analizar tuits y determinar –si es posible– la localización de los usuarios que los escribieron. Según sus resultados, uno de cada cinco ofrecen información suficiente como para situar espacialmente al usuario con una precisión significativa –en qué calle está, o más específico–.
«Yo soy una persona bastante reservada, y me gustaría que la gente fuese más cuidadosa con el tipo de información que comparten», explicó Chris Weidemann, líder de la investigación y alumno del máster en Ciencia y Tecnología de la Información Geográfica de la citada universidad. «Se puede extraer todo tipo de información más allá del tuit en sí mismo».
Twitter tiene unos 500 millones de usuarios activos, que se espera que generen unos 72.000 millones de tuits durante 2013. Aproximadamente un 6 por ciento tiene configurada su red social para que comparta, automáticamente, el lugar desde el que se han generado los mensajes. Pero Weidemann descubrió que, con un poco de ingenio, se puede saber algo sobre la localización de otros muchos en base a otra información, como el propio mensaje.
Para tratar de encontrar esta información geográfica Weidemann desarrollo Twitter2GIS. Un programa que analiza tuits en busca de patrones que pueda asociar a una localización concreta. Lo tuvo en marcha durante una semana, en la que estudió 15 millones de tuits. Alrededor de 3 millones ofrecían información que podía relacionarse con un lugar. No todos tienen por qué indicar que el usuario está ahí, pero algunos lo hacen.
«El lado malo de recopilar esta información es que también puede ayudar a hacer usos malintencionados de los datos», explicó el autor de la investigación. «Mi intención es enseñar a los usuarios de las redes sociales más cosas sobre su privacidad».
A pesar de no ser un usuario habitual de la red social, Weidemann puso a prueba su programa consigo mismo. La aplicación consiguió fue capaz de asociar alguno de sus tuits con una localización concreta, ya que tuiteaba utilizando el hashtag de una conferencia académica a la que asistió. «Esta investigación ha sido divertida», aseguró, «pero también da un poco de miedo».