apátridas en su país natal Descendientes de haitianos en República Dominicana han perdido el derecho a la nacionalidad Las abogadas dominicanas Jenny Morón y Rosa Iris Diendomi Santi Burgos El siglo pasado numerosos haitianos se desplazaron a la vecina República Dominicana para trabajar como braceros en la zafra, la recolección de la caña de azúcar. Hombres en su mayoría, vivían en los denominados bateyes, unos asentamientos dentro de las plantaciones donde se acabaron estableciendo, casando, formando familias. Sus hijos, nietos y biznietos nacieron en la República Dominicana. El problema de su estatus legal se fue arrastrando durante décadas, hasta que en 2013 el Tribunal Constitucional emitió una sentencia que les convertía de facto a todos en apátridas de forma retroactiva al determinar que los hijos de progenitores extranjeros en situación irregular nunca habían tenido derecho a la nacionalidad. La sentencia afecta a los nacidos entre 1929 y 2007, unas 200.000 personas, es decir, no sólo a los emigrantes que cruzaron la frontera dejando atrás uno de los países más pobres del mundo, sino también a los descendientes que nacieron en República Dominicana, no tienen más lengua materna que el español y carecen de acceso automático a la nacionalidad haitiana. Dos activistas y abogadas dominicanas, Rosa Iris Diendomi y Jenny Morón, aterrizaron esta semana en Madrid para denunciar el limbo legal en el que se encuentran estas personas, en un acto organizado por la ONG británica Minority Rights Group y el Movimiento de Mujeres Dominico-Haitiana (MUDHA). “Estas personas existen, pero no pueden hacer uso pleno de su vida”, asegura a este periódico Diendomi, abogada del colectivo Reconoci.do. No pueden obtener un empleo formal, acceder a la universidad, recibir asistencia médica o una pensión de jubilación. Tampoco casarse legalmente, inscribir el nacimiento de sus hijos, viajar al extranjero, ejercer el derecho al voto o presentarse a unas elecciones. Acaban en su mayoría en la economía sumergida, como empleados del hogar o vendedores ambulantes. “La vida cotidiana de una persona afectada es un trauma, una humillación”, añade esta humilde hija de bracero haitiano que con ocho años entró de trabajadora doméstica y acaba de licenciarse en Derecho. MÁS INFORMACIÓN * República Dominicana se aísla por su posición sobre los migrantes haitianos * La otra crisis de refugiados * Medio millón de apátridas por una sentencia del Supremo dominicano * República Dominicana y Haití dialogan sobre las tensiones migratorias * Los dominicanos hijos de haitianos, en el limbo entre dos sentencias Se trata de una situación legal que lastra vidas y deja historias de frustración, relatan las abogadas. Como las de mujeres arrastradas a la prostitución por la falta de perspectivas, de víctimas de violencia de género que no pueden recibir acompañamiento legal, de hijos que se quedan sin manutención paterna o de chicos que no han podido fichar por un equipo de béisbol o aprovechar una beca de estudios en Estados Unidos por falta de partida de nacimiento. “Condiciona hasta la pareja”, apunta Morón. “Cuando un hombre se enamora de una mujer, la primera pregunta que surge es si es de origen haitiano, porque si ella no tiene documentos quizás él acabe viendo lleno de impotencia como su hijo tampoco los obtiene”. El Gobierno dominicano argumenta que se trata de un tema migratorio y que estas personas son haitianas, país que otorga la nacionalidad por descendencia. Consciente del problema, aprobó en 2014 un plan de regularización y naturalización. Fue “un paso en la dirección correcta”, pero “no garantizaba la restitución automática de la nacionalidad dominicana a todas las personas que se habían visto privadas de ella arbitrariamente”, lamentaba Amnistía Internacional el año pasado en su informe Sin papeles no soy nadie. El programa dividía a los afectados entre quienes en algún momento habían sido inscritos en el Registro Civil y aquellos cuyo nacimiento nunca había sido declarado. Del primer grupo, formado por unos 55.000 personas, poco más de 10.000 han recibido sus documentos, por una mezcla de trabas, colas interminables y vaivenes administrativos, explica Diendomi. El segundo sigue en tierra de nadie. Morón cree que el tema de fondo de la falta de documentos es el racismo y los recelos del país a aceptar su afroidentidad. “Los dominicanos no queremos que nos vinculen con la negritud, sino con los españoles”, señala esta hija de dominicanos que ha acabado del lado de los nuevos apátridas desde la ONG MUDHA. Un color de piel más claro distingue a los nativos desde generaciones de los negros descendientes de haitianos, algunos de los cuales tratan de ocultar su origen castellanizando sus nombres y apellidos herencia de la colonización francesa. (BUTTON) Archivado en: * Nacionalizaciones * República Dominicana * Caribe * Inmigración * Migración * Latinoamérica * Demografía * Discriminación * América * Economía * Problemas sociales * Sociedad Más información * Miles de dominicanos de origen haitiano pierden sus derechos políticos Miles de dominicanos de origen haitiano pierden sus derechos políticos * Los parias del Caribe Los parias del Caribe Internacional Sin Estado cuando más falta hace Agencias de la ONU y ONG alertan de la vulnerabilidad de los apátridas ante la crisis del coronavirus Vendedores sobre un puente en un campo de refugiados rohingya en Bangladés, el 23 de enero pasado. Vendedores sobre un puente en un campo de refugiados rohingya en Bangladés, el 23 de enero pasado.Allison Joyce / EL PAÍS Antonio Pita Madrid - 11 abr 2020 - 20:55 UTC En el largo listado de olvidados del planeta, para quienes el aislamiento por el coronavirus es más una cuestión de supervivencia que de aburrimiento, varios millones ni siquiera tienen un Estado al que pedir ayuda. Son los apátridas, personas que –por diferentes carambolas legales o prácticas discriminatorias– carecen de nacionalidad y viven generalmente en los márgenes, sin acceso a sanidad, vivienda o trabajo legal. La suerte ante la pandemia de un colectivo tan vulnerable como disperso, mayoritariamente en África y Asia, ha llevado a agencias de la ONU y a ONG a encender la luz de alarma. Por un lado, para pedir a los Estados que no dejen atrás a quienes carecen de nacionalidad, particularmente expuestos a la disyuntiva entre hambre o virus. Por otro, para advertir de que prevenir la expansión de la Covid-19 entre los ciudadanos de un país sin preocuparse de que se extienda entre las bolsas de apátridas supone dispararse en el pie. “En muchos países, los apátridas, o no tienen acceso a la sanidad o es demasiado cara para ellos”, explica Melanie Khanna, responsable de la sección de apatridia de ACNUR, la agencia de la ONU que sigue el tema. No es solamente la capacidad de recibir ayuda o pagarla si se cree tener coronavirus, es también el miedo a salir a la luz, a acudir a un centro médico u organismo oficial donde les pidan una documentación de la que carecen. “En un campo de refugiados se pueden hacer test, pero los apátridas no saldrán a hacérselos por temor a ser detenidos por falta de papeles”, agrega. Malasia, por ejemplo, ha anunciado que no arrestará ni cobrará la “tasa de extranjero” a los apátridas que acudan a los centros médicos con motivo de la pandemia. La brecha entre la mayoría de la población y los apátridas, refugiados o migrantes en situación irregular se agranda en momentos como estos, en los que apelaciones como “quédate en casa” solo tienen sentido en algunos contextos. “Tienen un mayor riesgo potencial de contraer enfermedades, incluyendo la Covid-19, porque suelen vivir en sitios superpoblados, sin acceso a saneamientos básicos”, apunta Tarik Jasarevic, portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Grandes ciudades, por lo general; a menudo en poblados chabolistas u otro tipo de asentamientos, con trabajos en negro de los que dependen para subsistir día a día y retos como obtener agua y jabón o comprender la lengua en la que se comunican las recomendaciones sanitarias. “Los Estados no siempre saben dónde están. Son invisibles para los Estados, pero no para el virus”, lamenta Joshua Castellano, director ejecutivo de la organización de derechos humanos Minority Rights Group International, con sede en Londres. También los refugiados atraviesan estos días una situación terrible, pero al menos cuentan con un documento que les permite recibir atención médica y en su mayoría están en campos, en condiciones duras pero con ciertas infraestructuras básicas, señala Khanna. O los inmigrantes en situación irregular: también “invisibles”, pero con la nacionalidad de un Estado que al menos teóricamente puede ayudarlos. Bastantes residen, además, en Estados desarrollados, algunos de los cuales dan atención médica a sin papeles. La situación de los apátridas es particularmente frágil, lo que a su vez fragiliza a todos. “Cuando los recursos están al límite, es casi normal, que no comprensible, que se centren en las personas registradas. Pero si no se tiene en cuenta a quienes no lo están, es difícil luchar contra el virus. Si dejas a alguien atrás, estás dejando a todos atrás. Es también una cuestión de pragmatismo”, señala Castellino. Los apátridas lo son porque ningún Estado los reconoce como nacional propio. La casuística es variada. Por ejemplo, conflictos legales, como cuando un niño nace en un país que otorga la nacionalidad únicamente por descendencia, pero el país de los padres solo se la da a quien nace en su territorio. O porque las autoridades revocan la nacionalidad por discriminación étnica o religiosa. O por descender de padres apátridas, no haber sido registrado al nacer o haber sido víctima de un movimiento forzoso de población. Son los casos de los rohingyas de Myanmar (que, además de apátridas, son refugiados), de descendientes de migrantes en Costa de Marfil, de los bidún en Kuwait, de romaníes en Europa, de minorías étnicas en Tailandia, de decenas de miles de kurdos en Siria... “No tienen por qué tener una situación de persecución, sino una privación de derechos derivada de que no se les reconoce una nacionalidad”, matiza Francisco Ortiz, oficial de Protección de ACNUR en España. “Y ese no reconocimiento les impide a acceder a muchos derechos: no se pueden casar, ni tener propiedades, ni ir a la escuela, ni a un sistema público de salud, dependiendo de los países”. Los cálculos oscilan entre 10 y 15 millones de personas, pero las organizaciones insisten en que, precisamente porque los Estados no los contabilizan, resulta imposible determinar su número. Además de la afirmación genérica en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de que “toda persona tiene derecho a una nacionalidad”, hay dos protocolos específicos sobre la apatridia: uno de 1954 y otro, de reducción de los casos, de 1961. “El problema”, explica Montserrat Abad, catedrática de Derecho Internacional de la Universidad Carlos III de Madrid, “es que el primero tiene solo 94 Estados parte y el segundo, 75”. Es decir, menos de la mitad de los Estados miembro de Naciones Unidas. En 2014, ACNUR lanzó la campaña IBelong (Yo pertenezco, en inglés) con el objetivo de acabar con la apatridia para 2024. Aunque es casi imposible que se logre, varios países han ratificado los convenios en los últimos años y Kirguistán se convirtió en 2019 en el primer país en acabar con la apatridia. Con información de Erika Rosete. Los apátridas en el mundo Myanmar/Bangladés: En 1982, Myanmar, de mayoría budista, aprobó una ley de ciudadanía que convirtió en apátridas a la mayoría de los rohingyas, musulmanes que descienden del sur de Asia. Huyendo de lo que la ONU ha calificado de “intento de genocidio”, muchos abandonaron el país. Hoy hay cientos de miles en Myanmar y alrededor de 900.000 en la vecina Bangladés. Además de apátridas, son refugiados. Costa de Marfil: Hay 692.000 apátridas, descendientes de migrantes de países vecinos que durante el siglo XX fueron a trabajar a las plantaciones de café y algodón. Tailandia: Unas 479.000 personas son apátridas, en su mayoría miembros de minorías étnicas como los Yao, Hmong y Karen, que viven en la montañosa zona fronteriza con Myanmar y Laos. También los seminómadas moken, conocidos como los gitanos del mar, en el mar de Andaman. Estonia y Letonia: Al disolverse la URSS, muchos rusos étnicos permanecieron en los nuevos Estados bálticos y quedaron definidos como “no ciudadanos”. En Letonia, se cuentan casi 221.000 apátridas y, en Estonia, 78.000. Siria: Antes del inicio en 2011 de la guerra civil en el país, había aproximadamente 300.000 apátridas. Kurdos del noreste a los que se privó de nacionalidad en 1962 en un esfuerzo por arabizar la región. Los datos actuales de la ONU sugieren que el número ha caído a 160.000, pero puede deberse en parte a que muchos han huido de la guerra. Sus descendientes en los campos de refugiados en Líbano y Jordania podrían acabar siendo apátridas. Kuwait: Hay cerca de 92.000 apátridas en el país, según los datos de Naciones Unidas, aunque otras estimaciones apuntan a un número superior. Se les conoce como bidún, que es la abreviatura de “bidún yinsiya” (sin nacionalidad, en árabe). Algunos tienen sus orígenes en tribus nómadas que se movían libremente por el Golfo. Nepal: Las autoridades aseguran que no hay apátridas en el país, pero los expertos estiman que podrían ser cientos de miles. Parte del problema proviene de una ley que prohíbe a las mujeres casadas con extranjeros pasar su nacionalidad a los hijos. República Dominicana: Un fallo judicial de 2013 convirtió de facto en apátridas de forma retroactiva a los haitianos residentes en territorio dominicano al determinar que los hijos de progenitores extranjeros en situación irregular nunca habían tenido derecho a la nacionalidad. La sentencia afectó a los nacidos entre 1929 y 2007, unas 200.000 personas. Las autoridades, que consideran que son haitianos, tienen en marcha un plan para resolver el problema. Irak: Los apátridas se cuentan en más de 47.000, entre ellos bidún (ver el apartado de Kuwait) y kurdos faili, que históricamente han residido a ambos lados de la frontera con Irán. En 1980, el régimen baazista revocó la nacionalidad a más de 100.000 faili. A muchos se les ha devuelto desde entonces. Europa: Decenas de miles de romaníes son apátridas a consecuencia de las particiones de Yugoslavia y Checoslovaquia, o de desplazamientos por las guerras (Kosovo y Bosnia) o por la incapacidad de registrar a los hijos por falta de certificados de nacimiento o títulos de propiedad, que dificulta determinar de dónde son. / REUTERS ¿Aumentará Francia la legión de apátridas? 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Aún no había estallado la polémica sobre la distinción entre los nacidos en Francia y los nacionalizados franceses y el Gobierno no se había visto obligado aún a retirar la referencia a los binacionales de su polémico proyecto de ley pendiente de la aprobación del Senado para retirar la nacionalidad a los terroristas. (BUTTON) En ese texto, se estipula que Francia puede retirar la nacionalidad a todos los franceses, y por tanto, convertir a alguien en apátrida. Lo cierto es que el país no ha ratificado la Convención de Naciones Unidas de 1961 para Reducir los Casos de apatridia. Esta convención que han ratificado cerca de medio centenar de países en el mundo, estipula que los Estados signatarios no privarán de nacionalidad a ningún individuo si esa privación les hace apátridas. Pero también precisa que esos mismos Estados pueden conservar la facultad de privar a un individuo de nacionalidad si esa persona tiene un comportamiento gravemente perjudicial para los intereses vitales del Estado. En otras palabras, anque Francia ratificase el texto, seguiría teniendo la posibilidad de hacer apátridas. Al menos legalmente. Cerca de 12 millones de personas a lo largo y ancho del planeta carecen de nacionalidad. En ocasiones, por avatares de la historia como el desplome de la URSS o la guerra en Bosnia. Otras, por fallos en los servicios de registros civiles en sus países de nacimiento. A veces son etnias o minorías que se encuentran de repente, en virtud de una decisión política privadas de su nacionalidad. Este es el caso de los rohingya, una minoría musulmana que dejó de ser oficialmente birmana en 1982. A los apátridas se les niegan a menudo los derechos humanos fundamentales, como el acceso a la salud, educación, vivienda y empleo. Privar a un individuo de su nacionalidad por terrorismo representa una nueva etapa y crea una situación inédita. Sólo el Tribunal europeo de Justicia y el Tribunal Europeo de derechos humanos podría frenar en seco a Francia si pretende pasar de la teoría a la práctica, pero llevaría años. Los apátridas de Egipto Un pequeño retrato de Ahmed Awadalla Escrito porAhmed Awadalla Traducido porLourdes Sada Traducción publicada el 01/11/2012 9:00 GMT Los apátridas son las personas que no tienen nacionalidad. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), hay más de 12 millones de apátridas en el mundo. En ocasiones, el concepto de apátrida se confunde con el de refugiado. No obstante, muchas personas apátridas no son refugiados porque nunca han cruzado una frontera. Aunque la Declaración Universal de los Derechos Humanos afirma que todo el mundo tiene derecho a una nacionalidad y prohíbe su privación arbitraria, los apátridas existen por diferentes causas: la discriminación sexual, étnica y religiosa son los factores principales. Los apátridas suelen sufrir múltiples violaciones de sus derechos humanos, y no tienen acceso a derechos básicos como la educación, el empleo, la sanidad o la participación política. Los apátridas son frecuentes en el mundo árabe. Los palestinos son un claro ejemplo, ya que su nacionalidad no está reconocida por otros países. Además, los habitantes de Jerusalén que no han solicitado la nacionalidad israelí no tienen nacionalidad. Los bidoon (sin nacionalidad) de Kuwait y otros países del Golfo, los refugiados de Tinduf en Argelia y la minoría negra de Mauritania a son otros ejemplos de apátridas en el mundo árabe. La existencia de leyes que impiden la transmisión de la nacionalidad por vía materna a los hijos si el padre no es ciudadano del país en que nacen también es una de las causas principales de que haya apátridas en países como Irak y Omán. Aunque el tema de los apátridas no resulta muy visible, algunos activistas han alzado su voz y utilizan los medios sociales para darle notoriedad. En Kuwait, la reivindicación en línea es una importante herramienta para arrojar luz sobre la lucha de los Bidoon. Mona Kareem a, autora de Global Voices, ha iniciado el blog Bidoon Rights [en] para documentar la situación de esta comunidad en Kuwait En Egipto, Abdullah Elshamy [ar], periodista de Al Jazeera [ar], comentó en Twitter los detalles de su visita a la tribu azazma, en la parte oriental de la península del Sinaí. Elshamy tuiteó: نوتات عن البدون في مصر: كنت اليوم في زيارة الى قبيلة العزازمة في شرق سيناء قرب الحدود مع فلسطين مسافة ١٥٠ كيلومتراً من العريش #بدون_مصر @abdallahelshamy: Notas sobre los apátridas de Egipto: Hoy he visitado a la tribu azazma al este del Sinaí, cerca de la frontera con Palestina, a 150 km de Arish. Y añadió: هذه القبيلة تعيش منذ عشرات السنين هنا دون جنسية مصرية . لا توجد عندهم سوى وحدة صحية دون موظفين و التراب يعلو كل شيئ فيها #بدون_مصر @abdallahelshamy: Esta tribu lleva décadas viviendo sin nacionalidad egipcia. Solo tienen una unidad sanitaria sin personal y totalmente cubierta de polvo. Continúa: قال لي شيخهم: نريد من الرئيس مرسي الذي سمعنا عنه أنه رجل عادل أن يحل مشكلتنا لكي يستطيع أبنائنا السفر والعمل #بدون_مصر @abdallahelshamy: El líder de la tribu me dijo: Hemos oído que el Presidente Morsi es un hombre justo y le pedimos que resuelva nuestro problema para que nuestros hijos puedan viajar y trabajar. La tribu azazma es una sociedad nómada diseminada entre los desiertos del Néguev y del Sinaí, a ambos lados de la frontera entre Egipto e Israel. En el Sinaí hay entre 3000 y 5000 miembros de la tribu. Cuando acabó la ocupación israelí del Sinaí, los miembros de la tribu azazma esperaban obtener la nacionalidad egipcia, pero solo les concedieron «documentos de paso» sin nacionalidad definida. En un artículo de 2008 [ar] titulado Azazma, people of the border or border for the people? [Azazma, ¿gente de la frontera o frontera para la gente?], el poeta y bloguero Ashraf AlAnany plantea difíciles preguntas sobre la historia de los azazma, su compleja relación con Israel y la deslealtad hacia Egipto que propaga su calidad de apátridas. AlAnany escribió: أعتقد أننا هنا أمام خيارين لا ثالث لهما , أولهما أن يستمر وضع هؤلاء علي الحدود هكذا مرشح علي الدوام كبؤرة توتر ، هم مواطنون “ بدون “، فكيف نطالبهم بالانخراط في هذا البلد ومعاملتهم كأبنائه ، لهم ما لأبنائه من حقوق وعليهم ما علي أبناءه من واجبات ؟؟؟؟؟ أما الخيار الثاني الذي أعتقد أن كثيرين سيعارضونه فهو أن تعطي مصر الجنسية لهؤلاء ، وهو خيار سيقول من يعارضه بأن عزازمة 1953 مهجرون تم تهجيرهم من قبل قوات الاحتلال ، وسيقول المغالون : كيف تعطي الجنسية لأبناء قبيلة يشتغل بعضها مع الإسرائيليين كأدلاء وقصاصي أثر في سلاح الحدود ” مشمار قفول ” وكجنود أو ضباط في الكتيبة البدوية ، كيف نضمن ولائهم في وضعية كهذي Creo que tenemos dos opciones: la primera es mantener su situación en la frontera y que siga siendo un punto de tensión. No tienen nacionalidad, así que ¿cómo vamos a pedirles que se integren en este país y a tratarles como ciudadanos con todos los derechos y deberes? La segunda opción, que creo que encontrará mucha oposición, es que obtengan la nacionalidad egipcia. Los opositores alegarán que en 1953 los azazma fueron desplazados a la fuerza por las tropas de ocupación. Otros llevarán el debate a otro nivel y dirán «¿Cómo dar la nacionalidad a una tribu que trabaja como guías para los israelíes en la División de la Guardia Fronteriza y como soldados u oficiales en las tropas beduinas, cómo garantizamos su lealtad?» Elshamy publicó fotos de su visita a la tribu: apátridas en Egipto Foto de uno de los jeques de la tribu mostrando su documento de paso, el único papel oficial que tiene. Fotografía publicada por @abdullahelshamy en Twitter tribu azazma apátrida en el Sinaí foto de niños de la tribu, por @abdullahelshamy No obstante, los azazma no son los únicos apátridas en Egipto. Como a los palestinos que huyeron a Egipto y a otros países árabes no se les concedió la nacionalidad y perdieron la original, muchos de ellos son ahora apátridas. Aparte de eso, hay pequeños grupos de armenios apátridas en Egipto. Las personas de origen mixto etíope-eritreo también pueden ser apatridas y algunos buscan asilo en este país. Hasta hace poco, las personas que profesan la fe bahaí [en] no podían obtener documentos oficiales, como certificados de nacimiento o tarjetas de identidad, porque su fe no estaba reconocida por el estado. En 2008, el tribunal administrativo dictaminó que se podían expedir documentos a los bahaíes sin mencionar su religión, lo que se consideró un paso histórico [en] hacia su integración El año pasado, ACNUR inició una campaña para combatir la condición de apátrida, animando a los países a firmar acuerdos dirigidos a reducir el número de apátridas. Salvo por Túnez, Libia y Argelia, los países árabes no han firmado acuerdos de este tipo. «Somos refugiados, pero podría decirse rechazados» «Nos están acorralando. Europa no quiere acoger. No somos un número, detrás de cada cifra hay una historia». Habla Marah Rayan, mujer, refugiada y apátrida. Artículo Sinay Sánchez ¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC? Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 5 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos). COLABORA 21 Jun 2017 Marah Rayan refugiado palestino apatrida Artículo Sinay Sánchez Sinay Sánchez Cada minuto se producen 20 desplazamientos forzosos en todo el mundo. La guerra, la violencia, la persecución o la violación sistemática de los derechos humanos han obligado a 65,6 millones de personas a huir de sus hogares en 2016. Esta cifra recoge el mayor número de desplazados jamás registrado y representa 10,3 millones más que en 2015, período en el que el mundo pareció abrir los ojos ante el conflicto civil sirio, que para entonces ya sumaba cuatro años de escalada y que hasta la fecha ha dejado 5,5 millones de refugiados. Pero este no es el único territorio azotado por la miseria, el hambre y los horrores de la guerra: Irak, Afganistán, Yemen, República Democrática del Congo, República Centroafricana o Sudán del Sur también se suman a la extensa lista de países en conflicto. a Mientras millones de personas arriesgan su vida y la de sus seres queridos en peligrosas travesías por tierra y mar, pagan desorbitadas cantidades económicas en busca de refugio o mueren en el intento, la comunidad internacional se muestra impasible ante la puesta en marcha de las leyes, los tratados y acuerdos internacionales en materia de protección para los refugiados. Así lo demuestra la historia de Marah Rayan, una joven refugiada palestina apátrida que fue criada en Siria hasta que tuvo que salir del país a causa de la contienda. La vida sin una nacionalidad Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), una persona apátrida es «aquella que no es reconocida por ningún país como ciudadano acorde a su legislación», y cuyo marco legal se encuadra en la Convención sobre el Estatuto de los apátridas de 1954 y en la Convención para reducir los casos de apatridia de 1961, ambas aprobadas por la Asamblea General de Naciones Unidas. Se trata de un limbo legal que afecta a alrededor de 10 millones de personas en todo mundo. La historia de Marah se remonta a 1948, cuando sus abuelos maternos y paternos salieron de Palestina para establecerse en Jordania y Siria respectivamente tras el primer conflicto árabe-israelí. Su madre adoptó la nacionalidad jordana, mientras que su padre permaneció como refugiado palestino apátrida residente en Siria sin ninguna posibilidad de reconocimiento debido a las leyes del país, condición legal que también adoptó Marah desde su nacimiento, y que actualmente comparten más de 5 millones de personas. Tras haber vivido 13 años en Siria, tuvo que trasladarse a Jordania durante tres años por problemas familiares. «Después de este tiempo volví a Siria y solo seis meses después estalló la guerra en marzo de 2011», cuenta Marah en una conversación con Ethic. «Todos sabíamos que algo iba a pasar en Siria. El presidente no habló con el pueblo para saber qué quería, lo que hizo fue reprimir violentamente las manifestaciones», explica refiriéndose a ola de protestas sucedidas en Oriente Medio y el Norte de África en el marco de la Primavera Árabe, que también se expandieron a suelo sirio. «Entonces, nos mudamos a una zona residencial de Damasco donde se ubicaba una fábrica de alimentación. Eso era lo que todo el mundo creía antes de la guerra. Cuando estalló el conflicto, nos dimos cuenta de que realmente producía armamento biológico y que pertenecía al gobierno de Bashar al Assad», continúa. Aquel enclave se encontraba a medio camino entre el frente del Ejército sirio y el de los rebeldes. «Estuvimos viviendo en la frontera de la guerra. Una vez el ejército sirio entró a mi casa y nos cogió como rehenes porque éramos civiles y pensaban que los rebeldes no iban a disparar. Lo que la gente no sabe es que a los rebeldes tampoco le importan los civiles, así que dispararon», recuerda. La búsqueda de un futuro mejor Marah cursaba estudios de Filología Inglesa e intentaba llevar una vida normal pese al conflicto, pero no era fácil. «Lo peor de la guerra es el silencio. No saber qué va a pasar. Se presentan cuestiones como volver de la universidad y no encontrar a tu familia o a tus amigos. Hay bombardeos, escasez de alimentos, cortes de electricidad…». En 2013, Marah solicitó una beca Eramus para poder salir del país. «Llegué a España en el mes de septiembre y empecé a estudiar Comunicación Audiovisual en la Universidad de Salamanca», cuenta. «Hablé con varios abogados para hacer reagrupación familiar, porque mi familia se encontraba en Suiza, pero esto no era posible». Si la situación jurídica de los refugiados ya se tercia complicada, la condición de apátrida de Marah dificulta más el proceso legal para buscar su protección en territorio español. «Somos refugiados, pero podría decirse rechazados», dice Marah. «Desde las administraciones están acorralando a los refugiados. Los refugiados no tienen futuro. Europa no quiere acoger, no quiere hacer nada, aún sabiendo lo que está pasando», se queja. «Los refugiados sirios, palestinos, africanos, asiáticos o de cualquier lugar también son seres humanos y nos parecemos más de lo que pensamos. No solo somos un número, detrás de cada cifra hay una historia». Una voz para los jóvenes refugiados Actualmente, Marah ha conseguido graduarse y está elaborando una plataforma para desmontar los prejuicios construidos entorno a millones de niños y jóvenes refugiados, de manera que sean ellos mismos los que expliquen sus diferentes realidades al margen de los medios de comunicación. Además, esta joven trabaja como intérprete voluntaria de español, árabe e inglés con Cruz Roja y ACCEM ONG. Sueña con convertirse en corresponsal y documentalista para poder contar las historias de aquellos que más lo necesitan y así acercar las realidades que conforman el mundo. «Somos más similares de lo que pensamos, no importa cuál sea tu cultura o país de procedencia. Eso es lo que quiero demostrar», concluye. Opinión La apatridia, un desafío global y humanitario abril 05 de 2019 Por: Observatorio de Venezuela OV_URosario Los apátridas son personas que nacen y viven en condiciones donde no pueden acceder a la nacionalidad o que nacieron en un Estado que jurídicamente no les otorga este derecho. En la actualidad, la mayoría de ellos son migrantes o refugiados. Son en gran medida una población invisible para la estructura estatal. Por lo tanto, es muy difícil determinar el número exacto de personas que están en esta situación a nivel mundial. Algunos estudios sugieren que el número oscila entre 15 a 17 millones y, según ACNUR, cerca de un tercio de los apátridas son niños y niñas. Los efectos de no tener nacionalidad son graves, pues los apátridas tienen un acceso mínimo a los derechos civiles básicos que para la mayoría de nosotros son naturales y damos por sentado. No tienen un país propio y por lo tanto no cuentan con protección diplomática ni pueden portar pasaporte y documentos de identificación; tienen dificultades para salir de un país por vías regulares, casarse, abrir cuentas bancarias, acceder a la educación, seguridad social o a un empleo formal; y su descendencia corre también el riesgo de ser apátrida. No tener nacionalidad inicia un espiral de vulneración de derechos que impide a las personas ejercer su condición de individuos frente al Estado y de llevar una vida digna y segura con garantías jurídicas. Sus causas son múltiples, complejas y derivan de diversos e imbricados escenarios como sistemas de registro de nacimiento que le niegan el derecho a la mujer de dar la nacionalidad automática a sus hijos en países como Arabia Saudita, Bahréin, Irak, Nepal, Omán y otros veinte Estados más; endurecimiento en las legislaciones sobre ciudadanía y nacionalidad; colapso de los Estados y su capacidad operativa institucional en registro e identificación; difíciles e inseguras condiciones de movilidad humana y refugio; y la omisión de los Estados en el cumplimiento de los marcos jurídicos internacionales, especialmente en materia de Derechos Humanos. La Convención sobre el Estatuto de los apátridas de 1954, la Convención para reducir los Casos de apatridia de 1961, el Pacto de San José de 1978, el Plan de Acción de Brasil de 2014 y otros ordenamientos relativos a la nacionalidad, constituyen el marco base de derecho internacional para mitigar la apatridia como un problema humanitario que genera una violación sistemática de los derechos humanos y libertades fundamentales de las personas. Aunque estos acuerdos se han desarrollado y especializado por más de seis décadas, el número creciente de apátridas o de personas en riesgo de apatridia es una realidad. Producto en gran medida por el aumento de la migración irregular de refugiados y la omisión y negligencia de los Estados en cumplir los compromisos internacionalmente. Poblaciones despojadas territorialmente como los Biharis en Bangladesh y los tártaros de Crimea en Ucrania; o de pueblos perseguidos como los rohingya en Myanmar; o los indonesios en Papua y Nueva Guinea y los haitianos en República Dominicana, incluso la situación de las familias migrantes ante el endurecimiento de las nuevas políticas de ciudadanía en Estados Unidos, son casos que tienen en común a miles de personas en situación o en riesgo de apatridia; y en Colombia la presencia de hijos de migrantes sin nacionalidad es un asunto que cada vez genera más preocupación. Según la Registraduría Nacional, entre el 2015 y 2018 nacieron en Colombia 25 mil hijos de madres venezolanas. Los niños fueron registrados, pero no tienen el derecho a la nacionalidad colombiana ni son oficialmente venezolanos. Una cifra que plantea varias preguntas ante el actual cierre fronterizo, la ruptura de relaciones diplomáticas con un gobierno que para Colombia es ilegítimo y un contexto de una crisis humanitaria que durante los próximos años seguirá expulsando migrantes, entre ellos, muchas madres gestantes en condiciones críticas de salud. Además, el nacimiento de hijos de migrantes irregulares en tránsito provenientes del Caribe, África subsahariana o China, que desde hace varios años hacen presencia en Colombia, implican también al gobierno retos en materia de acompañamiento institucional, acceso a derechos y nacionalidad. La nacionalidad es un Derecho Humano. Es decir, es una obligación y no una aspiración o expresión de buenas intenciones de los Estados. La eficacia de estas acciones dependerá de un compromiso regional y de la coordinación y articulación de medidas multilaterales, que, bajo principios de corresponsabilidad, favorezcan la movilidad humana en condiciones dignas. __________________________________________________________________ Por: María Clara Robayo León Investigadora del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario @MariaCRobayo __________________________________________________________________ AQUÍ HABLAMOS DE Migrantes venezolanos apatridiaComunidad internacional ¡Comparte! * * * * El Azar de Güiria Atroz. Así es la marca del poder sobre la vida y la muerte impresa en la veintena de cuerpos humanos descubiertos a mediados de diciembre a la deriva, entre Venezuela y Trinidad en el Caribe. Lina Arroyave Cerrar las fronteras terrestres genera discriminación Lina Arroyave Cerrar las fronteras terrestres genera discriminación El cierre de las fronteras terrestres afecta principalmente a las personas migrantes que no tienen recursos económicos y que ante la falta de alternativas tienen que huir a pie para sobrevivir. Esta forma de discriminación se conoce como aporofobia. Kelina Puche Carrascal Migrantes cualificados Kelina Puche Carrascal Migrantes cualificados Muchos migrantes ante la falta de oportunidades se ven obligados a entrar a estos oficios, que son totalmente dignos y necesarios en la sociedad, pero que no se ajustan a sus perfiles, desaprovechando sus potenciales. Proyecto Migración Venezuela EDITORIAL | ¿Feliz navidad? Para los migrantes no tanto Proyecto Migración Venezuela EDITORIAL | ¿Feliz navidad? Para los migrantes no tanto Llega diciembre y, para muchos migrantes, lo hará sin su alegría. No solo porque viven la precariedad tras una incompleta estrategia de integración y una pandemia que los ha golpeado como a nadie sino porque la esperanza de ver recuperada a Venezuela cada día parece desvanecerse más. Filippo Grandi Feliz no deseado aniversario Filippo Grandi Feliz no deseado aniversario El 14 de diciembre la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados cumple 70 años. Tratándose de una organización que debió haber dejado de existir después de tres años, esta es una incómoda efeméride que no nos entusiasma celebrar. 2015 > 2015/07 > Un pasaporte para los apátridas Dotar de una existencia legal a diez millones de seres humanos Un pasaporte para los apátridas Algunos dirigentes políticos franceses han mencionado la idea de privar de su nacionalidad a los “islamistas”, arriesgándose a crear nuevos apátridas. Por el contrario, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, ha comenzado a hacer entrega de un documento de identidad municipal a los indocumentados de su ciudad. La iniciativa no deja de recordar al pasaporte Nansen, creado en el periodo posterior a la Primera Guerra Mundial. por Chloé Maurel, julio de 2015 El número de ciudadanos privados de existencia legal en sus países de residencia se multiplica por todas partes. En Europa, cientos de miles de sin papeles corren el riesgo de ser recluidos en cualquier momento en uno de los trescientos noventa centros de retención administrativa con los que cuenta el continente. En China, más de doscientos cincuenta millones de migrantes interiores (mingong), que han cambiado de provincia sin autorización oficial en busca de un trabajo y de un futuro mejor, han quedado relegados a poseer un estatus de ciudadano de segunda clase; pierden así el acceso a servicios básicos como la educación o la sanidad. En Canadá, los “ciudadanos perdidos” –en muchos casos amerindios no amparados por la ley sobre la ciudadanía de 1947– son apátridas en su propio país. La situación se asemeja a la de los bidoun (los “sin”, de lo que se sobreentiende “sin nacionalidad”) de Kuwait, (...) La cantidad de niños apátridas en Europa se cuadruplica Una familia apátrida en Skopje, Macedonia. © UNHCR/Roger Arnold Una familia apátrida en Skopje, Macedonia. 14 Febrero 2019 Migrantes y refugiados Los menores tienen acceso limitado a los derechos y servicios básicos como la educación y la atención médica, y pueden enfrentar discriminación de por vida. Se necesita acción inmediata para terminar con este flagelo. Alrededor de medio millón de personas en Europa son apátridas, muchos de ellos niños, y se necesitan medidas urgentes para que ningún pequeño nazca, o permanezca sin nacionalidad, expresaron la Agencia de la ONU para los Refugiados y UNICEF en un comunicado conjunto. A medida que ha aumentado el número de niños solicitantes de asilo desde 2010, también ha incrementado el número de menores identificados como apátridas. En 2017, alrededor de 2100 menores se registraron como tal, una cifra cuatro veces mayor en comparación con 2010. Los niños sin nacionalidad tienen acceso limitado a los derechos y servicios básicos como la educación y la atención médica, y pueden enfrentar la discriminación de por vida. La falta de documentos oficiales puede ponerlos además en mayor riesgo de sufrir violencia, abuso y trata, y poner a ellos y a sus familias en riesgo de ser arrestados y detenidos. La vida se apila contra un niño apátrida desde el principio. “La vida se apila contra un niño apátrida desde el principio. Como todos nosotros, pueden soñar y tener esperanza, pero los obstáculos legales que enfrentan a menudo significan que sus sueños son frustrados antes de que sean adultos, y que su potencial se desperdicie", aseguró Pascale Moreau, directora de la oficina para Europa de ACNUR. Los más afectados Según la Agencia, existen tres tipos de niños que se ven particularmente afectados: el primero, aquellos que nacen apátridas en Europa porque sus padres también lo son , o porque no pueden heredar su nacionalidad debido a la discriminación de género y las brechas en las leyes al respecto; el segundo, son los niños que nacen en Europa pero sus nacimientos no son registrados al nacer en poblaciones minoritarias vulnerables como los romaníes; y el tercero, los niños de países con poblaciones apátridas que llegan al continente como refugiados y solicitantes de asilo. "Todos los niños tienen derecho a un nombre y una nacionalidad. Los gobiernos no solo tienen la responsabilidad de adoptar salvaguardas que impidan que un niño nazca apátrida, sino también de brindar asistencia legal y apoyo para garantizar que cada niño apátrida se dé cuenta de su derecho a la ciudadanía", dijo Afshan Khan, director regional de UNICEF. Las soluciones UNICEF y ACNUR proponen una serie de soluciones efectivas y sostenibles de bajo costo para abordar mejor la apatridia infantil en Europa: * Asegurarse de que cada refugiado o niño migrante sin nacionalidad esté debidamente identificado y protegido al llegar a Europa. * Simplificar los procedimientos para permitir que los niños apátridas adquieran una nacionalidad lo antes posible. * Adoptar o enmendar la legislación para incluir salvaguardas que otorgan la nacionalidad a todos los niños nacidos en un país. Además, campañas de información dirigidas a las familias con mayor riesgo de apatridia pueden ayudar a identificar a los niños no registrados y apoyan a las familias con los procedimientos de registro. Para estar informado de la actualidad internacional, subscríbete a nuestro boletín. Descarga nuestra aplicación Noticias ONU para IOS o Android. apatridia|Derechos humanos|niños|Europa Noticias relacionadas Una madre y su hijo saliendo de Venezuela y en camino hacia Cali, Colombia. Niños venezolanos, control de armas en EE.UU... Las noticias del martes Los menores que cruzan el Tapón del Darién proceden de más de cincuenta países diferentes UNICEF urge a que se permita desembarcar en Europa a los niños de navíos humanitarios en el Mediterráneo El director de la organizacion Ferghana Valley Lawyers Without Borders, Azizbek Ashurov, con sede en Kirguistán, es el ganador del Premio Nansen al Refugiado 2019 de ACNUR. El abogado que logró acabar con la apatridia en Kirguistán Letonia Los apátridas rusos buscan identidad El estatus de la minoría rusófona, herencia de la independencia del país tras el fin de la URSS, sigue dividiendo a la sociedad. Tras el fracaso de un referéndum sobre el uso del idioma ruso, ahora se debate sobre la cuestión de la ciudadanía. Publicado en 15 mayo 2013 a las 11:49 * - Lietuvos Rytas (Vilna) A Vladimir Linderman no se le puede acusar de no tener ideas ni entusiasmo. Él fue quien hace poco desató pasiones con su idea del referéndum para legalizar el ruso como segunda lengua oficial en Letonia. El fracaso del referéndum no sorprendió a nadie. Ahora, en el centro de sus preocupaciones se encuentran los que se denominan no ciudadanos. Le gustaría que estos "extranjeros", en su mayoría personas de nacionalidad rusa, sin ciudadanía letona o de cualquier otra clase, puedan obtener automáticamente un pasaporte letón. [Letonia establece una diferencia entre ciudadanía y nacionalidad. La ciudadanía señala la pertenencia a un país, la nacionalidad se determina según un criterio étnico]. Mientras el Kremlin se lamenta por la situación calificada de deplorable de los rusófonos apátridas, la mayoría de los no ciudadanos tienden a no querer cambiar nada. No haber nacido en la familia correcta Marina Afanasenko, de 51 años, trabaja como barrendera. Entre los residuos, unos pedazos de carteles electorales recuerdan que Riga se prepara para las elecciones municipales [el 1 de junio]. Pero para Marina, estos trozos de papel son sólo basura. Porque esta mujer no puede votar. "Mi marido y yo pensamos que las campañas electorales son como un enorme espectáculo televisivo. Cada noche, ante la televisión, observamos quién ha sido elegido, quién ha vuelto a unirse a la coalición. Pero hace ya 20 años que no tenemos ninguna influencia en este proceso", suspira Marina. Pertenece a los 300.000 no ciudadanos. "Y todo porque no nací en la familia correcta", explica. Sus padres rusos emigraron a la Letonia ocupada por los soviéticos en 1947 y 1952. Cuando se restableció la independencia, sólo se reconoció como ciudadanos letones a los que lo fueran antes del 17 de junio de 1940, fecha de la ocupación soviética. Esta ley se aplica automáticamente a sus descendientes. "Puedo entender que mis padres, que eran inmigrantes en este país, no pudieran obtener la ciudadanía, pero mis hijos y yo hemos nacido en Letonia. No somos responsables de lo que ocurriera antes de nuestro nacimiento", comenta la señora Afanasenko. Para obtener la ciudadanía, es necesario aprobar un examen por escrito de lengua y de historia. Aunque Marina aprendiera letón, seguiría teniendo un problema. No podría admitir que la Unión Soviética ocupó Letonia. Es la respuesta correcta en la pregunta del examen de historia. "En realidad creo que no hubo ocupación. Letonia se adhirió voluntariamente a la Unión Soviética. ¿Por qué me obligan a mentir?", expone Afanasenko. Un Parlamento para los no ciudadanos Kristine es una joven rusófona de unos treinta años, de cabello oscuro. A diferencia de Marina, no le preocupa si realmente se produjo o no la ocupación. Sale de las oficinas letonas para obtener la naturalización, donde acaba de aprobar el examen de historia. "Acabo de aprobar", comenta exultante la joven. De aquí a tres o cuatro meses, volverá aquí para cambiar su pasaporte violeta de apátrida por un pasaporte azul letón. Pero a Kristine no le preocupa el color del pasaporte. "Creo que en breve me marcharé a Gran Bretaña, porque como ciudadana letona ya no tendré ningún obstáculo". Responde perfectamente al perfil típico del no ciudadano que aprueba el examen en Letonia. "Las solicitudes de naturalización aumentan cuando surgen ventajas relacionadas con la ciudadanía letona. Por ejemplo, en 2005 [un año después de la entrada en la UE], alrededor de 20.000 no ciudadanos solicitaron su naturalización. Tres años después, cuando la Comunidad de Estados Independientes y luego Rusia aseguraron a los no ciudadanos la exención de visados, el número de solicitudes descendió en gran medida", explica el jefe de la oficina letona para la naturalización. En los últimos años, apenas 2.000 personas han solicitado la naturalización al año. Una de las nuevas ideas de los grupos de apoyo a los no ciudadanos son las elecciones alternativas. "El congreso para los no ciudadanos" tiene pensado organizar unas elecciones este año, cuando los letones elijan a sus representantes locales. La finalidad de este movimiento es crear un parlamento que se pueda ocupar de los derechos de los no ciudadanos. "Cualquier habitante de la UE que viva en Letonia desde hace menos de un año puede votar e incluso ser elegido. Pero yo no puedo, aunque haya nacido aquí y haya residido en el país toda mi vida", afirma Vladimir Linderman. Es difícil creer que este hombre de aire amable y que domina el letón es el que amenazara con inmolarse desde lo alto de la torre de la iglesia de San Pedro en 2001, cuando se celebró el proceso de los bolcheviques rusos en Letonia. "He decidido solicitar la ciudadanía rusa", afirma. "Rusia ofrece jubilaciones a partir de 55 años, mientras que en Letonia hay que esperar a los 65 años", comenta Marina. Pero la pregunta entonces es si Rusia está dispuesta a acogerle. Suscríbase al boletín de Voxeurop en Español ____________________ Puedes darte de baja en cualquier momento * Cheija, la apátrida que sabe dónde está su hogar “Yo nací bajo una jaima. No sabes otra cosa que ser refugiado”. Cheija lleva 29 años viviendo de prestado, en lugares que no siente suyos. “Siempre supe que los campamentos no eran mi casa”, dice esta saharaui nacida en los campos de Tindouf, en medio del desierto de Argelia, y residente en España desde 2007. La determinación ilumina los ojos y el discurso de Cheija, quien para contar su vida tiene que remitirse a mucho antes de que ella naciera, a 1975 y la “mal llamada Marcha Verde”, donde miles de marroquíes entraron a pie en la, hasta entonces, colonia española del Sahara Occidental. “Eso fue lo que se veía en las televisiones, mientras ellos bombardeaban a la gente, las intimidaban y mataban, ahí empezó el exilio saharaui. La gente huyó de la guerra como cualquier refugiado. Y mis padres fueron de los que tuvieron que huir a los campamentos, y ahí nací yo”, resume. En los campamentos tienes que ir a buscar agua y después elegir entre beber o ducharte Click To Tweet Aunque asegura que no tuvo una infancia triste, Cheija recuerda la vida en los campamentos como “una lucha diaria” en la que tienes que ir a un pozo a buscar el agua y después elegir entre beber o ducharte, “siempre preguntándote por qué estás ahí”. La tarjeta de presentación de Cheija hoy podría calificarse de modélica: 4 idiomas, grado de Estudios Ingleses por la Universidad Complutense, estudiante (mientras trabaja) en un máster de traducción jurídica y otro de Derechos Humanos, y unas ganas desbordantes de comerse el mundo. Sin embargo, para respirar tranquila y saber que no iba a ser expulsada de España tuvieron que pasar 5 años “trabajando de lo que sea”: el tiempo que pasó desde que presentó su solicitud de apatridia en 2008, hasta que llegó su aceptación en 2013, justo antes del fin de permiso de residencia. Esa carta que ya ni esperaba le cambió la vida. “Era la lluvia en el desierto en agosto”. IFRAME: https://www.youtube.com/embed/PRtnZwmo5Zo La patria de los saharauis Cheija llega a España en 2007 llena de ilusiones. Sus padres tuvieron la nacionalidad española por lo que no imaginaba que tendría tantos problemas para conseguir “los papeles”. El año siguiente, a través de CEAR, solicita la apatridia como única forma para poder quedarse en el país. La inmensa mayoría de concesiones de apatridia en España son para población saharaui Click To Tweet Parece contradictorio que la inmensa mayoría de concesiones de apatridia en España (1.151 en 2015) sean para población saharaui, quienes tienen muy claro cuál es su patria y la lucha por la independencia del Sahara Occidental está más que presente en su día a día. Además, Cheija señala otra contradicción. España, el país que le reconoce la apatridia está en el origen de esa situación, al haber repartido el Sahara Occidental “como si fuera un filete” entre Marruecos y Mauritania en los Acuerdos de Madrid de 1975, y desde entonces no haya impulsado la celebración de un referéndum sobre el futuro de su antigua colonia. A pesar de su correctísimo español y sus títulos universitarios, esta joven saharaui siente que buena parte de la sociedad le hace sentirse extranjera “porque eres árabe, musulmán y con tez más oscura”. Cuando eres apátrida “te sientes que eres rara, que no perteneces a ningún sitio”, explica Cheija, quien solo se imagina su futuro luchando por la independencia de la que siente como su patria, aunque nunca la haya pisado. “Yo aspiro al hogar, al Sahara”. Cheija solo se imagina su futuro luchando por volver su hogar, el Sahara Occidental Segn sus certificados de nacimiento, eran "hijos de extranjeros transentes": Casi 400 personas aptridas han confirmado su nacionalidad chilena lunes, 25 de junio de 2018 Twittear Valentina Gonzlez Nacional El Mercurio Se estima que an quedan unos dos mil casos por rectificar en el pas. La principal dificultad es localizarlos despus de aos que fueron inscritos bajo la antigua forma. De nia, Maha Mamo siempre sinti pasin por el deporte. Disfrutaba del atletismo y del bsquetbol; sin embargo, nunca pudo representar a su colegio en un equipo. Esto, porque no tena nacionalidad. Era -y todava sigue siendo- aptrida, como unos 10 millones de personas en el mundo. Su padre es cristiano y su madre, musulmana. Como en Siria no les permitieron un matrimonio interreligioso, la familia se fue a vivir a El Lbano. All, los nios no pudieron ser inscritos debido a que sus progenitores no eran de sangre libanesa. As fue como Maha y sus hermanos quedaron en condicin de aptrida. "La nica pregunta que me haca cuando nia, era �quin soy? �A dnde pertenezco?", explica Mamo. "El gran problema es pertenecer; puedes sentirte excluido de las cosas ms pequeas y tambin de las ms grandes", aade. Tambin en Chile En el pas, hasta 2014, los nacidos de migrantes en situacin irregular podan quedar inscritos como hijos de extranjeros transentes, y no como chilenos. Ese ao el concepto se acot a los nios de tripulantes y turistas; sin embargo, varios nacimientos quedaron bajo el criterio anterior y, por lo tanto, hubo personas sin una nacionalidad. A fines de 2015, se inici el programa "Chile Reconoce", para localizar a quienes estaban en esa situacin. Para esto reunieron fuerzas el Gobierno, organizaciones civiles, clnicas jurdicas de universidades y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Hasta la fecha, segn el Acnur, en el marco del programa se ha confirmado la nacionalidad en 395 casos en Chile y se estima que an faltan cerca de dos mil. Lo ms complejo es saber dnde estn. "Incluso nos hemos encontrado con gente que no sabe todava qu significa que en su certificado de nacimiento diga 'hijo de extranjero transente'", explica Delfina Lawson, jefa nacional de Acnur en Chile. Quienes estn en situacin de aptrida, dice Lawson, "son discriminados. Haba nios que queran ser parte del Servicio Militar y no podan. No pueden obtener un pasaporte", agrega. Un orgullo Hoy, Mamo vive como refugiada en Brasil y recorre el mundo como activista, buscando generar conciencia en torno a la apatridia. Recientemente estuvo en Chile, en un encuentro regional de Acnur, y conoci a Camilo, un nio que hasta este ao no tena nacionalidad. "Cuando naci, ni su mam ni yo estbamos con situacin migratoria regular. Fue inscrito como hijo de extranjeros transentes", explica su padre, Wellingthon Castillo, de nacionalidad peruana residente en Chile. Cuando lleg la cdula de identidad de Camilo, fue un alivio. "Ya no tena miedo de ir a los hospitales o inscribirlo en cosas. Est muy orgulloso de ser chileno", dice su padre. Cruzada internacional En abril, Chile complet el proceso de adhesin a las convenciones de Naciones Unidas sobre la apatridia. Michele Manca di Nissa, jefe regional de Acnur para el Sur de Amrica Latina, afirma que la regin se ha convertido en lder en la materia. "La mayora de los pases, incluido Chile, ha adherido a ambas convenciones y est implementando proyectos para identificar, prevenir y resolver los casos de apatridia presentes en sus territorios", detalla. lvaro Bellolio, jefe del Departamento de Extranjera y Migracin (DEM) del Ministerio del Interior, asegura: "Nuestro compromiso es 'los nios primero'; para nosotros es fundamental que no haya ningn nio en apatridia en el pas". Acerca de la dificultad de localizar a quienes se encuentran en esta situacin, aadi que la aprobacin del proyecto de ley de migraciones podra contribuir, ya que el DEM podra convertirse en un servicio a nivel nacional y as tendra una mayor presencia a lo largo del territorio. COMPROMISO Chile concluy este ao el proceso de adhesin a los convenios de la ONU sobre la lucha contra la apatridia. ''Ellos son discriminados. Muchos nios relatan situaciones de bullying en el colegio". DELFINA LAWSON Jefa nacional de Acnur en Chile ''El gran problema es pertenecer; puedes sentirte excluido de las cosas ms pequeas y tambin de las ms grandes". MAHA MAMO Activista aptrida Crónica. La audacia de dos espíritus apátridas En el período de entreguerras, una mujer polaca y judía abre en Berlín una librería francesa. Un documento único. 23/03/2017 19:28 "Los libros tienen su destino”. Lo sabían los latinos: Habent sua fata libelli. En el 2005, en un depósito de descartes de los Compañeros de Emaús, en Niza, algo así como en Buenos Aires los locales del Ejército de Salvación en Nueva Pompeya, un escritor aficionado a husmear entre los libros condenados al olvido abrió un volumen ajado, atraído por el título, una cita del evangelio de San Lucas: “Nada donde apoyar la cabeza” (Rien où poser sa tête). El nombre de la autora, Françoise Frenkel, le resultaba desconocido. Fue la dedicatoria lo que lo decidió: “A los hombres de buena voluntad que resistieron hasta el fin”. Leyó el libro de un tirón, fascinado por la historia vivida y narrada sin patetismo por la autora, y también por el destino de una obra publicada en Suiza en 1945 por una editorial hacía tiempo desaparecida. ¿Cuándo, cómo había llegado a ese descarte de Niza? Rescatemos los nombres de quienes rescataron este libro singular: Michel Francesconi fue aquel primer lector. El lo envió a Frédéric Maria, asesor de editoriales en París, y este se lo hizo leer a Thomas Simonnet, director de una de las colecciones de Gallimard. Entusiasmado, Simonnet entendió que necesitaba un prólogo de un nombre prestigioso para imponer el libro de una autora desconocida, de quien no se lograba hallar un rastro. No cualquier nombre: el de un autor cuya obra estuviese en sintonía con la experiencia narrada en el libro. La elección, inevitablemente, recayó en el autor de Dora Bruder: Patrick Modiano. ¿Quién era Françoise Frenkel y qué cuenta en su único libro? Judía polaca nacida en 1889, enamorada de la cultura francesa hasta el punto de cambiar su nombre original, Frymeta, por Françoise, estudiante de literatura en la Sorbona antes de la Primera Guerra Mundial, en 1921 funda en Berlín, en sociedad con su marido, judío ruso, la primera librería francesa de la ciudad. Es necesario medir la audacia de estos apátridas en el contexto de la francofobia palpitante en un país derrotado, desangrado por las indemnizaciones impuestas por los vencedores, parcialmente ocupado en la zona del Rin por el ejército francés. Frenkel invitó a dar conferencias en su librería a Gide, a Colette, a Henri Barbusse y organizó lecturas del teatro de Marivaux y de Labiche. Entendió de inmediato que una librería tenía que ser un salón literario informal, donde los lectores pudieran encontrarse, dialogar, descubrir. La llegada al poder del nacional-socialismo en 1933 hizo cada vez más difícil la vida de la librería que, milagrosamente, no cerró hasta 1939, de un día para otro, cuando Frenkel partió hacia París con una sola valija. Este refugio provisorio postergó por muy poco tiempo un destino colectivo. A pesar de una carta del entonces primer ministro francés atestiguando sus “altos servicios a la cultura francesa”, Frenkel debió iniciar un largo éxodo en el momento de la Ocupación. En la “zona libre” del Sur, pasa de ciudad en pueblo, de granero en escondites hasta que, después de dos intentos fallidos, logra cruzar clandestinamente la frontera suiza en 1943. Su marido, que había creído posible permanecer oculto en París, cayó en las redadas de 1942, fue enviado a Auschwitz y pereció en las cámaras de gas. En Suiza, en una pequeña ciudad al borde del lago de los Cuatro Cantones, Frenkel redacta su odisea en las pocas horas libres que le dejan las tareas necesarias a su subsistencia. Lo que hoy impresiona más al lector es la generosidad de su mirada. No cree necesario insistir en el horror, la prepotencia, la injusticia. Habla de la gente solidaria: una pareja de peluqueros en Niza, soldados italianos que ocupaban la ciudad hasta que el ejército alemán irrumpió en la “zona libre”, resistentes anónimos en las montañas de Saboya. En los intersticios asoman las colas angustiosas en los consulados para obtener una visa improbable, también los matrimonios “blancos” para conseguir una nacionalidad protectora. En 1945 su libro es publicado en Ginebra, una sola reseña aparece en una publicación de un grupo feminista, y el rastro de Frenkel se pierde. En el momento en que Gallimard decide exhumar el libro, Frédéric Maria se lanza en busca de documentos sobre la autora: son los que componen el apéndice del libro. Es aquí donde la realidad de los hechos se confunde con la ficción de Modiano, que a menudo buscó en viejas guías de teléfonos y avisos clasificados de los diarios el material de sus novelas. ¿Qué queda de un individuo sin fama ni descendencia? Un recibo por el depósito de un baúl en un guardamuebles de París, en vísperas de huir hacia el sur, el comunicado de su posterior incautación por la Gestapo, el testimonio de un matrimonio de amigos de Berlín para apoyar un pedido de indemnización (documento emitido en Buenos Aires en 1959, lo que permitiría abrir una narración paralela con personajes secundarios), y lo más silenciosamente patético: el inventario del contenido de esa valija, vestidos, guantes, zapatos, máquina de escribir… De la vida de Frenkel después de la publicación de su libro no se han hallado rastros. En algún momento volvió a Niza, porque allí está registrada la fecha de su muerte, en enero de 1975. Su libro permanece, testimonio de una existencia oscura, sin duda compartida por muchos, y monumento a un individuo de excepción por su altura moral. Lo ha traducido al castellano Adolfo García Ortega, también él, como Modiano, en sintonía con el personaje y su historia: es el autor de El comprador de aniversarios, premiada novela sobre la larga sombra de Auschwitz. Una librería en Berlín, Françoise Frenkel. Seix Barral, 293 págs. Los bebés sin patria que podría dejar el éxodo venezolano en Colombia Más de 8.200 mujeres venezolanas en estado de embarazo entraron al país. Sus bebés nacerían en Colombia y no serían colombianos. Este es nuestro primer aporte a #PanasEnColombia, una iniciativa de Acnur, El Tiempo, W Radio y Dejusticia. Por: Lucía Ramírez Bolívar, Silvia Ruiz | octubre 9, 2018 Juliana llegó a Colombia hace unos pocos meses empujada por el hambre y la pobreza que se vive en Venezuela. No sólo está preocupada por ella y la familia que deja sino por el bebé que viene en camino. Juliana tiene 5 meses de embarazo y la falta de comida y atención médica en su país de origen los pusieron a ella y a su bebé en riesgo y la obligaron a salir de Venezuela. Además de las dificultades que implica migrar forzosamente a otro país, muchas mujeres en la misma situación de Juliana se enfrentan a una barrera adicional ¿cuál será la nacionalidad de sus hijos si nacen en Colombia? Aunque muchas madres y padres venezolanos piensan que sus bebés obtendrán la nacionalidad colombiana de manera automática, existen unos requisitos claros para poder acceder a este derecho. ¿Qué significa entonces nacer en Colombia y no ser colombiano? De acuerdo con el artículo 96 de la Constitución Política, la nacionalidad colombiana se puede obtener por nacimiento o por adopción. Se adquiere por nacimiento cuando alguno de los padres es colombiano o cuando siendo extranjeros, uno de ellos esté domiciliado en Colombia. La nacionalidad por adopción se obtiene cuando los extranjeros adquieren una carta de naturalización o cuando habiendo nacido en Latinoamérica y el Caribe y teniendo un estatus migratorio legal la persona le solicite al gobierno ser inscrito como colombiano. Así, para la hija de Juliana la posibilidad de adquirir la nacionalidad colombiana dependerá del estatus migratorio de sus padres. En la práctica, las autoridades han interpretado el requisito del domicilio para los padres extranjeros como el hecho de contar con estatus migratorio. Tener un domicilio en Colombia implica tener residencia en el país y el ánimo de permanecer en ella. Es decir que los hijos de padres y madres extranjeros en situación migratoria irregular no podrían adquirir la nacionalidad colombiana. Nacer sin acceso a una nacionalidad implica el riesgo de convertirse en apátrida. De acuerdo con las Convenciones Internacionales, una persona es apátrida cuando no ha sido reconocida por ningún estado como nacional suyo y por lo tanto no tiene un vínculo político y jurídico con un país. ¿Qué implica entonces ser apátrida? Imagine no poder acceder a servicios básicos como la salud, la educación, no tener autorización para trabajar, ni votar, o incluso no tener la posibilidad de registrar su matrimonio o el nacimiento de sus hijos. La falta de protección de un estado deja a las personas apátridas en situación de indefensión y vulnerabilidad. Ser apátrida es como ser invisible. La apatridia en el mundo y en las Américas La mayoría de casos de apatridia en el mundo se deben a la existencia de leyes discriminatorias y arbitrarias (apatridia de derecho) como las de Myanmar, que excluyen de la ciudadanía a la minoría Rohinyá, y las del Líbano, que le niegan la nacionalidad a los hijos de madres libanesas y padres extranjeros, ya que la ciudadanía en ese país solo se transmite por la línea paterna. Otro caso de apatridia es el de las personas que nacen en territorios que no son reconocidos como estados o que son ocupados por otros gobiernos y que por lo tanto no tienen la capacidad para otorgar la nacionalidad a sus ciudadanos, como ocurre en Palestina y el territorio de Sahara Occidental. Así mismo, existen casos de apatridia que, aunque no están reconocidos en las normas internacionales, tienen los mismos impactos para quienes no pueden ejercer los derechos que se derivan de la nacionalidad. Este el caso de las personas que a pesar de tener una nacionalidad, no cuentan con la protección del Estado en el que nacieron (apatridia de facto), porque salieron de éste, por ejemplo, como refugiados, y se encuentran en otro país de forma irregular. Esta situación lleva a que tampoco cuenten con la protección del Estado que los recibe. Un ejemplo de este tipo de apatridia son los niños y niñas centroamericanos que han migrado a Estados Unidos, no tienen documentos que legalicen su situación migratoria y no pueden acudir a su Estado de origen (por medio de embajadas y consulados) a reclamar que éste los proteja. También se está en riesgo de apatridia cuando una persona no puede comprobar su nacionalidad aunque la tenga (apatridia de efecto). Por ejemplo, si una familia colombiana no registra a un recién nacido o no cuenta con ciertos documentos de identidad como la cédula o el pasaporte, no se puede demostrar la nacionalidad a pesar de su existencia. La situación se complica cuando por algún motivo esta familia es víctima de desplazamiento y debe cruzar alguna frontera internacional. Algunos estudios calculan que hay cerca de 136.000 personas apátridas en las Américas. Sin embargo, no hay claridad sobre la dimensión del problema pues por un lado existe un estimado mundial —10 millones de personas aproximadamente— y por otro un registro que realizan algunos gobiernos —3,9 millones de personas—. Esto implica que las personas apátridas en la región podrían representar entre el 1,5 y el 3,5% del del total de la población mundial en esta situación. Aunque en comparación con otras regiones, el porcentaje de personas apátridas es relativamente bajo, el continente no ha avanzado de manera decidida en implementar mecanismos para hacer frente a esta problemática. Un ejemplo de ello es que solo hasta junio de este año un país de América Latina otorgó por primera vez la nacionalidad a una persona apátrida, cuando Costa Rica le expidió la cédula a una señora que había vivido 69 años sin nacionalidad. A pesar de que la decisión de Costa Rica es un paso importante hacia la erradicación de la apatridia en la región y un ejemplo a seguir por otros países, es desconcertante que este reconocimiento suceda casi 60 años después de que se adoptara la Convención para Reducir los Casos de apatridia de 1961 de la cual varios países de la región son parte. El moderado avance de Costa Rica contrasta con las prácticas de desnacionalización de personas de descendencia haitiana en la República Dominicana, quienes fueron despojados de su nacionalidad retroactivamente por medio de un fallo judicial en el 2013 y que representan la gran mayoría de apátridas en la región. Desafortunadamente los avances para rectificar la situación han sido escasos e insuficientes. Riesgo de apatridia en Colombia Los niños y niñas nacidos en Colombia de padres venezolanos en situación irregular, es decir que no tienen un estatus migratorio, se encuentran en riesgo de apatridia. El gobierno colombiano no ha sido claro en definir si el hecho de tener el Permiso Especial de Permanencia les sirve a las madres y padres venezolanos para cumplir con el requisito de tener un domicilio en Colombia, y por ende, acceder a la nacionalidad colombiana. De acuerdo a las leyes venezolanas, los hijos de padres venezolanos nacidos en el extranjero pueden acceder a la nacionalidad de ese país acudiendo a la misión diplomática y siguiendo una serie de trámites. Sin embargo, por diversas barreras que van desde la falta de conocimiento para adelantar estos trámites hasta los obstáculos impuestos por los funcionarios de los consulados venezolanos, muchos de estos niños no están recibiendo la nacionalidad del país de origen de sus padres. El estado colombiano ha tomado algunas acciones para prevenir el riesgo de apatridia. Un ejemplo de ello es la expedición de la Circular 168 de 2017 de la Registraduría Nacional de Estado Civil que establece un procedimiento frente a los casos de niños nacidos en Colombia a quienes ni Colombia ni ningún otro estado le reconoce la nacionalidad. Si bien el objetivo de este procedimiento es certificar que la persona efectivamente se encuentra en situación de apatridia y que por lo tanto el estado colombiano debería reconocerle la nacionalidad, los diferentes trámites que se requieren, la intervención de múltiples instituciones, y la falta de conocimiento puede generar que este proceso sea muy difícil de implementar en la práctica. De esta manera, es urgente que las diferentes entidades que trabajan con población migrante y refugiada en el país se pongan al frente de este tema que ha pasado desapercibido debido a la necesidad de responder a la crisis humanitaria que se vive en el país por la llegada masiva de ciudadanos venezolanos. Se deben desarrollar estrategias de difusión de información y acompañamiento a las madres y padres venezolanos en situación irregular que han tenido a sus hijos en Colombia, que en últimas faciliten el acceso a la nacionalidad venezolana o la colombiana. Si no se le presta atención a esta situación, es muy probable que esté naciendo en Colombia una generación que será invisible. Coronavirus y migración: ¿respuestas desiguales? Por Jessica Corredor Villamil, Lucía Ramírez Bolívar | Abr 16, 2020 ¿A qué se enfrentan los militares venezolanos que desertaron? 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Niños saharauis que pasaban el verano en Jerez, en una visita al Ayuntamiento, hace dos años. Niños saharauis que pasaban el verano en Jerez, en una visita al Ayuntamiento, hace dos años. / manuel aranda Manuel Moure JEREZ, 02 Septiembre, 2018 - 01:39h FACEBOOK TWITTER WHATSAPP [flipboard_mrrw.png] Comentarios 0 La Audiencia Nacional ha desestimado darle la nacionalidad española a una niña residente en Jerez cuyo padre elevó su condición de apátrida ante el Ministerio del Interior. Según pudo saber este medio, los hechos ahora vistos por la Audiencia Nacional tuvieron lugar el 18 de abril de 2016 cuando el ministro del Interior denegó a la niña el reconocimiento del Estatuto de apátrida "por no concurrir en ella las condiciones establecidas en la Ley Orgánica 4/2000 ni en la Convención sobre el Estatuto de los apátridas de 1954". La recurrente, menor de edad, formuló la solicitud de reconocimiento de apátrida el 3 de septiembre de 2014, representada por su padre, Luis María. "En la solicitud afirma ser de origen saharaui y carecer de nacionalidad, habiendo nacido en 2002 en los campamentos de refugiados del Tinduf donde residió hasta su llegada a España en 2009". Para ello, junto a la solicitud finalmente denegada, acompañó los siguientes documentos: pasaporte mauritano, válido hasta el 10 de mayo de 2012; certificado de registro en el censo elaborado por la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental expedido a nombre de su padre en el campamento de Awsard el 27 de mayo de 1998; documento de identidad saharaui del padre de la solicitante expedido por la República Árabe Saharaui Democrática el 25 de mayo de 2003; certificado de registro en el censo expedido a nombre de su madre en el campamento de Dajia el 12 de febrero de 1998; certificado de nacimiento de su madre, expedido por el Registro Civil del Juzgado Cheránico de Aaiún y un documento de identidad saharaui expedido el 18 de febrero de 2007. Pese a tener pasaporte mauritano la familia aseguraba que todos eran saharauisLa pequeña recaló en la ciudad en 2008 dentro del programa 'Vacaciones en Paz' En la resolución impugnada el Ministerio del Interior analizó los hechos y la documentación presentada, y consideró que "la solicitante ha presentado un pasaporte expedido por las autoridades mauritanas, por lo que debe presumirse la nacionalidad mauritana de la interesada y, por otra parte, su representante y padre también aporta pasaporte mauritano, lo que refuerza la condición de nacional mauritana de la interesada". Además añade: "Que no todo saharaui, por el mero hecho de serlo, carece de nacionalidad. En el caso que nos ocupa, el posible origen saharaui de la solicitante no le impediría ostentar la nacionalidad mauritana, como lo pone de manifiesto la existencia de un pasaporte mauritano". Contra estos argumentos, el abogado de la familia alegó ante Interior que la menor "carece de nacionalidad por cuanto el Sahara Occidental, conforme al Derecho Internacional, es territorio sin Estado propio, ocupado ilegítimamente por Marruecos y en fase de descolonización". Con la demanda se aportó certificado de nacimiento, en la que consta que la niña nació en 2002 en Argoub (campamentos de refugiados saharauis en Argelia); certificado de 'ciudadanía saharaui' expedido por el delegado saharaui en Galicia; certificado expedido por la misma persona, sobre la venida a España de la recurrente en el programa 'Vacaciones en Paz' en 2008, "además de estar escolarizada desde 1º de Educación Primaria en el curso 2008/09 hasta 3º de educación Secundaria Obligatoria, curso 2016/2017 y contar con tarjeta sanitaria". La Audiencia Nacional apunta en su respuesta que "a la luz de la normativa expuesta se concluye que, desde un punto de vista jurídico, apátrida es aquella persona que no puede ser nacional de otro estado conforme a su legislación. Ello supone que quien solicite dicho estatuto ha de probar que reúne tal requisito, que no sea considerada como nacional suyo por ningún Estado, conforme a su legislación". La Sala consideró que en este caso "no cabe aplicar aquí el criterio que se viene aplicando a las personas de origen saharaui procedentes de los campamentos de refugiados de Argelia, a las que dicho país da acogida por razones humanitarias y dota de un documento de viaje con forma de pasaporte, que no acredita su nacionalidad argelina". De otro lado, desde la Audiencia Nacional se apuntó que "sin embargo, la recurrente aporta un pasaporte en el que se consigna su nacionalidad mauritana, sin que consten datos que permitan considerar que la nacionalidad que se consigna en su pasaporte no sea cierta ni que carezca de nacionalidad por el hecho de ser descendiente de saharauis. Por el contrario, su pasaporte constituye presunción de que tiene la nacionalidad referida". Ante la imprecisión de la respuesta, se reiteró la solicitud, acompañando copia de los pasaportes de la recurrente y de su padre, contestando la Embajada de Mauritania lo siguiente: "Para confirmar la nacionalidad mauritana de un ciudadano es necesario disponer de alguno de los siguientes documentos: nuevo número nacional de identificación mauritano correspondiente al censo biométrico del año 2011 y pasaporte biométrico". De otro lado cabe destacar que la sede diplomática de Mauritania, además, indicó que "la persona interesada también puede acudir a la sede de la Embajada para la toma de las huellas dactilares que permitirá comprobar si sus datos figuran en la base de datos biométrica de Mauritania y, en caso afirmativo, verificar el nuevo número de identificación nacional correspondiente al censo biométrico del año 2011". Ese trámite, según destaca la Audiencia Nacional, jamás se hizo, lo que llevó a los jueces a considerar que el camino más directo para proceder a comprobar la nacionalidad no se afrontó en ningún momento. Es por ello que la sentencia destaca que "a la interesada le competía destruir esa presunción de nacionalidad mauritana, acudiendo a la Embajada de Mauritania a fin de que se determinase que, efectivamente, no es nacional de dicho país". Es por todo ello que la Audiencia Nacional desestimó el recurso. Los familiares no aportaron las huellas dactilares La Audiencia Nacional solicitó a la Embajada de Mauritania en Madrid, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, que informase sobre la nacionalidad mauritana de la niña. Para ello se aportó una copia del pasaporte presentado. Acnur insta a República Dominicana a resolver situación de 6,400 “apátridas” La concesión de la nacionalidad se materializó por un decreto firmado el 16 de julio pasado por el entonces presidente del país Danilo Medina. (Efe/Archivo ) La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) expresó este miércoles su satisfacción por la decisión de República Dominicana de conceder la nacionalidad a 750 descendientes de haitianos, desprovistos de ella tras una polémica sentencia emitida en 2013, e instó al país a resolver la situación de otros 6,400 apátridas. La concesión de la nacionalidad se materializó por un decreto firmado el 16 de julio pasado por el entonces presidente del país Danilo Medina y “significa esperanza y dignidad para cientos de personas apátridas cuyas vidas han estado en el limbo durante muchos años”, dijo en un comunicado Matthew Reynolds, representante de la Acnur para Estados Unidos y el Caribe. “Felicitamos al Gobierno de República Dominicana por dar este importante paso para encontrar soluciones de nacionalidad para las personas nacidas y criadas en el país, y esperamos continuar con la cooperación constructiva con el Gobierno, encontrando soluciones prácticas para beneficio de todos”, agregó. Sin embargo, dijo que “aún así, hay miles de personas en República Dominicana que permanecen sin nacionalidad, ya que no son reconocidos como ciudadanos por la ley de ningún país”. En ese sentido, la Agencia de la ONU para los Refugiados “alienta al Gobierno a seguir trabajando en una solución para las 6,400 personas adicionales que han presentado solicitudes de naturalización”, indicó el comunicado. La polémica se remonta a 2013, cuando el Tribunal Constitucional (TC) dominicano decidió que los hijos de los extranjeros indocumentados no son dominicanos, lo que provocó el rechazo de gran parte de la comunidad internacional y dividió a la opinión publica en el país. La sentencia se aplicó de forma retroactiva a los nacidos después de 1929 y afectó directamente a decenas de miles de hijos de haitianos, muchos de los cuales quedaron apátridas en ese momento, puesto que nunca habían solicitado la nacionalidad haitiana. Las críticas internacionales suscitadas por la sentencia llevaron a las autoridades dominicanas a elaborar una ley en 2014 con la que ofrecieron la nacionalidad a una minoría de los afectados, los que ya tenían documentos de identidad dominicanos. En ese grupo se inscriben las citadas 750 personas beneficiadas. 5 de agosto de 2019 11:48 Colombia permite la nacionalización de 24 000 niños en riesgo de apátrida 1929 Agrandar/ Achicar Email Social print Facebook Twitter Google+ WhatsApp más redes+ Colombia es el principal país receptor de los más de 3,3 millones de personas que han salido desde 2016 de Venezuela, según cifras de la ONU. Colombia es el principal país receptor de los más de 3,3 millones de personas que han salido desde 2016 de Venezuela, según cifras de la ONU. Foto: EFE valore Descrición Indignado 0 Triste 0 Indiferente 0 Sorprendido 1 Contento 6 Agencia AFP El presidente de Colombia, Iván Duque, firmó este lunes 5 de agosto de 2019 un decreto que permite la nacionalización de 24 000 niños hijos de padres venezolanos y que nacieron en suelo colombiano que estaban en riesgo de apátrida. Los menores eran víctimas de un vacío jurídico, al no poder obtener la nacionalidad de su padres y chocar con la legislación colombiana, que no brinda la ciudadanía a alguien por el simple hecho de nacer en su suelo. “Hoy le muestra Colombia al mundo, una vez más, que aunque tenemos limitantes fiscales, que aunque tenemos un ingreso per cápita de menos de USD 8 000, muy inferior al de países europeos que han enfrentado crisis migratorias, nosotros sabemos hacer de la fraternidad también un sentimiento de solidaridad”, dijo el mandatario en un acto en la presidencial Casa de Nariño. Los menores estaban en riesgo de apátrida porque la “dictadura” de Nicolás Maduro les “ha entorpecido” el camino de obtener la nacionalidad venezolana al dejar de prestar servicio consular o por dejar de expedir documentación, agregó. La medida, que tiene una vigencia de dos años, permite que los menores cuyos padres sean venezolanos y que hayan nacido en Colombia a partir del 19 de agosto de 2015 obtengan la nacionalidad colombiana, explicó por su parte el registrador nacional, Juan Carlos Galindo. Colombia es el principal país receptor de los más de 3,3 millones de personas que han salido desde 2016 de Venezuela, según cifras de la ONU. A la nación andina han llegado 1,4 millones. Por eso ha pedido ayuda internacional ante su incapacidad de atender sola esta ola migratoria, considerada por las Naciones Unidas la de mayor magnitud en el hemisferio occidental en la historia contemporánea. “Falta mucho por parte de la comunidad internacional cuando se comparan las cifras de atención y de ayuda con otras situaciones similares en otras partes del mundo”, apuntó Duque. Colombia y Venezuela, sumida en una profunda crisis económica, comparten una porosa frontera de 2 200 kilómetros. Reacio a reconocer la crisis migratoria, Maduro rompió relaciones en febrero, luego de que Bogotá apoyara el fallido intento del líder opositor venezolano Juan Guaidó de ingresar ayuda humanitaria al país petrolero. Colombia secunda a Estados Unidos en la presión diplomática que busca forzar la salida de Maduro del poder y reconoce a Guaidó como presidente interino de Venezuela. * José I. Dávalos: ‘Esta población venezolana ha venido para quedarse’ España alcanza los dos millones de contagiados Los apátridas del coronavirus En tierra de nadie. El cierre de fronteras ha dejado tirados a decenas de españoles en China y a otros muchos sin opción de regresar a sus trabajos en el gigante asiático. Hay familias separadas, empleos perdidos y mucha precariedad económica y legal David Gómez Rollán posa con su familia en la provincia de Shandong. / David Gómez Rollán posa con su familia en la provincia de Shandong. David Gómez Rollán posa con su familia en la provincia de Shandong. Zigor Aldama ZIGOR ALDAMA Domingo, 17 mayo 2020, 12:45 telegram [ ] El fotógrafo y cineasta salmantino David Gómez Rollán viajó en enero a China con una misión muy especial: presentar a la hija que ha tenido con su pareja china a su familia política. Padre y madre llegaron entusiasmados a la pequeña localidad costera de la que es originaria ella, pero a los pocos días el mundo cambió por completo: la neumonía atípica que tenía en alerta a las autoridades de Wuhan se convirtió en el peligroso coronavirus que ahora amedrenta a todo el mundo, y los planes de la pareja se derrumbaron. «Íbamos a estar un mes más o menos, pero la cosa se complicó», recuerda Rollán, que se encuentra a una hora de la localidad de Rizhao, en la provincia nororiental de Shandong. «Se dio la casualidad de que el primer contagio en la región fue el de en un trabajador de este lugar. Así que enseguida hubo muchas restricciones. Nos quedamos sin transportes», añade. Justo cuando la familia tenía que regresar a Pekín para emprender el camino de vuelta a España, donde residen los tres, la capital china impuso la cuarentena obligatoria de dos semanas a todos los llegados de otras localidades. «Nuestro vuelo salía antes de esos 14 días, por lo que debíamos ir directos al aeropuerto para evitar la cuarentena. La única posibilidad que vimos era un viaje de algo más de 40 horas hasta llegar a Salamanca. Nos pareció que era demasiado para un bebé de cuatro meses recién cumplidos. Así que alargamos la estancia hasta mediados de marzo para intentar ir a Pekín y poder realizar la cuarentena», relata Rollán. Desafortunadamente para él, en febrero la epidemia trascendió las fronteras de China y se extendió por el mundo. Las aerolíneas comenzaron a cancelar sus enlaces con el gigante asiático, y su familia está ahora atrapada. La aerolínea le ofrece el primer vuelo a partir de julio, pero Rollán está a punto de agotar su visado chino, incluso después de la extensión automática de dos meses que ofreció Pekín a todos los que se encontraban en situación similar. Además, a su pareja también se le caduca en breve el permiso de residencia en España, lo que impediría su entrada en Europa. La única alternativa que se les ofrece es la de viajar con compañías chinas que cobran en torno a 2.400 euros por cada pasajero, una cifra inasumible para la familia. «No sabemos qué va a suceder», comenta el salmantino, afectado por la incertidumbre. No es el único, como él están una cuarentena de españoles que han quedado atrapados en China. alternative text Víctor Fernández hace senderismo en Hong Kong. Víctor Fernández hace senderismo en Hong Kong. Víctor Fernández hace senderismo en Hong Kong. (BUTTON) Víctor Fernández hace senderismo en Hong Kong. Víctor Fernández hace senderismo en Hong Kong. En la misma situación, pero al otro lado de la frontera, se encuentra Víctor Fernández. Este trabajador vasco del sector de automoción también está retenido 'de facto', pero en Hong Kong. No puede regresar a Shanghái, la ciudad en la que reside. Y todo porque, en una llamativa muestra de hipocresía diplomática, después de haber criticado a los países que restringían los movimientos de sus ciudadanos, China prohibió el pasado 28 de marzo la entrada a su territorio de extranjeros. Y ha dejado fuera incluso a quienes cuentan con permiso de residencia, como Fernández. «Pisoteando derechos» Así, miles de ciudadanos de todo el mundo se han visto expulsados 'de facto' de la segunda potencia mundial. Independientemente de que su hogar y su trabajo estén en China. De momento, no hay fecha para la reapertura de la frontera, aunque el país ha comenzado a permitir el regreso de algunos altos directivos -pero no de sus familias-. «Es una muestra más de cómo China actúa sin atenerse a estándares internacionales y pisoteando los derechos más básicos de los ciudadanos. Si esto lo hubiese hecho la Unión Europea con los residentes en China, Pekín habría puesto el grito en el cielo y habría criticado la xenofobia que tan bien le viene cuando no son los chinos quienes la practican», comenta un diplomático europeo bajo condición de anonimato. El caso de Fernández es especialmente rocambolesco: llegó a Hong Kong -ciudad que se rige por un sistema diferente al de la China continental- el pasado 20 de marzo después de hacer una carambola de vuelos que le costó la friolera de 3.200 euros. «Sabía que me iban a poner en cuarentena, pero confiaba en que, después de los 14 días, podría entrar a China», cuenta. Desafortunadamente, Pekín anunció el cierre de la frontera cuando a él le quedaban solo dos días de confinamiento en una habitación de hotel. Desde entonces, se ha visto forzado a alquilar un apartamento en las afueras de la excolonia británica a la espera de poder reincorporarse a su puesto de trabajo. «No creo que suceda antes de julio», apostilla resignado. El tiempo lo mata leyendo y practicando el senderismo. Sin duda, Fernández ha tenido suerte. Mantiene su trabajo y se las arregla para desempeñarlo a distancia. Pero hay quienes están siendo menos afortunados. Jorge Barberá, por ejemplo, viajó a España el 29 de enero y se ha quedado sin poder regresar a la ciudad en la que reside, Guangzhou. Por si fuese poco, su permiso de trabajo está a punto de caducar y, si no lo renueva, tendrá que iniciar todo el proceso desde cero. «Mi empresa me ha comunicado que todos los trámites están aprobados, y que solo tendría que ir a Inmigración para entregar el pasaporte. Pero, si no puedo regresar, no puedo hacer el trámite», cuenta. El cineasta David Gómez Rollán está atrapado en China desde enero, cuando fue a presentar a su hijo a sus suegros El perjuicio económico es importante, ya que su sueldo se ha reducido en un 90%. Pero más dura es la separación forzosa de su mujer, que se ha quedado en China y tampoco podría regresar a España. «Además, su empresa ha cerrado temporalmente. Se dedica al sector textil y todas sus ventas se centran en Latinoamérica y Estados Unidos, donde ahora mismo está todo cerrado», añade Barberá. Como la suya, muchas familias han quedado separadas por una frontera. Es el caso de un empresario español que hizo el viaje inverso a Rollán: se trasladó a España con motivo de la Navidad con su mujer china y la hija de pocos meses que tienen ambos, cuya nacionalidad también es china. «Nació allí y para obtener la nacionalidad española debería renunciar primero a la china, algo que no tiene por qué hacer hasta que cumpla los 18», explica el padre, que prefiere no dar su nombre. El problema es que, aunque él sea español, su hija recibe el mismo tratamiento que cualquier otro inmigrante, y accede a España con un visado ya caducado. Oficialmente, el bebé se encuentra en situación irregular. «Fui a la Policía cuando todavía estaba en vigor y me aseguraron que por el coronavirus esto lo pasarán, pero no sé cómo lo controlarán. Teóricamente, al haber estado ilegal en España, cuando vuelva a pedir un visado se lo denegarán», añade. La niña también podría tener problemas para salir del país con un permiso caducado. Sin poder regresar a China Peor están otros entrevistados para este reportaje que, al no poder regresar a China, han perdido su trabajo y, en consecuencia, también su permiso para entrar al país. Ricardo Moya aún sigue contratado. «Justo había aceptado un trabajo de mi misma empresa para relevar al responsable de Operaciones de nuestra filial en Pekín y para mudarme allí con mi familia por un mínimo de cinco años», relata. Moya hace lo que puede por desempeñar sus funciones desde su casa en Madrid, pero el coronavirus ha puesto en solfa su proyecto de vida. «Estuve en diciembre para preparar el relevo y tengo un piso alquilado con casi todas mis pertenencias dentro. Pero ahora no sé cuándo podré entrar al país, cuándo recibiré el permiso de trabajo, o si se cancelará y tendré que empezar de cero. Incluso está en duda que mi empresa finalmente decida enviarme allí», concluye. Un joven entrenador de fútbol, que también prefiere mantenerse en el anonimato, está en una situación incluso más precaria. En su caso, el problema está en que, además de haberse quedado sin ingresos durante el tiempo que permanece fuera de China, el casero al que alquila una habitación en Shanghái quiere deshacerse de los inquilinos rompiendo el contrato, por lo que podría quedarse en la calle y tener que pedir a algún amigo que recoja sus cosas y se las envíe -con el abultado desembolso que ello conlleva-. Es una incertidumbre que ha dado al traste con innumerables proyectos, muchos de los cuales ya no se retomarán. El impacto en el ámbito empresarial es sustancial. «Las empresas europeas establecidas en China desean retomar la normalidad, pero se ven afectadas por el cierre casi total de la frontera. Muchos empresarios y expertos técnicos se han quedado en el extranjero, sin posibilidad de regresar, y su ausencia provoca dificultades tanto en las operaciones cotidianas de las empresas como en grandes proyectos de inversión», explica a este diario el vicepresidente de la Cámara de Comercio Europea en China, Carlo D'andrea. Noelia Pérez, en China. / Noelia Pérez, en China. Noelia Pérez, en China. Los polémicos vuelos de repatriación La mallorquina Noelia Pérez nunca pensó que terminaría gastándose casi todos sus ahorros tratando de salir de China, país al que llegó como estudiante del idioma. Pero es lo que le ha sucedido. Cuando regresó de las vacaciones de Año Nuevo, preparada para dar un vuelco a su vida y empezar a trabajar como guía turística en la ciudad de Kunming, estalló la epidemia del coronavirus. Pérez trató de cambiar el billete que había adquirido con Iberia para regresar a España y se encontró con que el enlace se había cancelado sin aviso previo. «Entonces me compré de nuevo un vuelo, esta vez con Emirates, pero una semana antes de que saliera el avión, de nuevo me lo cancelaron», recuerda. Fue en ese momento cuando se interesó por los vuelos de repatriación que han estado operando diferentes países europeos. «Contacté con las autoridades españolas y me avisaron de que era muy probable que hubiese uno, pero a la semana me dijeron que había sido rechazado», cuenta decepcionada. Le propusieron que viajase con la polaca LOT -vía Pekín, Varsovia y Frankfurt- y Pérez adquirió los billetes. Pero las autoridades alemanas le advirtieron de que no era seguro que la dejasen entrar en su territorio. Así que tuvo que volver a cancelar sus planes. «En todo este tiempo he invertido casi 2.000 euros que no sé si voy a recuperar», se lamenta. A eso hay que añadir los costes de mantenerse en China sin trabajo. «Sin un vuelo de repatriación es casi imposible regresar a casa», sentencia. El salmantino David Gómez Rollán, atrapado en el noreste de China, es uno de los 39 españoles que también lo reclaman. Todos señalan que Iberia opera el trayecto Shanghái-Madrid tres veces a la semana, y que la compañía ha tenido sobre la mesa el vuelo para llevarlos a casa. El problema es que, a pesar de que el avión es de pasajeros, lo que transporta es carga: sobre todo, material sanitario. Y ése es un escollo insalvable. Por seguridad «La cabina de pasaje va llena de cajas atadas con redes a los asientos, así que no están disponibles para pasajeros», explica un piloto español que ha realizado varios vuelos de repatriación. «Por seguridad, en un vuelo de carga de esa índole no se puede transportar pasaje. Además, si llevamos pasaje hay que volar con más auxiliares. Y eso también cuesta dinero», añade. En China ni siquiera la UE se plantea fletar ahora un vuelo como los habilitados en un inicio para sacar a los que vivían en Wuhan. Diplomáticos europeos, molestos con las críticas, responden que los vuelos de repatriación no son gratis. «No están para que la gente viaje a costa del erario público sino para evacuar a personas en situación de vulnerabilidad», comentan, antes de añadir que el pasaje de esos vuelos también debe costear su billete. «Nos dijeron que había alguna ayuda, pero en realidad es un préstamo que hay que devolver a los dos meses», critica Noelia Pérez, que sigue atrapada. La lucha de Maha Mamo por existir: «La apatridia acaba con tu vida, te quita todo» Por: Meritxell Freixas @MeritxellFr | Publicado: 15.06.2018 La lucha de Maha Mamo por existir: «La apatridia acaba con tu vida, te quita todo» maha mamo | / M. F. Nació en Líbano, tiene padres sirios y nunca antes había estado en Brasil, pero dentro de poco tiempo será brasileña. Hoy todavía es apatrida pero su búsqueda incansable para ser ciudadana de algún país y ser legalmente reconocida está a punto de dar frutos. Dedicada por completo a difundir su causa, ha pasado por Chile para contar su historia. Maha Mamo tenía siete años cuando se empezó a dar cuenta que no era una niña como todas las demás. No entendía porque era la única de sus compañeras que no podía participar en las competencias deportivas de la liga escolar del barrio. Era buena estudiante y le iba bien en atletismo. ¿Qué le impedía correr como todas las demás? Los padres de Maha son sirios. Él es cristiano y ella musulmana, una diferencia que ha marcado para siempre sus vidas y las de sus tres hijos. Se enamoraron y decidieron abandonar Siria, donde los matrimonios interreligiosos son ilegales y no reconocidos. Llegaron en 1985 a Líbano y tuvieron tres hijos: Souad, Maha y Eddie. Tres criaturas que nunca fueron ni sirias ni libanesas. En el país de los cedros la ley sólo permite entregar la nacionalidad por la vía paterna. Una condición que no se cumplía en el caso de la familia Mamo-Kifah y que dejó a los tres hermanos en una especie de limbo legal, como si no existieran. Son apátridas: ningún país los reconoce como ciudadanos y sus derechos fundamentales son constantemente vulnerados. Ir a la escuela, atenderse al hospital, abrir una cuenta bancaria o casarse son sólo algunos ejemplos de todo lo que no pueden hacer las personas apátridas por no tener papeles que acrediten su identidad. Maha, sin embargo, consiguió entrar en un colegio, luego de varios intentos frustrados y tras suplicarle al director. “En aquel momento había una guerra civil en Líbano (1975-1990) y eso hizo que no pusieran muchas restricciones y nos dejaron registrar”, explica la joven de 30 años a El Desconcierto en una extensa conversación en el hotel donde se aloja en Chile. Como ella, 10 millones de personas en el mundo son apátridas. Su situación no está tan visibilizada como la de los refugiados porque al no estar registrados en ninguna parte, ni siquiera pueden llegar a contabilizarse con exactitud. maha mamo Un tema tabú Existe una manera para resolver la apatridia de los hermanos Mamo-Kifah: la conversión de su padre al islam, lo que permitiría reconocer un matrimonio entre dos personas sirias y musulmanas. Sin embargo, el papá siempre rechazó esa opción. El problema se convirtió en un tema tabú dentro del hogar y complicó que los hijos entendieran por qué eran tratados de forma distinta que sus compañeros. “Hoy puedo entender porque mi padre no quiso cambiar su religión: convertirse significaba cambiar su vida, su mirada de las cosas, su nombre, su trabajo, todo”, reconoce Maha. “Hasta hoy, él se mantiene en la misma posición”, añade. Con la llegada de la adolescencia, las preguntas sobre sus orígenes empezaron a hervir en la cabeza de Maha, que cada vez tenía más necesidad de saber sobre su identidad. Nicole, su mejor amiga de los boy-scouts, fue la primera en escuchar a Maha hablar de su tema y con el tiempo se convirtió en la muleta que le permitía resolver cualquier cosa: “Todo lo que necesitaba lo hacía bajos su nombre: ir al hospital, entrar a un pub, o incluso llegué a tener una cuenta de banco a su nombre”, cuenta Maha. Nicole estuvo ahí para acompañarla en los momentos más importantes de la historia de Maha: cuando escribió al presidente libanés de entonces Michael Suleiman, cuando quiso visitar al ministro de Exteriores o cuando se acercó a la embajada siria en Líbano. Allí le contaron que la única opción era que su padre fuese musulmán. De regreso a casa, Maha habló por primera vez con su familia sobre todo lo que había investigado, con toda la documentación. La conversación desató una fuerte discusión con su padre que enterró el tema bajo la alfombra por mucho tiempo. Pero no hablar de ello no significaba dejar de buscar una salida. Al contrario: a medida que pasaban los años Maha se daba cuenta de cuánto llegaba a condicionar su vida esa situación. “Quería estudiar Medicina pero no puede aunque tenía las calificaciones que me exigía la Universidad de Líbano, la única pública”. Finalmente consiguió entrar a un establecimiento privado donde estudió Ingeniería en Computación y Telecomunicaciones. “Tenía que encontrar un trabajo pero sin documentos era imposible. Entonces empecé a trabajar como asistenta dentro de la misma universidad y con mi desempeño pagaba la cuota”, señala. El trabajo, los estudios y la búsqueda constante de soluciones para convertirse en una ciudadana común marcaron la juventud de Maha. Perdió empleos, tenía que esconderse ante las inspecciones y controles y siempre le pagaban menos que a sus compañeros por hacer el mismo trabajo. Abusos laborales y discriminaciones que se instalaron en el día a día de la joven, pero que a la vez la empujaron a perseverar en encontrar una salida a su situación. “Abrí Google y escribí en el buscador ‘embajadas en Líbano’. Saqué la lista y empecé a mandar a todos los correos un correo. Contacté a todas las que había en el país”, indica Maha. Las respuestas llegaron. “Los países europeos me dijeron que podían ayudarme si estaba dentro del país, pero eso significaba que tenía que llegar de forma ilegal y luego ver. No me daban nada concreto. Desde Estados Unidos me dijeron que me contactara con Acnur, la agencia de refugiados de Naciones Unidas. Yo no era refugiada, pero igual llamé para pedir cita”, cuenta. Fue precisamente dentro de aquella oficina que por primera vez Maha escuchó la palabra: “Eres apátrida”, le dijo la mujer que la atendió. Por fin sabía cuál era su problema. maha mamo Familia de Maha Mamo en Líbano / Facebook América Latina responde El interés por el caso de Maha llegó de América Latina. El primero en responder positivamente fue México, que incluso llegó a hacerle una propuesta concreta. La fórmula había funcionado y Maha recomendó a su hermana Souad seguir su camino. A ella le fue mejor y al poco tiempo la embajada de Brasil le ofreció un un pasaporte especial, que entregan a los brasileños que pierden su documentación. Por primera vez en su vida tenían los medios legales para salir del Líbano. En México las cosas iban más lentas de lo previsto, por lo tanto optaron por irse a Brasil. Primero viajaría Souad y luego llegarían Maha y Eddie, el tercer de los hermanos. Pero no resultó tan fácil. “Cuando mi hermana fue al aeropuerto la policía la retuvo. La pararon porque si eres brasileño y sales con ese “Laissez passer” [permiso para pasar], ¿cómo has entrado a Líbano? Perdió el vuelo y nos exigían pagar una sanción de 5.000 dólares por cada año que mi hermana había vivido allí sin identificación porque nos consideraron brasileños”, rememora Maha. Era la mayor paradoja: 27 años viviendo en el mismo país, sin haber salido nunca, pero ser considerada extranjera. Lo explicaron en una carta y, finalmente, tuvieron que pagar menos. “Le dieron 48 horas exactas para irse del país”, añade. maha mamo Los hermanos Mamo-Kifah en Brasil / Facebook Cambiar la ley Maha y Eddie aterrizaron a Brasil el 19 de septiembre de 2014. Llegaron a Belo Horizonte, a la casa de la familia de Emilinha, quien había acogido también a Souad gracias al vínculo de una amiga en común. Maha empezó a trabajar repartiendo periódicos mientras trataba de obtener la nacionalidad acudiendo de una institución a otra. “Empecé a estudiar la ley brasileña y me di cuenta que había un vacío legal respecto a los apátridas. Ni siquiera se mencionaban”, dice. Fue entonces que se decidió a participar de la campaña “I Belong” [Yo pertenezco] de ACNUR, en la que ha terminado ejerciendo de “embajadora informal” de la apatridia. maha mamo / Facebook Turquía, Ecuador, Panamá, Argentina, Trinidad y Tobago o Chile, son algunos de los países a los que la joven ha viajado desde entonces. “Me dieron un pasaporte brasileño para extranjeros que me sirve para viajar con motivo de estos eventos específicos, y con la visa sólo para los días que dura la actividad”, precisa. Y añade: “Cada vez que llego a una frontera me paran, tengo que explicar mi caso y me investigan”. El caso de Maha ha empezado a conocerse en Brasil y en todo el mundo. Su historia ha aparecido en televisión, medios digitales y sobre todo a través de las redes, donde ella lleva a cabo una incansable campaña de sensibilización. En 2016 Brasil reconoció la condición de refugiada a Maha y sus dos hermanos, pero sin otorgarles aún una nacionalidad. “¡No podía creerlo!”, exclama la joven. Fue la primera vez en la vida que obtenía una tarjeta de identificación que le entregaba ciertos derechos. Pero la euforia duró muy poco. Sólo un mes después su hermano Eddie murió asesinado en un intento de asalto: “Le pidieron el reloj y la cartera, pero él no se comunicaba bien en portugués y no entendió. Tres adolescentes le dispararon”, cuenta conmovida. La muerte de Eddie sacudió profundamente la vida de Maha. Primero por la dolorosa lucha que tuvo que dar para conseguir llevárselo a Líbano: «Su sueño era regresar, pero tuve muchas dificultades. Hubo un gran trabajo de Acnur y de las autoridades brasileñas para poder entrar”, indica sin querer dar mayores detalles. Pero además, significó un punto de inflexión porque el dramático acontecimiento la llevó a invertir toda su energía en cambiar la ley de migración brasileña: “Me di cuenta de que no tenía tiempo para perder. Quiero ser una ciudadana, de donde sea, pero ciudadana”, enfatiza la chica. eddie mamo Eddie Mamo, hermano de Maha / Facebook Brasil, pionero Maha destila optimismo, energía y vitalidad. Con una bandera de Brasil colocada como una bufanda, sobre el cuello y los hombros, y una polera que ella misma diseñó y que reivindica el “derecho a pertenecer”, atiende las preguntas de El Desconcierto. Relata su historia de memoria -¿quién sabe cuántas veces la habrá contado entre prensa, policías, autoridades, embajadores, etc?-, enfatizando los puntos que quiere destacar. Ha llegado a Chile para participar en el encuentro preparatorio de la Reunión de Alto Nivel sobre apatridia que se realizará en Ginebra en octubre de 2019. También ha sido invitada por la Comisión de Gobierno Interior de la Cámara de Diputados para exponer la situación de apatridia le ha tocado vivir. Según dice, más de uno de los parlamentarios se emocionó con su historia. maha mamo - comision Comisión de Interior de la Cámara de Diputados / Facebook América Latina quiere ser la primera región en acabar con la apatridia antes del 2024. De hecho, fue pionera en sumarse a la campaña #IBelong, que prevé un capítulo específico para prevenir la apatridia y proteger a las personas apátridas. Brasil, Ecuador y Costa Rica, ya han dado pasos en esta dirección, y podrían imitarlos otros como Argentina, Panamá y Uruguay. A comienzos de 2018, Chile adhirió a la Convención sobre el Estatuto de los apátridas (1954) y a la Convención para Reducir los Casos de apatridia (1961). El testimonio de Maha en estos avances ha sido clave para dar a conocer al mundo la vulneración de derechos de las personas apátridas, muy a menudo señaladas como «ilegales», ignoradas o invisibilizadas. – ¿Cómo fue tu llegada a Chile? – La mujer que me atendió en Migraciones miró mi nacionalidad y lo primero que me preguntó fue si era apátrida de verdad. La miré y le dije que sí. Le preguntó a su compañero si se había encontrado antes con un caso así y él le respondió que no. Me preguntaron dónde nací, dije en Líbano y me pidieron el pasaporte libanés. Le dije que no lo tenía, entró a la cabina, tomó la pistola, se la guardó y salió de nuevo. Otro policía me pidió que me sentara, que sería largo, porque había que hablar con la embajada y verificar todo. Llamaron, comprobaron y al cabo de unos 40 minutos, entré. (…) Hay momentos que te hacen sentir como una criminal. maha mamo / M.F. – ¿Cómo ha avanzado Brasil al respecto? – En mayo de 2017 aprobó una ley de migraciones que incluye un capítulo específico para los apátridas. Es el primer país del mundo que tiene una ley sobre eso. La normativa entró en vigor en noviembre y el reglamento se publicó el día de mi cumpleaños [29 febrero]. Además de reconocer la apatridia, la ley detalla los pasos para normalizar la situación de estas personas. – ¿Es muy complicado? – Los requisitos son vivir en Brasil durante dos años, tener un título oficial de portugués y no tener antecedentes penales. En mi caso, llevo más de tres años, no tengo antecedentes, pero estoy pendiente de hacer el examen de lengua. Yo estoy en la fase de reconocimiento de la apatridia, la primera. Luego viene la presentación de documentos, pero como soy el primer caso, será todo más lento. – ¿Qué respondes ahora cuando te preguntan de dónde eres? – Siempre pregunto ¿quieres saber dónde nací o mi nacionalidad? Porque en la mente de la gente, si has nacido en Líbano es que eres libanés. – ¿Crees en dios? – Creo en Dios, pero la religión ha sido simplemente un enorme problema en mi vida. Maha insiste en que ella no es refugiada, es apátrida, y que con su historia no busca provocar pena ni compasión. Tiene claro que su causa no va de política, ni de religión, “va de derechos humanos”. Su objetivo ahora es replicar el ejemplo brasileño -primero a toda América Latina y luego al mundo- y ser el altavoz de los 10 millones de personas que les tocó vivir lo mismo que a ella. “La apatridia acaba con tu vida, te quita todo: no tienes esperanzas, ni sueños, no puedes tener nada porque no existes”, dice. Su discurso apunta siempre hacia la esperanza: “Hay muchos vacíos en este tema que estoy tratando de llenar concientizando a las personas. ¿Cómo la gente nos puede ayudar? Contando la historia”, concluye. maha mamo En el Congreso argentino se debate un régimen especial para las personas apátridas, es decir aquellas a quienes ningún país reconoce como ciudadanos. La posesión de la nacionalidad es esencial para la participación plena en sociedad y un requisito previo para el disfrute de muchos derechos fundamentales. Se entiende, entonces, el drama de los que no son reconocidos por ningún país como ciudadanos. Es gente que, al no tener nacionalidad, pena por un acceso mínimo a la protección legal e internacional o a derechos básicos tales como la salud y la educación. En realidad la “apatridia” –así se le llama a esta condición- se trata de un problema masivo que afecta a unos 10 millones de personas en el mundo. Según la Convención sobre el Estatuto de los apátridas de las Naciones Unidas, firmada en Nueva York el 28 de septiembre de 1956, el apátrida es cualquier persona a la que ningún Estado considera destinatario de la aplicación de su legislación. Algunos sufren arrestos porque no pueden probar quiénes son ni de dónde vienen. Al no ser ciudadanos de ningún país, con frecuencia se les niegan derechos básicos, como recibir atención médica, conseguir un empleo calificado, votar en elecciones, entrar y salir del territorio o inscribir a sus hijos en las escuelas, entre otras restricciones. En el país está vigente la Convención sobre el Estatuto de los apátridas, el tratado internacional al que Argentina adhirió en 1972. Sin embargo, ese pacto nunca se reglamentó ni se ajustó la normativa local. En la actualidad se desconoce cuántos apátridas migrantes hay. No existen números ni cifras estimadas porque faltan los mecanismos para identificarlos. Ante este vacío legal se discute en la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto, una iniciativa presentada por la diputada radical Karina Banfi, en colaboración con la oficina regional del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), para la sanción de un régimen especial de reconocimiento y protección para las personas apátridas. “La ley está orientada a definir quién es considerado apátrida, cuáles son sus derechos, permite brindar protección y asistencia, elabora un protocolo para los apátridas que no son refugiados y otorga facilidades para su naturalización”, sostuvo a la prensa Juan Ignacio Mondelli, oficial regional del Acnur. “Es un vacío legal que la Argentina tiene hace 46 años”, señaló. Por otro lado, el problema de la apatridia cobró actualidad en América Latina en 2014, con ocasión de la cumbre Cartagena+30, en la que los gobiernos latinoamericanos se reunieron en Brasilia y pusieron como objetivo erradicar este problema humanitario. Se puede caer en la condición de apátrida por distintas razones. Por ejemplo le cabe a aquella persona que poseía la nacionalidad de un Estado que ha desaparecido, no creándose en su lugar ningún Estado sucesor. La disolución de estados como la Unión Soviética, Yugoslavia o Checoslovaquia y la formación de nuevos Estados, el traspaso de territorios y el nuevo trazado de fronteras fueron las principales causas de apatridia en las últimas décadas. En otras latitudes la apatridia es un auténtico drama masivo y humanitario. En ese grupo están los musulmanes rohingya, uno de los pueblos más perseguidos del mundo. En Birmania (Myanmar), su tierra, a los rohingya se les prohíbe casarse o viajar sin permiso de las autoridades, y no tienen derecho a poseer tierras o propiedades. Buena Vida Chocolates 300x125 las más leídas La actriz habla con Jhura, una mujer que huyó de Myanmar con sus dos hijos. Acnur Te quedan 10 contenidos gratuitos este mes, registrate y consigue acceso ilimitado. Regístrate para seguir leyendo. (BUTTON) Crea tu cuenta gratuita aquí ¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión aquí Cultura Oct 11, 2019 Cate Blanchett insta a proteger a los apátridas La ganadora del Oscar, embajadora de buena voluntad de Acnur, pidió a las naciones que solucionen el limbo en el que viven estas personas. Cultura Oct 11, 2019 Por: a AFP Agencia Temas tratados: * Cate Blanchett * Migración * migrantes Facebook Twitter Messenger Whatsapp Más de Cultura El periodismo y la cultura lamentan la muerte de Lola Salcedo Ruta de la historia y las tradiciones de Barrio Abajo El Torito Ribeño y su incansable bramido de tradición Lo último en El Heraldo 01:21 PM reptiles En dragado de caños en la CGSM monitorean especies amenazadas 01:16 PM Montería Comenzó entrega de ayudas a familias damnificadas por incendio en Montería Zidane junto a Vinicius Jr. 01:10 PM Zinedine Zidane Zidane no dirige el entrenamiento y está aislado tras contacto con covid (BUTTON) Más de Cultura El periodismo y la cultura lamentan la muerte de Lola Salcedo La Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús (carrera 53 con 48) se construyó a principios del siglo XX. Ruta de la historia y las tradiciones de Barrio Abajo Alfonso Fontalvo Torres, lleva medio siglo dirigiendo esta danza. El Torito Ribeño y su incansable bramido de tradición (BUTTON) Facebook Twitter Messenger Whatsapp La estrella de Hollywood Cate Blanchett reclamó que termine el limbo en el que se hallan millones de personas apátridas en todo el mundo, en una “invisibilidad total”. “Es tiempo de actuar”, declaró a los periodistas en Ginebra la actriz australiana, ganadora del Oscar, y que es también embajadora de buena voluntad de la agencia de la ONU para los refugiados, Acnur. “El mundo puede terminar” con esta situación, señaló. Blanchett realizó estos comentarios justo a la mitad de la campaña de 10 años lanzada por la Acnur para terminar con este sufrimiento que padecen millones de personas en todo el mundo, privadas de nacionalidad. Los apátridas son marginados políticos y económicos, y son especialmente vulnerables al abuso y la explotación. A menudo no pueden acceder a la educación ni a la atención médica, ni pueden casarse o incluso obtener un certificado de defunción. “Es una invisibilidad total”, sostuvo Blanchett, que lamentó que esos seres humanos “experimente marginación y exclusión de la cuna a la tumba”. Asimismo, denunció la actriz, los padres apátridas les suelen pasar ese “regalo (el estatus de apátrida)horrible y desesperado” a sus hijos, una “situación inhumana, devastadora, que te rompe el corazón”. Con todo, recalcó que “es un problema creado por el hombre y tiene solución”, afirmó, instando a los países a “definir la ciudadanía para que los Estados tengan poder para eliminar los obstáculos para que se nacionalicen” . En 2014, la Acnur calculó que había unos 10 millones de apátridas en todo el mundo, pero el Alto Comisionado, Filippo Grandi, explicó a los periodistas la semana pasada que no se sabía con exactitud cuántos hay, pues muchas de esas personas son “bastante invisibles”. En los últimos cinco años, cerca de 220.000 apátridas adquirieron una nacionalidad gracias a los esfuerzos concertados de varios países. Pero Grandi advirtió que estamos “lejos de garantizar avances”. “Formas dañinas de nacionalismo y la manipulación de los sentimientos antirrefugiados y antimigrantes: esas son las tendencias poderosas que ponen en riesgo los avances a nivel internacional”, señaló en un comunicado. Maha Mamo luciendo su primer pasaporte mahamamo.com 5 comentariosVer comentarios Se calcula que 10 millones de personas viven como apátridas, una situación alegal que niega todos los derechos fundamentales como ser humano. 'Ilegal', la inmigración ilegal convertida en novela gráfica "Viví 26 años en el Líbano como apátrida", así comienza su historia. Los padres de Mamo son sirios. Su madre es musulmana y su padre cristiano, unión que no reconoce el estado, ni esta ni los hijos que se deriven de ella. Más tarde, sus padres emigraron al Líbano, país en el que nacieron Maha y sus hermanos. Allí pasaron toda su vida. En él echaron sus raíces a germinar, pero, aunque los lazos que trazaron son más fuertes que un papel , esta patria también les negó la nacionalidad, por lo que quedaron en tierra de nadie. Los antiguos griegos tenían una exhaustiva lista de ritos funerarios. Uno de ellos consistía en poner dos monedas encima de los ojos del muerto, con las que pudiera pagar en la otra vida a Caronte, el barquero encargado de transportar almas de un lado a otro de la laguna Estigia. Si los familiares no dejaban estas dos monedas encima del cuerpo, el alma del difunto estaba condenada a vagar eternamente por tierra de nadie. Por inverosímil que parezca, actualmente existen 10 millones de hombres y mujeres en esa situación, salvo que no son un mito. Se encuentran en el mundo real. Son los apátridas, personas sin tierra pero sí con definición: "Dicho de una persona que carece de nacionalidad". Las situaciones que pueden conducir a una persona a ser apátrida son varias. La mayoría son a causa de una política discriminatoria del país, en base a la etnia, la religión o al género. En regiones como Arabia Saudí, Bahréin, Barbados, Bahamas, Burundi, Irak, Jordania, Líbano, Malasia, Nepal u Omán, las mujeres no pueden transmitir la nacionalidad a sus hijos, con lo que si se es madre soltera o el padre está desaparecido, el niño que nazca de dicha mujer será apátrida. En otros casos, se cae en esta condición por venir al mundo dentro de un matrimonio no reconocido, algo que ocurre, por ejemplo, en Siria. Según la ley de este país, los hijos de uniones no aprobadas por el estado no serán reconocidos por este. Ese es precisamente el caso de Maha Mamo, la mujer que busca un país que la quiera. a MAHA MAMO "Una vez enfermé y mis padres me llevaron al primer hospital que pudieron, pero allí no me atendieron porque no tenía ningún documento", explica Mamo para ilustrar los problemas del apátrida. Esta condición le ha negado desde algo tan básico como la sanidad hasta un futuro, ya que tampoco tenía derecho a ir a la escuela o a la Universidad: "No pude estudiar medicina, que siempre fue mi sueño. Sin identidad, no podía entrar en la facultad. Yo quería estudiar con todas mis fuerzas así que comencé a ir a todas las universidades, una tras otra. Finalmente logré ser aceptada en la Universidad de Artes, Ciencia y Tecnología del Líbano, a sabiendas que los certificados que obtendría nunca serían válidos, simplemente trozos de papel". Pero los problemas no terminaron ahí. Ser apátrida es la lucha eterna por la supervivencia, la pesadilla de vivir constantemente con el miedo en el cuerpo y todo por el mero hecho de no tener un papel que reafirme lo evidente, que se es persona. "Corría el riesgo constante de ser arrestada y detenida. Tuve que dejar de frecuentar muchos lugares, no porque fuera una criminal o una terrorista, sólo porque soy apátrida", describe la protagonista, con gran pena, en conversación con FCINCO. Dejar de ser apátrida para ser refugiada, vivir a medias Aunque Mamo logró superar todos los obstáculos que se le habían puesto en el camino, no tuvo suerte con el último, el trabajo: "Trabajar fue lo peor. Según la ley, para trabajar debes estar registrado y las compañías no podían hacerlo porque yo no tenía ningún documento. Además, como mis certificados no eran válidos, no me contrataban legalmente en ningún lado". a MAHA MAMO "Después de sufrir en la escuela, en las universidades, en el trabajo, en los hospitales y en los puntos de control policial decidí que ya no quería ser apátrida". Maha Mamo, cansada de su situación, decidió exponer su caso a 132 embajadas, pero sólo recibió una respuesta, la de Brasil, el único país donde ha sido admitida como refugiada. Allí lleva viviendo más de dos años y ha sido el lugar en el que por fin ha conseguido un papel donde figure su nombre junto a su cara, su primer documento de identidad en 26 años. Aunque su vida ha mejorado sobremanera, la existencia de esta libanesa de corazón aún está, como describe, "a medias": "Pasar de ser apátrida a refugiado es existir a medias. Es tener un documento con tu foto y tu nombre, tener derecho a trabajar, a abrir una cuenta bancaria, a tener una licencia de conducir, a viajar dentro de Brasil... Pero no es tener una nacionalidad, no es ser ciudadano". Ahora, Mamo lucha por conseguir que un país la reconozca como nacional, un país que la quiera. Todavía mantiene la esperanza de que Líbano le otorgue la nacionalidad, pero ahora su batalla está centrada en otro punto, en lograr que los millones de personas que viven como apátridas puedan salir de esa situación. "La mejor manera de describir un problema es a través de una historia real, la historia de mi vida como apátrida", explica Maha, "hablar sobre todo el dolor que pasé en entrevistas, vídeos, artículos y seminarios ha ayudado a naturalizar esta figura". #IBelong: La campaña para acabar por la apatridia a MAHA MAMO Las acciones individuales, como la de la protagonista de esta historia, son vitales para acabar con este tipo de dramas. Además, si se suman a campañas a gran escala, como la que ha lanzado el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), es posible que se pueda poner fecha de caducidad a la tragedia de los apátridas. El Plan de Acción Mundial para Acabar con la apatridia: 2014-2024 pretende lograr el compromiso de toda la comunidad internacional para poner fin a esta crítica situación. El principal objetivo del proyecto es efectuar los cambios políticos necesarios para terminar con la apatridia, que en muchos casos son tan simples como eliminar la discriminación de género en las leyes de nacionalidad -aunque siempre es más sencillo decirlo que hacerlo-. Para apoyar dicha campaña basta con firmar la carta abierta #IBelong (#Yopertenezco), que dará la visibilidad que merece un problema de este calibre. "Necesitamos que la gente entienda que ésta no es una cuestión política, ni religiosa. Es una cuestión humana. Es la lucha por un derecho fundamental, por el derecho básico de ser un ser humano". Ése es el mensaje de Maha Mamo, una lección para el mundo. ¿Qué hace falta para resolver crisis de apátridas en República Dominicana? Este es un artículo de opinión de Robin Guittard, responsable de campañas de Amnistía Internacional para el Caribe Por Robin Guittlard © Reproducir este artículo| | Imprimir | Personas víctimas de una sentencia que las declaró apátridas en República Dominicana se manifiestan en reclamo de la devolución de sus derechos. Crédito: Amnistía Internacional Personas víctimas de una sentencia que las declaró apátridas en República Dominicana se manifiestan en reclamo de la devolución de sus derechos. Crédito: Amnistía Internacional MÉXICO, 25 may 2017 (IPS) - El miércoles 23 se cumplieron tres años de que las autoridades de República Dominicana aprobaron una ley para abordar una crisis de apatridia que ha despojado de hecho a miles de personas de la nacionalidad dominicana y, con ella, de toda una serie de derechos humanos. La crisis estalló en 2013, tras una sentencia de la máxima instancia judicial de República Dominicana que se aplicó con efectos retroactivos a todas las personas nacidas después de 1929 de padres sin documentación. En la práctica, esto afectó de forma desproporcionada a las personas dominicanas de origen haitiano en una isla, la Hispaniola, que comparten dos países: Haití y República Dominicana. Esto provocó la mayor crisis de apatridia jamás vista en el continente americano. La apatridia es el concepto jurídico usado para definir la calidad de las personas que no están unidas a ningún Estado por un vínculo de nacionalidad. Robin Guittard, responsable de campañas de Amnistía Internacional para el Caribe Robin Guittard, responsable de campañas de Amnistía Internacional para el Caribe Se trata de una crisis en la que cuatro generaciones de personas fueron borradas legalmente del mapa y convertidas en ciudadanos y ciudadanas fantasmas sin derechos ni futuro, sin poder matricularse en la escuela ni solicitar un empleo normal, y con dificultades para ver a un médico. Se desencadenó un clamor internacional. En respuesta, el legislativo Congreso aprobó en 2014 la Ley 169-14, que dividía a las personas en varias categorías. El grupo A abarcaba a unas 55.000 personas nacidas en República Dominicana cuyo nacimiento se inscribió en el registro civil, a las que no obstante se les había privado de su nacionalidad en aplicación de la sentencia judicial. Según los datos más recientes disponibles, hasta la fecha, 12.000 de ellas han podido recuperar sus documentos de identidad dominicanos. Sin embargo, algunos informes indican que se están cancelando las actas de nacimiento originales de algunas de estas personas y que se están trasladando sus casos a otro registro civil, lo que está creando el caos y suscita el temor de posibles prácticas discriminatorias en el futuro. El grupo B abarca a las personas nacidas en República Dominicana cuyo nacimiento nunca se inscribió. Entre julio de 2014 y febrero de 2015 se puso en marcha un plan, conocido como Plan de Naturalización, para proporcionar a este grupo una vía a la naturalización. El gobierno afirmó que solo pudieron inscribirse 8.755 personas de un total, según cálculos oficiales, de 53.000 personas que podrían pertenecer a este grupo. En aplicación de la Ley de 2014, tenían que esperar dos años para que se iniciara el proceso de naturalización. El plazo expirará pronto y aún no sabemos cuántos expedientes se han aprobado ni si continuará el proceso. El proceso de naturalización ordinario vigente exige la presentación de un pasaporte y un certificado de nacimiento del país de origen, y no está claro si se les devolverá la nacionalidad ni de en qué forma se hará. Huelga decir que las personas apátridas carecen de estos documentos y las autoridades no han ofrecido ninguna solución a esto. Para 84 por ciento de personas del grupo B que no pudieron inscribirse, la situación es dramática. Muchas de ellas continúan siendo apátridas, lo que significa que no pueden seguir adelante con su vida. Sus posibilidades de estudiar son limitadas, afrontan enormes obstáculos para acceder a los servicios de salud y no pueden trabajar legalmente ni viajar con libertad dentro y fuera de su país. En la actualidad no disponen de ninguna vía para recuperar la nacionalidad dominicana. En 2014, el presidente Danilo Medina mostró valentía y una gran voluntad política al presentar la Ley de Naturalización. Pero el plan no ha servido para resolver completamente esta crisis urgente y no cumplía las obligaciones contraídas por República Dominicana en virtud del derecho internacional. El año pasado, Medina fue reelegido para un nuevo mandato de cuatro años, lo que ofrece una nueva oportunidad de poner fin a la mayor crisis de apatridia de este continente. Las autoridades de República Dominicana deben actuar con urgencia y entregar documentos de identidad a todas las personas del grupo A, facilitar de inmediato la devolución de la nacionalidad a las 8.755 personas del grupo B mediante un proceso acelerado, y ofrecer una vía clara y sencilla para recuperar la nacionalidad a las personas que no pudieron beneficiarse del Plan de Naturalización y que fueron identificadas con anterioridad con la ayuda del Alto comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados. También deberían establecer un mecanismo independiente en el que participasen organizaciones dominicanas de derechos humanos encargado de supervisar estos procesos. Al finalizar este año, el mecanismo debería poder presentar una primera evaluación independiente de las iniciativas que se han puesto en marcha desde 2013 para abordar la crisis de apatridia, incluida la formulación de recomendaciones concretas a las autoridades para devolver la nacionalidad a las personas afectadas y prevenir restricciones arbitrarias del derecho a la nacionalidad en el futuro. La crisis de apatridia que afecta a República Dominicana desde 2013 ha puesto de manifiesto el enorme impacto de las políticas discriminatorias en la vida y los derechos de las personas. El país que muchos consideraban antaño un paraíso tropical se ha convertido en hogar de la mayor población apátrida de América. ¿Por qué insisten las autoridades dominicanas en impedir que la juventud del país vaya a la universidad y se integre en la sociedad, y en negar el derecho a recibir la atención médica debida a quienes la necesitan? ¿Por qué insisten en atrapar en una pobreza interminable a personas que ya están excluidas y marginadas, y en impedir que todas las personas apátridas puedan realizarse como personas y contribuir a que su país avance hacia el progreso? Tres años después de la aprobación de la Ley 169, hacen falta muchas más medidas para resolver la crisis de apatridia que sigue afectando a miles de personas en República Dominicana. Los líderes políticos y todos los sectores de la sociedad de este país deben estar dispuestos a actuar ya. La hoja de ruta mencionada puede ser el primer paso para poner fin a esta crisis y garantizar los derechos de todas las personas en el país. Revisado por Estrella Gutiérrez Tweet IFRAME: http://www.facebook.com/plugins/like.php?href=http%3A%2F%2Fwww.ipsnotic ias.net%2F2017%2F05%2Fque-hace-falta-para-resolver-crisis-de-apatridas- en-republica-dominicana%2F&layout=standard&show_faces=false&width=450&a ction=like&colorscheme=light Republicar | | Imprimir | Etiquetas / Tags * Amnistía Internacional * apátridas * apatridia * derecho internacional * nacionalidad * República Dominicana * Robin Guittard a __________________________________________________________________ * Arraya En el caso de la República Dominicana, los argumentos que plantea Amnistía Internacional, al considerar que los ciudadanos haitianos en el país están en una situación de apátrida, es totalmente erróneo, carente de base legal nacional e internacional, y lo que expresa Robbin Guittard refleja un mal conocimiento de la historia y de la interpretación legal de las Constituciones de ambos países, que conceden a sus nacionales las prerrogativas de nacionalidad, respectivamente. De acuerdo con los textos constitucionales y legales de República Dominicana y Haití, no hay ni puede haber descendientes de dominicanos o descendientes de haitianos que puedan tener la condición de apátrida, en el moderno derecho internacional es imposible por los avances logrados en materia de derechos humanos. Los descendientes de haitianos que nacen en territorio dominicano pueden ante su representante consular reclamar la nacionalidad y la documentación que le corresponde, y los descendientes dominicanos que nacen en territorio haitiano pueden reclamar su documentación de igual forma, como establece la Convención de Viena de 1963 sobre relaciones Consulares. La pregunta es: ¿Por qué no quiere ser haitianos? De acuerdo a trabajos científicos de antropólogos y sociólogos el 80% de los haitianos rechazan sus propios orígenes y son más racistas que los propios dominicanos. ¿Por qué Haití rechazó ser parte miembro observador de la Unión Africana de Naciones? la República Dominicana actualmente es miembro observador de la Unión Africana que el pasado 25 de mayo, celebró el día mundial de África. No rechazamos los haitianos, hemos colaborado con ellos, lo estamos haciendo y seguiremos en ese mismo trayecto; defendemos Señores, una cuestión de soberanía como lo haría cualquier otro Estado dentro de los derechos fundamentales que le confiere el Derecho Internacional Público a los Estados. ¿Por qué no se cuestiona Amnistía Internacional, sobre qué va a pasar ahora cuando se retire la Minustah del territorio haitiano, como ha decidido la ONU? le recomiendo a esa ONg que trabajen en alternativas y posibilidades para ayudarlos a organizarse y a evitar la corrupción y la violencia que generan en contra de su propio pueblo haitiano. * Amnesty Caribbean Para más información sobre el analisis legal llevado a cabo por Amnistía Internacional en relación a la situación de apatridia en la República Dominicana le invitamos a leer nuestre informe «Sin papeles no soy nadie. Personas apátridas en la República Dominicana»: https://www.amnesty.org/es/documents/amr27/2755/2015/es/ – En particular le recomendamos leer las páginas 22 y 23 donde hacemos un analisis jurídico explicando por qué los hijos de padres haitianos nacidos en el extranjero no son automaticamente reconocidos como haitianos Es solo a partir de 2010 que la Constitución de la República Dominicana indica que los hijos de padres extranjeros indocumendatos nacidos en territorio dominicano no pueden beneficiarse de la nacionalidad dominicana. Norma que la Corte Interamericana de los Derechos Humanos declaró incompatible con las obligaciones internacional de República Dominicana, y en particular violatoria de la Convención Americana de Derechos Humanos. Sin embargo el Estado dominicano se ha negado hasta la fecha de implementar las sentencias de la Corte Interamericana (de 2005 y 2014) en clara violación con sus obligaciones internacionales. La odisea del mayor pueblo apátrida 35 millones de kurdos están dispersos en Siria, Irak, Irán y Turquía Una mujer kurda celebra el bombardeo contra posiciones del Estado Islámico en Siria en el 2014. Una mujer kurda celebra el bombardeo contra posiciones del Estado Islámico en Siria en el 2014. / AP / LEFTERIS PITARAKIS Se lee en minutos JAVIER TRIANA / ESTAMBUL 01 de agosto del 2015. Actualizada 19 de agosto del 2015 a las 20:48 * + + + + + 0 Comentarios Pasado negro, frágil presente y futuro poco halagüeño. Considerado por algunos autores como «el mayor pueblo sin país del mundo», el pueblo kurdo se asienta, mayoritariamente, en la confluencia de Turquía, Siria, Irak e Irán. Unos 35 millones de personas que, desde el final de la primera guerra mundial, vieron cómo las esperanzas para construir un Estado propio se desvanecían de un plumazo: el de la firma del Tratado de Lausana, en 1923. A través de este documento se sustituía el de Sèvres, que estipulaba la creación de un Kurdistán en el este de la península de Anatolia y algunas regiones circundantes. Pero el surgimiento de la nueva República de Turquía como heredera del difunto Imperio Otomano dieron al traste con esos planes. La irrupción del Estado Islámico (EI) en la región ha vuelto a evidenciar las frustradas aspiraciones kurdas. Turquía está aprovechando el cerco a los islamistas radicales para llevar a cabo una la campaña militar que ya dura diez días contras las bases del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en las montañas Kandil, en el norte de Irak, en la zona limítrofe con el sureste turco. La espiral violenta de los últimos días, con centenares de muertos entre soldados turcos y miembros del PKK, ha dejado en papel mojado un proceso de paz iniciado a finales de 2012 y que constituía el intento más firme por solucionar de manera democrática la eterna cuestión kurda. «Los kurdos fueron un elemento inseparable del sistema otomano y resistieron a la invasión británica», asegura Ahmet Uysal, del Instituto de Estudio de Oriente Medio de la Universidad del Mármara. «La nueva república, basada en el nacionalismo turco, suprimió la identidad kurda, pero seguían viéndolos como ciudadanos normales. En resumen, turcos y kurdos son dos naciones hermanas que han convivido de forma pacífica durante siglos», agrega el académico. Según Uysal, los kurdos (de raíces persas) se convirtieron al islam antes que los turcos y, cuando los iranís abrazaron el chiísmo, éstos se acercaron más a los otomanos, también sunís. RECONOCIMIENTO OFICIAL La división de fronteras decidida por los vencedores de la entonces llamada Gran Guerra condenaba al pueblo kurdo, morador histórico de la región, a una separación artificial. Pero la siempre controvertida mano extranjera en Oriente Medio no ha sido la única causante del destino de los kurdos. Países como Siria e Irán, hogar de buena parte de la población kurda, han mostrado su apoyo a guerrillas kurdas de los países vecinos mientras reprimían y maltrataban a los kurdos de su propia nacionalidad. En el caso de Siria, dieron cobijo al PKK en sus primeros años de operación, en los ochenta y noventa, y no fue hasta que Turquía insinuó una invasión que no forzaron la salida de su territorio del histórico líder del PKK, Abdullah Öcalan. Mientras tanto, la cultura y el idioma kurdo permanecen sin reconocimiento oficial por parte de Damasco. Irán actuó de manera similar durante la guerra Irán-Irak, apoyando a las milicias kurdas iraquís que contaban con bases en Teherán, mientras que los kurdos autóctonos no disfrutaban de privilegios similares. En Irak, sin embargo, se aúnan el mayor reconocimiento y los peores episodios de represión al pueblo kurdo. REGIÓN AUTÓNOMA EN IRAK Cuentan con el reconocimiento de su lengua como idioma oficial desde 1970, pero también han sido objeto de masacres, sobre todo bajo el mandato de Sadam Hussein. Alrededor de 180.000 kurdos habrían sido asesinados durante su estancia en el poder y un 80% de las 5.000 aldeas habitadas por estos, arrasadas. Uno de los momentos más funestos para el pueblo kurdo se produjo en 1988 en la localidad iraquí de Halabja, que fue gaseada por el Ejército. En el mundo hay más de cuatro millones de apátridas TENER UNA NACIONALIDAD ES LA PUERTA DE ENTRADA PARA ACCEDER A LOS DERECHOS MÁS BÁSICOS, COMO LA ASISTENCIA SANITARIA O EL EMPLEO LEGAL, PERO MILES DE PERSONAS, RESIDENTES EN AL MENOS 76 PAÍSES, CARECEN DE ESTE ESTATUS, SEGÚN ACNUR Los rohingya, en Bangladesh, son la mayor población apátrida de Asia-Pacífico. - Los rohingya, en Bangladesh, son la mayor población apátrida de Asia-Pacífico. - * 0 * * * * EL PERIÓDICO 22/07/2020 Más de cuatro millones de personas en el mundo no poseen una nacionalidad y, como consecuencia, no tienen acceso a los derechos más básicos. Según el informe Tendencias Globales de Desplazamiento Forzado 2019, publicado por la Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), a finales del año pasado había 4,2 millones de apátridas, incluidos los de nacionalidad indeterminada, en 76 países. Sin embargo, es muy probable que la verdadera magnitud de la apatridia sea mucho mayor, ya que menos de la mitad de todos los estados del mundo presentan datos. Y algunos de los países más poblados del planeta, con grandes poblaciones presuntamente apátridas, no informan sobre este fenómeno. Ser apátrida implica tener acceso limitado a derechos básicos, como la educación o la atención médica. A su dificultad para trabajar legalmente se une su incapacidad para poseer propiedades, por lo que sufren mayor riesgo pobreza que el resto de la sociedad. Además, los apátridas carecen de libertad de movimiento, dentro y fuera del país en el que residen. La identificación de los apátridas es el primer paso para abordar las dificultades a las que se enfrentan. El reconocimiento de la apatridia y la recopilación de datos sobre el problema son elementos clave del plan de acción mundial para acabar conla apatridia de ACNUR, que acompaña a la campaña #IBelong, lanzada en el 2014. Desde el inicio de la misma, 341.000 personas anteriormente apátridas han adquirido una nacionalidad. Para mejorar los datos cuantitativos y cualitativos sobre las poblaciones apátridas, ACNUR colabora con los estados para realizar encuestas y estudios específicos e incorporar preguntas que permitan identificar a los apátridas en los censos de población. En el plan de acción mundial también se pide que se fortalezcan los sistemas de registro civil y de estadísticas vitales, y ACNUR colabora con otros organismos para prestar apoyo técnico con ese fin. La mejora de los datos reforzará la labor de la Agencia de la ONU para los Refugiados y ayudará a alcanzar el objetivo general de desarrollo sostenible de «no dejar a nadie atrás» Comenta esta noticia (0) Espacio3 Suplemento semanal dedicado a la acción social, la economía solidaria y la cooperación al desarrollo. Se edita en colaboración con Obra Social La Caixa y se distribuye con la edición de los miércoles de El Periódico de Aragón. Edita: Prensa Diaria Aragonesa. Hernán Cortés 37. 50005 Zaragoza. Correo electrónico: suplementos@aragon.elperiodico.com Sin Estado, sin derechos 19 septiembre 2012 Lino González Veiguela Comentarios: 1 Categoría: América Latina Asia Derechos humanos Europa Lista esglobal Norte de África Oriente Medio ¿Por qué algunas comunidades pueden verse privadas de una nacionalidad? Según ACNUR, unos 12 millones de personas viven actualmente en el mundo sin poseer nacionalidad alguna. La condición de apátrida implica la imposibilidad de ejercer muchos derechos: acceso a la educación, trabajar en condiciones legales o la obtención de un pasaporte. He aquí diez ejemplos de comunidades de apátridas que por distintas razones se ven privadas de un país. Romanís en Europa Población apátrida: unos 70-80.000 romanís europeos carecen de nacionalidad. Sin Estado, sin derechos AFP/Getty Images Antecedentes: en las últimas décadas, la causa de muchas apatridias ente la población romaní tuvo que ver con las guerras balcánicas y el éxodo de muchos gitanos a otros países. La escisión de la República Checa y de Eslovaquia originó también que decenas de miles de romanís se convirtieran en apátridas. Situación actual: tanto la OSCE como la Unión Europea han trabajado en los últimos años para favorecer la integración social y legal de las comunidades más excluidas. En 2005 se puso en marcha la iniciativa Década para la inclusión gitana firmada por los países europeos que cuentan con una población romaní mayor. En 2015 se cumple por tanto el plazo que la UE dio para regularizar la hasta ahora no resuelta situación de los gitanos europeos. Burkineses y malienses en Costa de Marfil Población apátrida: ni siquiera ACNUR puede ofrecer cifras aproximadas sobre la población de apátridas que viven en Costa de Marfil. Podríamos estar hablando de unos pocos miles o de hasta 900.000 personas. Antecedentes: Tras la independencia de Costa de Marfil, en 1960, el Gobierno promovió la llegada de inmigrantes desde los países vecinos para colaborar en el despegue económico marfileño, con un sistema productivo basado casi exclusivamente en el cultivo del cacao. La mayoría de estas personas provenían de Burkina Faso, y en menor medida también de Malí. Sus descendientes se enfrentan ahora al problema de obtener el reconocimiento como ciudadanos marfileños, no teniendo derecho, por ejemplo, a poseer tierras en concepto de propietarios. Situación actual: al actual presidente de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, cuyo padre había nacido en Burkina Faso, se le impidió presentarse a las elecciones de 1995 debido a su origen. Está por ver si Ouattara implementará medidas que amplíen el reconocimiento de la ciudadanía a los descendientes de inmigrantes, concediéndoles también derechos económicos y sociales. Esta por ver si todos estos cambios traen inestabilidad a un país que estuvo al borde la guerra civil tras las últimas elecciones, celebradas a finales de 2010. Hmongs en Tailandia Población apátrida: ACNUR calcula que unas 542.000 personas –algunas fuentes ofrecen cifras mucho más abultadas- pueden carecer de nacionalidad en Tailandia, la gran mayoría pertenecientes a minorías étnicas del país. Antecedentes: la dificultad para obtener la nacionalidad tiene que ver, en algunos casos, con la pertenencia a una étnica que no ha mantenido relaciones históricas fáciles con el Gobierno de Bangkok. En este sentido, destaca la etnia hmong , proveniente de Laos, utilizada por EE UU en la guerra de Vietnam y que luego ha sufrido numerosas persecuciones y dificultades a la hora encontrar su acomodo en la región del triángulo de oro: Laos, Tailandia y Birmania. Situación actual: aunque el Gobierno tailandés ha llevado a cabo en los últimos años la regularización de muchos apátridas, el país aún es uno de los que más apátridas registra en todo el mundo. Al mismo tiempo, miles de descendientes de tailandeses residentes en Japón sin el permiso necesario, afrontan a su vez esta condición. Indonesios y filipinos en Malasia Población apátrida: las organizaciones no gubernamentales que trabajan en Malasia estiman que puede haber unos 50.000 descendientes de indonesios apátridas -en su mayoría niños- en el Estado malayo de Sabah, situado en la isla de Borneo. A ellos podrían sumarse miles de descendientes de filipinos a los que también se les niega la ciudadanía. Antecedentes: desde la década de 1970, miles de indonesios se trasladaron a la isla de Borneo para trabajar como mano de obra barata en la industria del aceite de palma. Malasia es el segundo productor mundial de aceite de palma y en torno a un tercio de la producción total del país se concentra en el Estado de Sabah. Muchos filipinos que llegaron a Borneo lo hicieron huyendo del conflicto en Mindanao y también por motivos laborales. Situación actual: tanto el Gobierno malayo -llevando a cabo inversiones en educación, entre otras medidas- como el Ejecutivo indonesio -proporcionando la nacionalidad a través de su consulado en la zona- están trabajando en los últimos años para remediar la situación de los apátridas de Sabah. Más complicado lo tendrán los filipinos que -al menos hasta hace unos meses- ni siquiera contaban con un consulado de su país en la zona al que dirigirse para regularizar la situación de sus hijos. Entre otros detalles, la ley malaya no permite que los trabajadores inmigrantes contraigan matrimonio en el país. Nubios en Kenia Población apátrida: no se disponen de cifras, ni siquiera aproximadas, sobre la población nubia que pueda estar residiendo en estos momentos en Kenia en situación de apatridia. Además de los nubios, las comunidades de árabes de la costa y de descendientes de somalíes tienen graves problemas a la hora de registrarse como ciudadanos kenianos. Antecedentes: a finales del siglo XIX, muchos nubios sudaneses llegaron a Kenia como soldados del Ejército imperial británico y terminaron sirvieron en las dos guerras mundiales. A comienzos del siglo XX el Gobierno británico les otorgó unos acres de tierra a las afueras de Nairobi, en el poblado de Kibera, para que pudieran asentarse. Hoy en día aquel asentamiento forma parte de la megaurbe de la capital, y Kibera se convertido en un de los slums del mundo con mayor densidad de población. Situación actual: a pesar de que los nubios deberían ser considerados ciudadanos kenianos en base a la Constitución, continúan sin obtener el reconocimiento por parte de las autoridades. No existen perspectivas de cambio en la situación de este colectivo de apátridas que dejaron de ser sudaneses hace más de un siglo y que nunca han podido verse reconocidos como kenianos. Rohingyas en Myanmar Sin Estado, sin derechos AFP/Getty Images Población apátrida: según ACNUR, en Myanmar viven unos 800.000 miembros de esta etnia musulmana que no es reconocida por las autoridades birmanas como una de las más de 130 que habitan el país. Antecedentes: los rohingyas viven al oeste de Myanmar desde hace siglos. Las oleadas de represión han sido constantes durante el siglo XX, desde la independencia del país, lo que ha motivado sucesivas oleadas de exiliados y retornados, sobre todo hacia y desde el vecino Bangladesh. La ley birmana considera ciudadanos a los establecidos desde antes de la independencia y a sus descendientes. Situación actual: el pasado mes junio se recrudeció, una vez más, el conflicto étnico y religioso entre los budistas y los rohingyas que viven en el Estado de Arakan causando decenas de muertos y miles de desplazados. Bidún en Kuwait y Arabia Saudí Población apátrida: en todos los Estados del Golfo Pérsico se registran problemas de apatridia, pero son especialmente considerables por su magnitud en Arabia Saudí y, sobre todo, en Kuwait. Los bidún -o bidoun, denominación proveniente de la expresión árabe para decir «sin nacionalidad»- podría ascender, según cifras de ACNUR, a unas 70.000 personas en Arabia Saudí y 93.000 en Kuwait, país que cuenta con una población total de unos 2,3 millones. Antecedentes: con motivo de la independencia de Kuwait en 1961 se procedió a la concesión de la nacionalidad a una gran parte de la población del país. Hoy en día, por diversas razones, muchos habitantes, en su mayoría nómadas, no pudieron inscribirse en los registros oficiales. A la comunidad bidún se suman todos aquellos que no son hijos de padre kuwaití, aunque su madre sí lo sea: si por algún motivo no pueden acceder a la nacionalidad de su progenitor, se ven imposibilitados para adquirir la ciudadanía kuwaití. Situación actual: en enero de 2011, coincidiendo con las protestas en muchos otros países árabes, la comunidad bidún de Kuwait inició una serie de protestas que consiguieron que el Gobierno prometiese tomar medidas urgentes para solucionar su estado de no ciudadanos. Ante la falta de una concreción de esas promesas, los bidún continuaron con sus manifestaciones y sufrieron una fuerte represión policial durante su transcurso. Las quejas continúan a pesar de la represión. Butaneses y tibetanos en Nepal Sin Estado, sin derechos AFP/Getty Images Población apátrida: según cifras oficiales, unas 800.000 personas se encuentran en situación de apatridia en el país, aunque esa cifra podría ser mucho mayor, incluso el doble, en torno a 2 millones de personas. Antecedentes: durante décadas para obtener la nacionalidad nepalí se necesitaba, además de haber nacido en el país, hablar y escribir correctamente el idioma. También se requería que se demostrara una residencia continuada en el país de más de una década para todos aquellos que no fuesen de «origen nepalí». En Nepal hay amplias comunidades de refugiados butaneses y tibetanos -también inmigrantes indios y de Bangladesh- cuyos descendientes tampoco pueden acceder fácilmente a un certificado de nacimiento que reconozca su ciudadanía. Situación actual: Nepal cuenta desde 2007 con una Constitución transitoria que garantiza la nacionalidad a todos aquellos nacidos de padre o madre nepalí. En el borrador de la nueva Carta Magna, que se está definiendo desde hace meses en la Asamblea Constituyente, se podría requerir que para obtener la nacionalidad ambos progenitores tendrán que ser nepalís. En el caso de los refugiados tibetanos, conviene destacar el papel de China, que según algunas informaciones estaría ofreciendo créditos al Gobierno de Katmandú a cambio de que éste endurezca el trato que dispensa a esos miles de refugiados. Haitianos en República Dominicana Sin Estado, sin derechos AFP/Getty Images Población apátrida: se calcula que entre 200.000 y 300.000 haitianos. Antecedentes: La Constitución dominicana de 2010 estableció que no tendrán derecho a la nacionalidad los nacidos en suelo dominicano de padres que «residan ilegalmente» en el país. En la práctica, esta regulación afecta sobre todo a los descendientes de haitianos. Muchos de ellos, nacidos en República Dominicana, se ven de pronto «desnacionalizados» cuando reciben la negativa por parte del Registro Civil de emitirles un duplicado de su certificado de nacimiento, indispensable para realizar la mayoría de los trámites que permiten ejercer la ciudadanía. Situación actual: Organizaciones de derechos humanos han denunciado que las autoridades dominicanas han llevado a cabo en los últimos meses deportaciones de haitianos sin las garantías legales requeridas. El Estado dominicano ha sido denunciado por ello por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ante la Corte Interamericana de los Derechos Humanos. También, están sufriendo deportaciones desde Estados Unidos. Las perspectivas de futuro de estos deportados en su país de origen son escasas. Los no ciudadanos de Letonia Población apátrida: unos 320.000 habitantes de Letonia -con una población total de 2,3 millones- tienen la categoría de no ciudadanos. Según la ley letona, no son apátridas, pero de facto tienen limitado el ejercicio de muchos derechos básicos, como el de voto. Antecedentes: Letonia creó la categoría de no ciudadanos tras la caída de la Unión Soviética. Se creó principalmente para englobar a todos los habitantes -en su mayoría, de origen ruso, aunque también hay bielorrusos y ucranianos- que se habían trasladado al país durante la época soviética y que no contaban con arraigo antes de 1940. Situación actual: muchos letones no ciudadanos han optado ya por acogerse a la nacionalidad rusa. Este problema de no ciudadanía enfrenta periódicamente a las autoridades rusas y letonas. Recientemente se celebró un referéndum en Letonia sobre la conveniencia de elevar el ruso a segunda lengua oficial del país: medida que fue rechazada con casi un 75% de los votos. El drama de "no existir": qué es la apatridia y por qué el Congreso avanza con una ley para regularla autor Por Juan Piscetta 16 de Noviembre de 2018 jpiscetta@infobae.com Compartir en FacebookCompartir Compartir en TwitterTweet Compartir en WhatsAppCompartir La Comisión de Relaciones Exteriores trató un despacho para sancionar un régimen especial para las personas apátridas. La Comisión de Relaciones Exteriores trató un despacho para sancionar un régimen especial para las personas apátridas. En 2004, Steven Spielberg estrenó La terminal, una película que relata la historia de Viktor Navorski (Tom Hanks), una persona nacida en Krakozhia, una república de fantasía que remite a la extinta ex Unión Soviética. Pero al llegar al aeropuerto internacional John F. Kennedy le niegan la entrada al suelo norteamericano: estalló una guerra civil en Krakozhia y Estados Unidos dejó de reconocerla como un Estado constituido. A partir de ese momento, Viktor técnicamente no tiene ciudadanía y no puede entrar a EEUU ni volver a su tierra; tendrá que ingeniárselas para vivir entre azafatas, pilotos, empleados de la terminal y viajeros. Esa historia ficticia -basada en la vida del iraní Mehran Karimi Nasseri– es una imagen estilizada del drama de los apátridas. En el mundo, aproximadamente hay 10 millones de personas que ningún país las reconoce como ciudadanos. Argentina tuvo este tipo de casos en el pasado y no está exenta de seguir recibiéndolos, pero falta un procedimiento adecuado sobre qué hacer con ellos. Los apátridas migrantes padecen todo tipo de privaciones y carecen de los derechos más elementales. "Imaginate qué pasaría si vivís en Argentina, no te registraron al nacer y tenés que vivir sin documentos. Si vas a la escuela y la terminás, no te pueden dar el título porque no pueden determinar quién sos. Se te complica también el acceso a la salud y al empleo. Hoy en día necesitás documentos para casi todo. Al no ser reconocido por el Estado, quedás al margen de la vida: legalmente no existís", señaló a Infobae Juan Ignacio Mondelli, oficial regional del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). En el mundo, aproximadamente hay 10 millones de personas que ningún país las reconoce como ciudadanos Mondelli estuvo de misión diplomática en Buenos Aires por un proyecto de ley que se empezó a tratar en la Cámara de Diputados. Por iniciativa de la diputada radical Karina Banfi, la Comisión de Relaciones Exterior y Culto, presidida por Cornelia Schmidt Liermann (PRO), debatió junto al funcionario de Acnur la sanción de un régimen especial de reconocimiento y protección para las personas apátridas. "La ley esta orientada a definir quién es considerado apátrida, cuáles son sus derechos, permite brindar protección y asistencia, elabora un protocolo para los apátridas que no son refugiados y otorga facilidades para su naturalización", sostuvo Mondelli. "Es un vacío legal que la Argentina lo tiene hace 46 años", completó. Una falla en el sistema En el país está vigente la Convención sobre el Estatuto de los apátridas, un tratado internacional al que Argentina adhirió en 1972. Sin embargo, ese pacto nunca se reglamentó y se ajustó la normativa local. En la actualidad se desconoce cuántos apátridas migrantes hay. No hay números ni cifras estimadas porque faltan los mecanismos para identificarlos. Ocasionalmente aparece algún caso. Uno de ellos fue el de Wei Jia, quien nació en China y vive desde 2002 en Buenos Aires. En 2005 decidió comenzar los trámites para naturalizarse, con el costo de perder su ciudadanía china (ese país impide tener doble nacionalidad). Sin embargo, el año pasado Wei quedó apátrida luego de que la justicia cordobesa anuló años después su Carta de Ciudadanía. Él había estado en regla, pero no así la autoridad que aprobó los trámites: la secretaria judicial Olga Liliana Borneo Santillán falsificó la firma del juez Víctor Bustos Fierro y la de un fiscal en más de 400 expedientes migratorios como el de Wei. La funcionaria tuvo una condena menor, pero Wei se convirtió en un paria, sin papeles para poder trabajar y vivir. Miguel Kreiter es hijo de padres que nacieron en la Unión Soviética. Miguel Kreiter es hijo de padres que nacieron en la Unión Soviética. Años atrás, Miguel Kreiter se dio cuenta sobre su condición de apátrida cuando quiso visitar a sus hijos y nietos en Canadá y no pudo. Nacido en un campo de refugiados de Austria en 1945, llegó a la Argentina con su familia cuatro años después, al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Fue parte del último ciclo de emigración europea que el primer gobierno de Juan Domingo Perón auspició con su política de "puertas abiertas". La intención era poblar la Argentina con 4 millones de extranjeros como parte de los objetivos de desarrollo del Primer Plan Quinquenal. Kreiter vivió normalmente en el país con un documento para extranjeros. Sus padres pertenecían a la ex URSS al momento de emigrar. Pero al momento de gestionar su salida del país, tanto la Federación Rusa como Austria no lo reconocieron como nacional. No podía obtener el pasaporte argentino, ni ruso, ni austríaco. La Comisión de Refugiados le dio una solución provisoria al otorgarle el estatuto de refugiado estatutario apátrida. No todos los apátridas son refugiados. Si bien la Ley de Migraciones otorga múltiples facilidades para la naturalización, Mondelli señaló que puede existir "riesgo de apatridia" cuando nacen niños en zonas fronterizas y no son registrados. También puede existir riesgo cuando no se le reconoce a los chicos la nacionalidad de los padres, o en casos de trata de personas. En Latinoamérica hay 2.693 casos registrados de un estimado de 200 mil Una de las historias con mayor repercusión es la Maha Mamo, una apátrida nacida en el Líbano que obtuvo la nacionalidad brasileña el pasado 4 de octubre. Maha vivió en Siria casi toda su vida y estuvo largo tiempo batallando con el estado sirio y el sistema diplomático para que le reconozcan una nacionalidad. No podía acceder a ella por motivos religiosos, a raíz de que el matrimonio de sus padres (su padre era cristiano, y su madre musulmana) era considerado ilegal en el Líbano. Maha Mamo expuso ante legisladores de Cambiemos su experiencia como apátrida. (Crédito: Acnur) Maha Mamo expuso ante legisladores de Cambiemos su experiencia como apátrida. (Crédito: Acnur) Mamo hizo de su apatridia una bandera y estuvo este lunes en la Comisión de Relaciones Exteriores de Diputados, donde contó su experiencia. "Comparto mi historia para contribuir al cambio de las leyes y darles más oportunidades a los apátridas. No es un problema político ni religioso, es humanitario", afirmó la activista a este medio. ¿Dónde están, quiénes son? De las 10 millones de personas apátridas estimadas, Acnur logró registrar unas 3,9 millones. La falta de estadísticas exhaustivas se debe a múltiples razones, una de ellas es de orden censal y falta de organismos. De 112 países con censos con preguntas sobre nacionalidad, menos del 25% incluían preguntas relacionadas con la apatridia. En otras latitudes la apatridia es un auténtico drama masivo y humanitario. En ese grupo están los musulmanes rohingya, uno de los pueblos más perseguidos del mundo. En Birmania (Myanmar), su tierra, a los rohingya se les prohíbe casar o viajar sin permiso de las autoridades, ni tienen derecho a poseer tierra o propiedades. Se calculan solo en Myanmar más de 900.000 apátridas por razones de discriminación y marginación. De las 10 millones de personas apátridas estimadas, Acnur logró registrar unas 3,9 millones Según el reporte de Tendencias Globales de Acnur, en 2017 se contabilizaron 2.588.582 personas en Asia, unos 711.589 en África, unas 547.277 en Europa , 3.790 en América del Norte y 52 en Oceanía. Además de Myanmar, los países que lideran el informe son Tailandia (486.440), Letonia (233.571) y Siria (160.000) En Latinoamérica hay 2.693 casos registrados de un estimado de 200 mil; una incidencia baja. "Si bien esto es algo positivo, generó la idea de que el problema de la apatridia no existe en América Latina", advierte Mondelli. La mirada cambió a partir de 2014, con la cumbre Cartagena+30. En ese cónclave, los gobiernos latinoamericanos se reunieron en Brasilia y pusieron como objetivo lograr el fin de la apatridia en la región. Postal de los refugiados rohingya, en Bangladesh. (Getty Images) Postal de los refugiados rohingya, en Bangladesh. (Getty Images) El proyecto que está discutiendo el Congreso y que obtuvo el apoyo de Cambiemos está en sintonía con esos lineamientos del Plan de Acción de Brasil. El texto establece como autoridad de aplicación a la Comisión Nacional para los Refugiados (Conale), que depende del canciller Jorge Faurie. "Desde el Gobierno vamos a respetar y abrazar a todos los que quieran habitar en el suelo argentino", señaló Karina Banfi, autora del texto. "Tenemos la oportunidad de erradicar la apatridia de las Américas en 2024. Esperamos que sea la primera región a nivel global que logre solucionar el problema", finalizó el oficial de Acnur. Seguí leyendo La increíble historia del niño sin patria que se convirtió en el portavoz de los 12 atrapados en la cueva TEMAS RELACIONADOS acnur apátridas apatridia Congreso Diputados karina Banfi Compartir en Taller de cocina solidario #AcogeUnPlato Aprende a cocinar desde casa dulces marroquíes con el maestro panadero Jesús Machí y el cocinero refugiado Toni Bouarfa Aprende a cocinar desde casa dulces marroquíes con el maestro panadero Jesús Machí y el cocinero refugiado Toni Bouarfa Aprende a cocinar desde casa dulces marroquíes con el maestro panadero Jesús Machí y el cocinero refugiado Toni Bouarfa Este taller de repostería marroquí tendrá lugar el próximo jueves, 29 de octubre a las 18:30 horas con la participación del maestro panadero valenciano Jesús Machí Para garantizar el cumplimiento de las medidas de seguridad la participación será online y las inscripciones pueden hacerse a través de este acogeunplato.org AcogeUnPlato es una iniciativa solidaria de CEAR basada en el “gastroadvocacy”: acercar la situación de las personas refugiadas y crear incidencia social, logrando su plena inclusión y el reconocimiento de sus derechos, a través de la gastronomía La Comarca 26/10/2020 (Última actualización: 26/10/2020 21:51) Imprimir La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), a través de su iniciativa Acoge Un Plato, organiza un nuevo taller de cocina solidario con el reconocido panadero Jesús Machí y Toni Bouarfa, cocinero y refugiado marroquí. Ambos enseñarán a los asistentes a cocinar dos recetas típicas de dulces marroquíes, una de ellas apta para celíacos. Esta nueva cita que tendrá lugar el jueves 29 de octubre de 2020 a las 18:30h, y se retransmitirá en directo desde el obrador del Horno San Bartolomé (Valencia) para garantizar el cumplimiento de las medidas de seguridad. Los expertos gastronómicos cocinarán en directo cuerno de gacela y ghoriba (sin gluten), dos dulces típicos marroquíes que la madre de Toni compartió con él antes de que tuviera que abandonar su país y que le recuerdan a momentos muy felices de su vida anterior. Desde que llegó a España en 2015, Toni Bouarfa ha formado parte de la familia CEAR y hoy es una pieza fundamental de su equipo de cocina: “No hay que esperar a que los demás lo hagan todo por ti, cada uno es importante en el proceso de adaptación. Compartir la gastronomía de mi país de origen no solo me permite volver a mis raíces, sino que me ayuda a acercar mi cultura y orígenes al mundo, a través de una cosa tan amable y sabrosa como es la comida”. Jesús Machí será un participante más de este taller pues hace unos meses, tras cocinar pan marroquí junto a Toni Bouarfa, retó al cocinero marroquí a enseñarle a preparar las recetas de dulces marroquíes de su madre: “Acoge Un Plato demuestra que las recetas no entienden de fronteras y tenemos que aprovecharlo. Como panadero realizamos intercambios gastronómicos constantemente con personas de otros países y culturas, así que Acoge Un Plato es realizar mi actividad profesional añadiéndole un carácter solidario y social.” Y añade: “No nos podemos olvidar que nosotros también fuimos refugiados, tenemos que acoger de la misma manera que quisimos que nos acogieran a nosotros”. En las recetas de dulces marroquíes como las que se cocinarán en el taller son fundamentales ingredientes como la almendra, un elemento típico de la cocina valenciana como demuestran los dulces de Sant Donís. Estos dulces se regalan, según manda la tradición, en el día de la Comunidad Valenciana. La repostería marroquí puede aportar distintas maneras de utilizar esos mismos ingredientes en los dulces y platos típicos valencianos fusionando las dos gastronomías mediterráneas para conseguir platos innovadores. La inscripción al taller, cuya recaudación se destinará íntegramente a los programas de acogida e inclusión de CEAR, puede realizarse a través de este enlace. Para poder cocinar las recetas propuestas se necesitarán los siguientes ingredientes: Cuerno de gacela Para la masa: - 150g de harina - 1 cucharada grande de azúcar glaseado - 1 cucharada grande de mantequilla - Agua de azahar Para el relleno: - 200g de almendra en polvo (o almendra pelada y triturada) - 1 cucharada grande de mantequilla - 100g de azúcar glaseado - Agua de Azahar Ghoriba (sin gluten) - 500g de cacahuetes tostados y triturados (con su piel) - 3 huevos pequeños (si son grandes 2) - 125g de azúcar - 1 cucharada de mermelada (la que más te guste) - 1 cucharada (o 7g) de levadura - 1/2 cucharada de canela - azúcar glaseado - agua de azahar La iniciativa solidaria Acoge Un Plato (acogeunplato.org) es una clara muestra de gastroadvocacy pues utiliza la gastronomía como medio para crear incidencia social y lograr la plena inclusión, así como el reconocimiento de los derechos de las personas refugiadas. Desde su lanzamiento, Acoge Un Plato ha sumado recetas de personas refugiadas de países como Marruecos, El Salvador, Afganistán, Venezuela, Siria, Camerún y cuenta con el apoyo de personalidades del mundo de la gastronomía como Jesús Machí, Begoña Rodrigo, Pepe Rodríguez, Julio Fernández o Ángel Palacios. CEAR, Comisión Española de Ayuda al Refugiado La Comisión Española de Ayuda al Refugiado lleva más de 40 años defendiendo el derecho de asilo y los derechos de las personas refugiadas, solicitantes de asilo, apátridas y migrantes con necesidad de protección internacional y/o en riesgo de exclusión social. En 2019, CEAR atendió a más de 34.000 personas, un 7% más que el año anterior, ofreciéndoles atención directa e integral en todo el proceso de acogida: atención psicosocial, defensa jurídica, incidencia y denuncia en aquellas ocasiones en las que se vulneran los derechos humanos. En el caso de CEAR País Valencià, cuenta con más de 250 plazas de acogida repartidas entre Valencia, Sueca y Cullera, 15 personas refugiadas de las cuales forman parte de Acoge un Plato. Por Rekha Chandiramani Actualizado 01/05/2020 00:00 La pandemia agarró a miles de personas de todo el mundo fuera de sus fronteras. Cuando la Organización Mundial de la Salud declaró la epidemia del Covid-19 (enfermedad que causa el virus SARS-Cov2) como una pandemia el pasado 11 de marzo, miles de personas estaban en alta mar o como indocumentados en otro país. Con el cierre de fronteras —aeropuertos y puertos– en varios países como medida de protección sanitaria, la suerte los llevó de ciudadanos del mundo a apátridas en solo unas horas. Unos 38 cruceros estaban navegando en todo el mundo cuando la OMS declaró la pandemia, según datos extraídos de CruiseMapper. A bordo se reportaron infectadas 2,919 personas entre cruceristas y tripulantes. Hasta este 30 de abril, el saldo de muertos a bordo de cruceros por causa del nuevo coronavirus fue de 50 personas, según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Los brotes no son desconocidos para las navieras de cruceros. Cada año se reportan más de 10 brotes virales o bacterianos en cruceros en plena travesía. Incluso es una cifra que ha ido disminuyendo: en 2002 se reportaron 43 brotes que afectaron a 3,530 personas, mientras que en 2012 se reportaron menos brotes (34), pero afectaron a más personas (5,542). El año pasado se reportaron 14 brotes que afectaron a 1,556 cruceristas. La novedad del nuevo coronavirus es que muchos barcos no pudieron llegar a puerto, o llegaron muy tarde. Los países cerraron fronteras, puertos y aeropuertos, dejando a miles de pasajeros varados en sus aguas. Incluso algunas navieras llegaron a apelar a la humanidad de los países para permitirles atracar en los puertos y poder atender médicamente a pasajeros al borde de la muerte. Los tripulantes, en cambio, tienen que permanecer en el barco, muchos de ellos están en cuarentena extendida aún en el mar. De ciudadanos del mundo a apátridas en plena pandemia ¿Actuaron las navieras a tiempo? Según una agente de viajes panameña que vende cruceros hace más de 20 años, las navieras se demoraron mucho en cancelar los viajes… “al principio no sabían ni qué hacer (…) mandaban un comunicado, después otro”. Los reportes de casos a la CDC se remontan a febrero, pero no fue hasta la semana del 11 de marzo que las navieras empezaron a cancelar sus salidas, algunas de ellas recién han extendido las cancelaciones a las salidas de junio. De varados a cautivos Cuando los cruceros Zaandam y Rotterdam llegaron a un puerto de Florida el 2 de abril tras días de navegar sin rumbo y después de la muerte de cuatro personas con Covid-19 y decenas de infectados a bordo, la pesadilla de Dante Leguizamón – periodista argentino que estaba entre los pasajeros del barco– no terminó. Ese día empezó otro capítulo de un viaje aterrador que recién terminó esta semana cuando después de 50 días –su viaje original apenas duraba 14 – pudo volver a casa. Dante es un periodista argentino que abordó el crucero Zaandam, de la naviera Holland America el pasado 8 de marzo, invitado por un amigo que trabaja en el barco como músico. El barco zarpó de Buenos Aires, recorrió islas Malvinas, Uruguay. El viaje de Leguizamón terminaba en el puerto de San Antonio 14 días después. Pero no fue así. Su viaje de placer dio un giro de 180 grados cuando la declaración del Covid-19 como pandemia los agarró en el mar. Cuando los países cerraron sus fronteras y sus puertos, 38 cruceros estaban en alta mar con 90,000 pasajeros abordo de acuerdo con la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros. Cuando la naviera bajó del barco Zaandam y Rotterdam a los 1,200 pasajeros para enviarlos a casa, a unos 15 –la mayoría argentinos– se les negó el abordaje en el avión. Se los llevaron de vuelta al barco diciéndoles que Argentina no los dejó viajar. Desde ese momento y por casi 30 días, estuvieron encerrados en el barco en sus cabinas en algún punto del Caribe. Finalmente este miércoles pudieron tomar un vuelo de Eastern Line para retornar a sus países. Al Leguizamón compartir su historia en redes sociales, recibió testimonios de muchos trabajadores de barcos que terminaron presos por negarse a atender enfermos de coronavirus sin la protección necesaria, de cuarentenas que sobrepasan los 14 días, de vuelos prometidos que no se concretaron, de enfermos que no se reportaron y muertes que se reportaban días después de que ocurrieran. Viajar por el mundo Si hay un medio de transporte que recoge la esencia del mundo globalizado es justamente un barco. Este puede fabricarse en Europa por lo de la marca, abanderarse en Panamá por las bajas tasas, contratar personal de cualquier país y establecer una oficina central en Bahamas, por lo del beneficio fiscal. Pero para los que embarcan, las nacionalidades siguen teniendo peso porque cada persona que aborda un crucero debe tener visa para desembarcar en cada punto en el cual atraque el barco. De lo contrario no puede bajar. En condiciones normales, esa persona pasaría el día en el barco comiendo y tomando cocteles aguados hasta que regresen los que se bajaron y sigan el recorrido. Eso no fue lo que pasó con los pasajeros que el 8 de marzo abordaron en Buenos Aires el crucero Zaandam, propiedad de la compañía Holland America, filial de Carnival Corporation. El coronavirus empezó a reportar los primeros casos en la región a principios de marzo. En la fecha en que el barco zarpó, el Gobierno argentino contabilizaba 12 casos de Covid-19 en todo el país. La pandemia global que inició en China en diciembre puso a los países en jaque. A mediados de marzo casi todos los países cancelaban vuelos y cerraban sus puertos. El itinerario del Zaandam incluía escalas en Uruguay, islas Malvinas (puerto Stanley) y otros puertos cercanos. La embarcación terminaría la primera parte de su recorrido el 21 de marzo en el puerto chileno de San Antonio. Allí se bajarían los pasajeros que regresaban a Argentina o bien los que se quedaban en Chile u otro país del sur, y embarcarían los pasajeros que seguirían la segunda parte del viaje: una travesía de 20 días pasando por el Canal de Panamá y culminando en Fort Lauderdale el 7 de abril. El 14 de marzo el barco llegó a Punta Arenas, Chile. Según el blog de la naviera, fue la última vez que los pasajeros se bajaron del barco. Al día siguiente, el 15 de marzo, no pudieron atracar en el siguiente puerto, el de San Antonio, también en Chile. “Desde ese día, todos los puertos nos negaron el desembarco”, detalla la naviera. A partir de ese día emprendieron un viaje fantasma. Varados en las cosas de Valparaíso primero, esperaban “confirmar” la reserva para transitar por el Canal de Panamá y llegar a Fort Lauderdale. El 21 de marzo el barco salió de Valparaíso hacia el norte con rumbo desconocido, porque el tránsito por el Canal estaba ahora 'en veremos' ante el cierre de puertos panameños y la restricción de cruzar. Un día después, al menos oficialmente, el barco informó que 13 pasajeros y 29 tripulantes se habían reportado con “síntomas de influenza”. Dante no tuvo más remedio que continuar la travesía hacia el norte. El barco ya iba en dirección a las costas panameñas del Pacífico. Otro buque de la misma naviera, el Rotterdam, salió de México el 22 de marzo con equipo médico y pruebas para detectar Covid-19 y se encontró con el Zaandam el 26 de marzo en la noche, según la bitácora de Holland America. En la costa panameña –mientras esperaban la autorización para cruzar el Canal de Panamá– los pasajeros no enfermos fueron trasladados del Zaandam al Rotterdam en una operación que tuvo lugar el 27 de marzo. Cuatro fallecidos abordo El administrador del Canal de Panamá, Ricaurte Vásquez, a través de una videoconferencia actualizó la información sobre la situación de la vía acuática en medio de la pandemia. Era el viernes 27 de marzo y sobre el Zaandam, que ya reportaba enfermos, reiteró que el barco no había cruzado el Canal por la restricción del Ministerio de Salud panameño, al que aconsejó al menos permitirle el desembarco para que los pasajeros pudiesen regresar por avión a sus países”. Unas horas después, la naviera anunciaba en su blog el deceso de cuatro personas a bordo del Zaandam por Covid-19, sin determinar la fecha de cada deceso. El Ministerio de Salud en su comunicación oficial del 28 de marzo, dijo que tras haber sido actualizados de la situación en el barco reevaluaron la medida para brindar una “ayuda humanitaria que les permita continuar hasta su destino”, pero aclarando que ningún pasajero ni miembro de la tripulación podía desembarcar en suelo panameño. El tránsito empezó el domingo 29 y culminó el 30 de marzo. La naviera y el Gobierno estadounidense agradecieron el gesto humanitario a Panamá, al tiempo que se proclamaba como héroes a los pilotos que asistieron dichos tránsitos. Pero los tres días que permaneció anclado el barco en la costa panameña esperando el paso por el Canal es un episodio digno de recapitular por el país, tanto como signatario del convenio SAR de la Organización Marítima Internacional, como por ser parte de la Convención Americana de Derechos Humanos. Una vez cruzado el Canal de Panamá y con cuatro cadáveres a bordo, los dos cruceros volvieron a la incertidumbre cuando el alcalde de Fort Lauderdale, Dean Trantali, dijo que no podrían atracar. Ese 30 de marzo, el periodista argentino se dirigía a un país para el que no tiene visa de entrada. El mismo día el presidente de la naviera, Orland Ashford, cuestiona en un mensaje a las naciones que estando enfocadas en combatir la crisis internamente, “le dieron la espalda a quienes estaban en el mar”. Criticó la negativa de los países en brindarles equipo médico, provisiones y atención a los pacientes más graves. Y en tiempos de miedo extremo, como este que ha traído el virus Sars-COV2, ¿cómo actuamos de manera consistente con nuestra dignidad humana?, preguntaba el ejecutivo. Eventualmente pesaron más los casi 400 ciudadanos estadounidenses que estaban en los barcos y ambos cruceros atracaron en el puerto de Everglades. Entre el 2 y el 3 de abril desembarcaron unos 1,200 pasajeros que luego fueron repartidos entre clínicas, sus casas y el aeropuerto para tomar vuelos charters a sus países. En la carta pública, Leguizamón cuenta que una pareja de ancianos fue llevada hasta el aeropuerto, pero no pudieron viajar porque el esposo, argentino, no podía hacerlo, pero ella, uruguaya, sí podía. Ambos fueron devueltos al barco junto con diez argentinos más, un boliviano, un croata y otra persona cuya nacionalidad no pudo identificar. El periodista presentó un recurso de Habeas corpus a través de su familia ante los tribunales argentinos. Cuando escribió su testimonio en redes, no sabía exactamente dónde estaba, porque cuando el 9 de abril el barco levó anclas y salió del puerto de Everglades, lo hizo sin avisarles. El mundo volvió a los nacionalismos rancios con Trump, Johnson y Bolsonaro. Pero el individualismo nunca se fue. Bien dijo Teresa May, la exprimera ministra del Reino Unido en un discurso después del referendo para el Brexit en 2016, “si crees que eres ciudadano del mundo, entonces eres ciudadano de ninguna parte. No entiendes qué significa la ciudadanía”. Ciudadanos del mundo o de ninguna parte derechos humanos La idea de una ciudadanía del mundo se origina en el concepto del cosmopolitismo nacida en la antigua Grecia, plantea el profesor y filósofo, Samuel Prado Franco. En esa época, Grecia era una ciudad-estado con un territorio geográfico bastante limitado, pero con el surgimiento de los grandes imperios, esas ciudades-estados desaparecieron y empezaron a aparecer las naciones, identificándose como territorios delimitados por fronteras, explica Prado, y añade que la idea del cosmopolitismo se siguió manteniendo con el ideal de ver a los seres humanos como sujetos de derechos independientemente de su lugar de nacimiento, religión, idea política o raza. Son varios los tratados internacionales que dan legalidad al rescate humanitario de personas en peligro transfronterizo. En el caso de los mares, específicamente, está el Convenio de las Naciones Unidas sobre el derecho del mar (1982), el Convenio Internacional para la seguridad de la vida humana en el mar (1974) y el Convenio Internacional sobre búsqueda y salvamento marítimo (1979). Todos los tratados están enmarcados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que eleva la ayuda humanitaria de opción a compromiso entre las partes o los países firmantes. apátrida en cambio, según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, es aquel que se ve privado de una nacionalidad, y que por ese motivo no se le permite ir al colegio, al médico, conseguir trabajo, abrir una cuenta bancaria e incluso contraer matrimonio, o sea que no pueden ejercer sus derechos humanos fundamentales. El mapa de los apátridas: 15 millones de personas no tienen país que llamar casa * * El mapa de los apátridas: 15 millones de personas no tienen país que llamar casa * Cada 10 minutos nace un nuevo niño apátrida en el mundo, y esa condición marcará su futuro. Cientos de miles de niños nacidos en Siria desde el inicio del conflicto están en riesgo de apatridia. * * * * * NOTICIA29.04.2016 - 00:00h Niños se calientan en una tienda en el campo de Idomeni, cerca de la frontera de Grecia y Macedonia Niños se calientan en una tienda en el campo de Idomeni, cerca de la frontera de Grecia y MacedoniaDaniel Mihalescu/AFP El Departamento de Estado de EEUU ha realizado un informe sobre las personas apátridas, aquellas que carecen de un país que les reconozca como ciudadanos. Según dicho informe, se estima que existen entre 10 y 15 millones de personas en todo el mundo sin estado, a los cuales ningún país reconoce como ciudadanos. Debido a que no son reconocidos, las personas apátridas a menudo no aparecen en las estadísticas oficiales, y por ende no pueden acceder a servicios básicos y disfrutar de los derechos fundamentales. Hay 93 países donde se sabe que existen poblaciones apátridas, pero 15 de ellos no tienen datos fiables sobre el número de personas en esta condición que viven en su territorio. Entre los principales factores de riesgo y causa que hacen que una persona sea un apátrida se destacan la herencia de la condición (de padres a a hijos), las leyes de nacionalidad discriminatorias, la falta de registro de nacimientos y los conflictos armados. (VEA EL MAPA A TAMAÑO COMPLETO) A modo de ejemplo, cientos de miles de niños nacidos en Siria desde el inicio del conflicto están en riesgo de apatridia porque la ley de la nacionalidad de Siria no permite a las mujeres a conceder la ciudadanía a sus hijos, y muchos sirios afectados por el conflicto no pueden acceder a la documentación civil. Cada 10 minutos nace un nuevo niño apátrida en el mundo, y esa condición marcará su futuro ya que la apatridia contribuye a los ciclos de pobreza y vulnerabilidad. En el informe del Departamento de Estado se destaca positivamente la iniciativa emprendida por el gobierno dominicano, que creó un camino legal para restaurar la ciudadanía a las cerca de 120.000 personas apátridas en su territorio, y se ha comprometido públicamente a resolver el estatus de ciudadanía de todas las personas nacidas en República Dominicana en riesgo de apatridia. Las personas incluidas dentro de las estadísticas de refugiados por razones de protección son otra categoría de apátridas, los llamados 'refugiados apátridas'. Algunas de estas personas no son reconocidas como ciudadanos por su país de origen o de última residencia habitual. Los grupos más numerosos de refugiados apátridas se enumeran a continuación:Mauritanos negros.Butaneses.Kurdos.Eritreos-Etíopes.Palestinos.Rohingya.Saharauis. Papúa Occidental. La discriminación de los apátridas: “Solo te sientes en paz si tienes la nacionalidad» Un informe de ACNUR denuncia la pobreza y el miedo basados en la diferencia a los que se enfrentan millones de personas en el mundo. (BUTTON) COMPARTIR share La Marea 04 noviembre 2017 Una lectura de 3 minutos Discriminación, pobreza y miedo. Son los tres principales obstáculos con los que viven día a día las personas apátridas, según un informe de ACNUR, que calcula que actualmente hay millones de personas sin nacionalidad –no existen cifras exactas–. Muchas de ellas pertenecen a un grupo étnico, religioso o lingüístico minoritario en el país donde, en muchos casos, viven desde hace generaciones. «La apatridia que experimentan ciertos grupos es tanto un síntoma como una causa de su exclusión: tiene su origen en la discriminación basada en la diferencia y refuerza su falta de pertenencia plena a las sociedades en las que viven, haciendo que la vida cotidiana sea mucho más difícil y solidificando la exclusión civil y política», denuncia el documento. «La apatridia se entiende a veces como un problema técnico debido a deficiencias de las leyes de nacionalidad; sin embargo, en muchos casos, la causa subyacente es la propia diferencia», añade. A través de numerosos testimonios, el informe recoge varios ejemplos específicos, como los romaníes y otras minorías étnicas de la Antigua República Yugoslava de Macedonia, los makondes de Kenia o la minoría karana de Madagascar. «Para ir a la Universidad había que hacer el servicio militar. Sin nacionalidad, no pude hacer el servicio militar. Así que he luchado toda la vida sin una formación adecuada”, cuenta Ismael Ramjanali, un hombre de la minoría karana que fue apátrida hasta que adquirió la ciudadanía francesa en 2017. Su madre, Sougrabay Ibrahim, que tiene 84 años y sigue siendo apátrida, nunca fue a la escuela. Recuerda que dejaba de comer para poder alimentar a Ismael y a sus hermanos. Aunque conseguía alimentarlos casi todos los días, no podía obtener atención médica cuando enfermaban. Cuando la gente le preguntaba qué les pasaba a sus hijos, tenía que responder: “Están enfermos y no tengo dinero para comprarles medicinas”. Todo se convierte en un círculo vicioso con pocas esperanzas de salir de una situación de pobreza extrema. Mahamadhoussen Chamimakatomme, de 58 años, explica en el informe que pidió la nacionalidad malgache durante más de 25 años. Como parte de sus esfuerzos, pagó «una gran suma» de dinero por un permiso de residencia “temporal” de 100 años, solo para que le dijeran poco después que ya no era válido salvo que se lo volviera a hacer con datos biométricos. “Un funcionario tiró a la basura mi tarjeta de residencia”, lamenta. Ibrahim Ickbal, de 50 años y padre de dos hijos que trabaja para un joyero local, pidió hace poco un préstamo a su empleador para pagar una tarjeta de residencia biométrica nueva. “Con mi pequeño salario tardaré dos años en devolver el préstamo”, dice, y añade: “Esto supone una enorme inversión económica, y todavía no puedo votar ni viajar”. En algunos casos, la causa de la apatridia es la exclusión expresa de la ciudadanía en la ley de nacionalidad del país en el que vive la persona debido a su condición de minoría. ACNUR cita específicamente a los rohingyas musulmanes de Myanmar, el mayor grupo apátrida conocido del mundo, excluidos de una lista de “grupos étnicos nacionales” que, según la Ley de Ciudadanía de 1982, adquieren automáticamente la ciudadanía al nacer. «No pueden adquirir la ciudadanía de Myanmar por la forma discriminatoria en que las leyes están redactadas y se aplican en la práctica», prosigue la organización internacional. Otro ejemplo: en Siria, en 1962, un censo especial ordenado por decreto afectó negativamente a 300.000 kurdos sirios a los que convirtió en apátridas (esta cifra se ha reducido posteriormente a 160.000). Ninguno de los grupos minoritarios consultados, sostiene el estudio, había elegido ser apátrida. Muchos de sus miembros se sentían frustrados con las humillaciones que habían sufrido al tratar de obtener documentos de identidad y la ciudadanía para ellos y para sus hijos, y varios siguen atrapados en la búsqueda agotadora, económica y psicológicamente, de la nacionalidad. Como dice Ismael Ramjanali, de la comunidad karana: “Solo te sientes en paz si tienes la nacionalidad. Sin nacionalidad, la inseguridad consume un montón de energía”. Este año se conmemora el 25 aniversario de la Declaración sobre los Derechos de las Personas pertenecientes a Minorías Nacionales o Étnicas, Religiosas y Lingüísticas, de 1992, en la que los Estados se comprometieron a proteger a estos grupos de cualquier forma de discriminación. Donación a La Marea Este artículo se publica gracias a miles de personas como tú. Lamarea.com está editada por una cooperativa que rechaza los anuncios del Ibex35, la publicidad que cosifica a las mujeres y los publirreportajes encubiertos. Desde 2012 apostamos por el periodismo de investigación, los análisis y la cultura. Y sobre todo apostamos por ti, por informar sobre los temas que te preocupan. Ayuda a financiar el periodismo que te representa. Haz una donación desde 5 euros. Haz una donación * #ACNUR * #apátridas * #nacionalidad (BUTTON) COMPARTIR share La Marea * redaccion@lamarea.com Avatar Comentarios 2 respuestas a “La discriminación de los apátridas: “Solo te sientes en paz si tienes la nacionalidad»” 1. Avatar ArroyoClaro dice: 08/11/2017 a las 20:12 OTRA COSA MUY DISTINTA ES LA «JUSTICIA» DE LA FISCALIA DEL REGIMEN DEL 78 RESPECTO A LA OCUPACION GENOCIDA ISRAELI DEL TERRITORIO PALESTINO: Un acuerdo de boicot a productos israelíes en Xeraco (Valencia) es calificado por la Fiscalía como delito de odio. EL MINISTERIO PUBLICO APRECIA QUE SE PUDO COMETER UN «DELITO DE ODIO» CONTRA EL PUEBLO DE ISRAEL La Fiscalía, tras realizar sus propias diligencias de investigación, considera que el acuerdo aprobado por Comprimís, PSOE y Canviar Xeraco-Podemos puede ser constitutivo de un delito de odio. En el citado acuerdo se llamaba al boicot de los productos fabricados en Israel debido al conflicto que mantiene con Palestina, dicho acuerdo ya se calificó por la Fiscalía contrario a derecho al vulnerar “derechos fundamentales recogidos en la Constitución a la igualdad; la no discriminación; la libertad religiosa y de culto, y a no ser obligado a declarar sobre la ideología, religión o creencias de cada uno”. De hecho, un juzgado ya lo anuló a través de una sentencia en la que expuso que “hubo un abuso del poder institucional para poner la administración al servicio de ideas programáticas, discriminatorias y contrarias a los derechos fundamentales del conjunto de ciudadanos”. La novedad es que el Ministerio Público aprecia que se pudo cometer un delito de odio contra el pueblo de Israel y deberá ser el juzgado quien deba dirimir las oportunas responsabilidades. EL PORTAVOZ MUNICIPAL DEL PP DE XERACO (no falla, tenían que ser ellos), Avelino Mascarell, ha declarado que “es momento que el ejecutivo municipal pida perdón y zanje este asunto a la mayor brevedad, sus creencias ideológicas no pueden afectar a la imagen de Xeraco en el que la inmensa mayoría de los ciudadanos somos tolerantes y abiertos a todas las personas vengan de donde vengan” añadiendo que “estaría bien que el gobierno dejara las cuestiones ideológicas en su casa y se dedicara a trabajar por los xeraqueros ya que sus ocurrencias solo causan problemas de imagen para el municipio, problemas con la justicia y los ciudadanos de Xeraco no ven beneficio alguno”. https://laicismo.org/2017/un-acuerdo-de-boicot-a-productos-israelie s-en-xeraco-valencia-es-calificado-por-la-fiscalia-como-delito-de-o dio/169280 Responder 2. Avatar ArroyoClaro dice: 08/11/2017 a las 19:54 Malo es ser apátrida, tanto como palestino en Tierras Ocupadas: Humillación, miedo y represión a diario durante 50 años. Así es como afecta la ocupación a casi 5 millones de personas palestinas en sus desplazamientos al trabajo o la escuela, visitar a familiares, ganarse la vida, acceder a sus tierras de cultivo, o incluso a electricidad y agua potable. «El agua es la vida; sin agua no podemos vivir […] Los soldados destruyeron nuestras casas y corrales con los rebaños, arrancaron todos nuestros árboles y destrozaron nuestras cisternas de agua […] Cada día es una lucha, porque no tenemos agua». Es verdad que la gran mayoría de los Estados reconoce públicamente que los asentamientos israelíes son ilegales, pero 50 años de condena ya no bastan ante 50 años de crímenes de guerra. Estos días el presidente de Israel, Reuven Rivlin , ha estado de visita de Estado en España , por eso, si no lo has hecho todavía, este es el mejor momento para exigir al Gobierno español que cumpla su obligación de prohibir los productos procedentes de los asentamientos. https://www.amnesty.org/es/latest/campaigns/2017/06/israel-occupati on-50-years-of-dispossession/ Más de 2.500 hijos de padres extranjeros que nacieron en Chile no cuentan hoy con la nacionalidad chilena. Son niños y adultos de hasta 21 años que han vivido sin el rut y, por lo tanto, sin los derechos que les otorga. La mayoría de ellos no está al tanto que desde el 2014 el Estado cambió la interpretación de la ley, que por décadas los consideró como hijos de extranjeros en tránsito (HET). Como tal, solo tenían derecho a cédula de identidad de extranjero. Con esta modificación, ahora podrán acceder a los beneficios que tienen los chilenos. "La categoría de transeúnte no otorga la nacionalidad, por lo tanto, esos niños nacieron y fueron inscritos como HET, quedaron en situación de apátrida, que es la ausencia de nacionalidad", señala Marcela Molina, abogada del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH). Desde 2014 en adelante, el Estado cambió la interpretación de esa categorización, la que se sigue aplicando en caso de azafatas o tripulantes que efectivamente están de paso, pero no en hijos de migrantes con intención de permanencia. "Muchos de los niños inscritos como HET sufren problemas de acceso a salud, a educación, a algunas de las becas o subvenciones del Estado, pero, sobre todo, el no reconocer su nacionalidad chilena es una vulneración a su derecho a la identidad", precisa Delfina Lawson, abogada de la Clínica de Migrantes y Refugiados de la UDP. De esta manera, tampoco pueden obtener un contrato de trabajo, salir o entrar del país, tener una cuenta corriente o recibir el notebook que se entrega en 7° básico. Se suma un serio daño en materia de integración, según lo ha detectado en terreno el INDH. "Hemos encontrado casos de HET apátridas que han vivido en nuestro país por más de 20 años, y que sin su cédula de identidad nacional les cuesta considerarse a sí mismos como chilenos", advierte Branislav Marelic, director del Instituto Nacional de Derechos Humanos. "Existen múltiples violaciones de derechos y efectos negativos para ellos", puntualiza. Afortunadamente, la nueva interpretación es retroactiva, por lo tanto, los inscritos como HET entre 1995 y 2014 también tienen derecho a su rut chileno. "Aquí no se está regalando un beneficio a nadie, lo que se está haciendo es corregir una situación injusta en que personas habiendo nacido en Chile no se les reconocía por la situación migratoria de los padres. Esto fue objeto de reproches tanto de una serie de organismos de derechos humanos como de la Corte Suprema", dice Rodrigo Sandoval, jefe nacional del Departamento de Extranjería y Migración. Operativo reparatorio Para reparar esta deuda histórica, hoy en las dependencias del Servicio Jesuita de Migrantes (SJM) se estará recibiendo a aquellos inscritos en esta situación para que regularicen sus casos en forma expedita y gratuita, en un operativo conjunto que llevarán a cabo este organismo, las clínicas de migrantes de la UDP y la U. Alberto Hurtado, Extranjería, el Registro Civil y Acnur (Agencia de la ONU para los Refugiados). Solo se deberá cancelar el valor de la cédula de identidad ($ 3.800) al finalizar el trámite. Más sobre Migrantes * A pesar del cierre de fronteras: 13 mil personas han sido denunciadas por ingreso ilegal por la PDI A pesar del cierre de fronteras: 13 mil personas han sido denunciadas por ingreso ilegal por la PDI 31 dic 2020 * OEA asegura que pandemia “empeoró” condiciones del éxodo venezolano, que llegaría a 7 millones de personas en 2021 OEA asegura que pandemia “empeoró” condiciones del éxodo venezolano, que llegaría a 7 millones de personas en 2021 29 dic 2020 * Afuera de embajadas y consulados: las semanas más duras de los migrantes Afuera de embajadas y consulados: las semanas más duras de los migrantes 19 dic 2020 La iniciativa es parte de un proyecto piloto para erradicar la apatridia en Chile al 2024 "y un ejemplo de buenas prácticas en el marco de la campaña mundial #Ibelong (yo pertenezco)", manifiesta Magda Medina, jefa de la Oficina de Acnur en Chile. Esta campaña que suscribió Chile, junto con la firma de distintas convenciones internacionales, obliga a los estados a modificar sus procedimientos para visibilizar y proteger a los más de 10 millones de apátridas en el mundo, y en especial en Chile, donde la población migrante crece cada año. "Es importante que se acerquen, ya que el Estado no puede actuar de oficio. Ellos tienen que manifestar su voluntad de tener la nacionalidad, independiente de la situación migratoria de los padres", precisa Sandoval. Ubicación Según el SJM, la mayoría estaría en Santiago y en el norte del país, lo que dificulta identificar los casos. "Muchas familias en situación irregular y que sus hijos han sido inscritos como HET no tienen acceso a la información y, por lo tanto, no saben del cambio de criterio o tienen temor de acercarse a las instituciones. Es clave explicar a las familias que la situación puede erradicarse", dice Florencia Saffirio, coordinadora nacional del Área Social del SJM. Una de las recomendaciones es mejorar las capacitaciones a los funcionarios del Registro Civil, ya que se han detectado casos de inscripción errónea como HET posterior a 2014. Azizbek Ashúrov, el defensor de los apátridas Quién Su labor, premiada por el Acnur, ha sido clave para que nadie quede sin nacionalidad en Kirguistán, el primer país del mundo en lograrlo Nansen Prize laureate Kyrgyzstan's human rights lawyer Azizbek Ashurov gestures during a press conference on October 2, 2019 in Geneva. - A human rights lawyer who fought to end the Azizbek Ashúrov, en Ginebra, durante una rueda de prensa tras conocerse la concesión del premio Nansen FABRICE COFFRINI / AFP Gonzalo Aragonés | Moscú Rusia. Corresponsal 04/01/2020 00:55Actualizado a 04/01/2020 07:42 Más de 13.000 personas le deben una vida mejor a Azizbek Ashúrov y su equipo de abogados, que lleva quince años luchando por los más olvidados de su país, los que permanecían en la sombra porque habían perdido su ciudadanía y el acceso a sus derechos más elementales. “La aparición de personas sin documentos legales está relacionada en esta región con la desintegración de la URSS”, dice Ashúrov por teléfono desde Osh, la segunda ciudad de la exrrepública soviética de Kirguistán. Tras el fin de la URSS, fueron 15 los nuevos países que tuvieron que reconocer a quienes vivían en su territorio como ciudadanos. “Aunque la ley existiera, la gente que vive en estas zonas fronterizas, en las montañas o pueblos aislados, no la conoce. Y una vez convertidos en apátridas, el proceso burocrático para ellos es imposible. Nunca antes habían tenido que vivir con estas normas, pues todo era el mismo país”, explica. a a Tras el fin de la URSS y la aparición de muchos países, miles de personas quedaron atrapadas sin papeles Este abogado solidario inició hace 15 años una campaña para lograr la ciudadanía para todos los que la perdieron. El esfuerzo ha culminado este año, y Kirguistán se ha convertido en el primer país del mundo postsoviético en solucionar este problema. “Un ejemplo de la capacidad que tiene un individuo para inspirar a la movilización colectiva”, dijo Filippo Grandi, responsable del Acnur. Por esa labor, la agencia de la ONU para los refugiados le ha concedido este mes de octubre el premio Nansen. “Es un premio para todo el equipo, pero también para el Estado, ya que lo hemos logrado gracias a un trabajo conjunto con las instituciones”, asegura. Dedicarse a quienes han perdido su identidad tiene mucho que ver con la propia historia de Azizbek Ashúrov. Nacido hace 38 años en Andiyán (hoy, Uzbekistán), en los 90 su familia decidió trasladarse a Kirguistán, de donde era su padre. “Kirguistán reconocía automáticamente la ciudadanía a todo el que se empadronara antes de 1994. Nosotros llegamos después, y nos tocó pasar un procedimiento burocrático”, explica a La Vanguardia . Tras licenciarse en Derecho, decidió junto con otros colegas fundar la oenegé Juristas sin Fronteras del valle de Ferganá. a Su primera intención era ayudar a gente sin recursos. Pero descubrieron que había un problema escondido. “Los apátridas vivían entre nosotros, pero eran fantasmas de los que el Estado no sabía nada. Y yo entendía perfectamente la situación”. Al hablar de personas sin nacionalidad, lo primero que viene a la cabeza son inmigrantes sin relación con el país de acogida. Pero en el valle del Ferganá no es así. Las complicada orografía del país y el caprichoso trazado de las fronteras de tiempos de Stalin hicieron de la región una pequeña torre de Babel con diferentes nacionalidades, lenguas y, después de 1991, reglas. Ashúrov y su equipo explicaron a las autoridades que, aunque no tuvieran papeles, llevaban décadas formando parte de la sociedad. La campaña de los abogados de Osh comenzó en el 2004, pero al gobierno de Bishkek, la capital, le llevó tiempo entenderlo. En el 2014 las autoridades “comprendieron que legalizarlos y beneficiarse de sus impuestos era mejor que dejar que trabajasen de forma ilegal, se dedicasen al contrabando o, peor aun, pasasen a formar parte de grupos criminales”. La oenegé y funcionarios del gobierno han recorrido los rincones y aldeas más apartados del país, lejos de las grandes ciudades, en coches todoterreno o a caballo para crear 68 grupos móviles y conceder papeles a todo el mundo. Los últimos cinco años han sido un sin parar y Ashúrov, que tiene cuatro hijos, reconoce que su familia también lo ha sentido. “Prácticamente no estaba en casa. Llegaba cuando los niños ya estaban durmiendo”. Pero el esfuerzo ha dado frutos. “Desde el 2009, se naturalizaron 48.000 personas. Pero desde el 2014 logramos con la ayuda del Gobierno papeles para los últimos 13.707”, puntualiza. Ahora todas ellas pueden hacer acciones tan cotidianas como abrir una cuenta corriente o registrar el nacimiento de sus hijos. a Una categoría especial eran las mujeres que habían venido a Kirguistán de otros países y se casaron aquí. “Muchas veces quedaban atrapadas sin ningún pasaporte porque, por ejemplo, en Uzbekistán y en Tayikistán hay una norma que dice que si un nacional se va del país y no se registra en un consulado exterior pierde la nacionalidad a los cinco años, algo que la mayoría desconoce”, explica el abogado. Este problema no es sólo de Kirguistán, sino de toda la región. En la vecina Uzbekistán “hay 80.000 personas sin ciudadanía” de ningún tipo, apunta Ashúrov, quien coordina un grupo de once oenegés para intentar poner fin a este problema en las cinco exrrepúblicas soviéticas de Asia Central. Maha Mamo, la embajadora de los apátridas que busca su lugar en el mundo CHILE apátridas (Crónica) REDACCIÓN 16/06/2018 17:07 Gerard Soler Santiago de Chile, 16 jun (EFE).- Los padres de Maha Mamo son sirios, ella ha vivido casi toda su vida en Líbano y desde hace tres años reside en Brasil como refugiada, pero no tiene pasaporte ni un documento de identificación de ningún país. Es apátrida, uno de los más de diez millones de personas en todo el mundo en esta situación. La historia de Mamo, de 30 años, es la de una lucha incansable por hallar un lugar de pertenencia y dar visibilidad a una discriminación cruel que condena a los apátridas a una vida de exclusión y frustración, sin acceso a la educación, la salud y otros derechos básicos. a a "Somos personas viviendo en las sombras, no existimos", cuenta en una entrevista con Efe en Santiago de Chile, donde esta semana participó en una reunión organizada por la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) sobre la apatridia en América Latina y el Caribe. Su caso además es inédito en Brasil, donde próximamente puede convertirse en la primera apátrida que obtiene la nacionalidad de ese país gracias a los avances de la legislación. Los progenitores de Mamo son sirios. Él cristiano y ella musulmana, por lo que no podían casarse en Siria porque los matrimonios interreligiosos están prohibidos. Se fueron a vivir a Líbano para casarse, aunque no hay ningún documento o registro de la unión, solo recibieron la bendición en una iglesia. Mamo, su hermana Souad y su hermano Eddie nacieron en Líbano pero no obtuvieron la nacionalidad de ese país, que exige que el progenitor tenga sangre libanesa. Tampoco podían reclamar la nacionalidad siria, pues los padres no estaban casados en el país. Los tres pequeños se habían convertido en apátridas, aunque por entonces no lo sabían. Durante su infancia, la ausencia de documentos no supuso grandes contratiempos para la familia. Tuvieron algún problema para encontrar una escuela, pero el escenario de caos de la guerra civil en Líbano les permitió inscribirse en un colegio armenio. a Los disgustos y las frustraciones llegaron unos años más tarde, cuando constató que era diferente y descubrió las limitaciones que marcaban su día a día. "Salí del colegio, tenía 16 o 17 años y quise empezar a vivir mi vida pero me di cuenta de que no podía. Vi que era muy diferente al resto de personas, no sabía que era apátrida pero sabía que era diferente y empecé a preguntarme por qué", recuerda. Quería estudiar Medicina en una universidad pública, una meta demasiado ambiciosa para alguien que, a ojos del Estado y las instituciones libanesas, no existía. Encontró una universidad privada donde pudo estudiar Ingeniería Informática y complementar su formación con un máster, pero las limitaciones diarias la agobiaban. No podía ir a un hospital, viajar, comprar una tarjeta para el teléfono móvil y cuando salía a bailar a una discoteca con sus amigos rezaba para que no le pidieran un documento de identificación en la entrada. Empezó a enviar cartas relatando su situación. Hizo llegar misivas al presidente libanés, al ministro de Relaciones Exteriores, al Gobierno sirio y a decenas de embajadas extranjeras en Beirut. Durante una década todo fueron respuestas negativas hasta que Brasil aceptó su caso el año 2014. a "No fue porque yo fuera apátrida sino porque ese año Brasil abrió las puertas a los refugiados sirios", señala. Cuando viaja al extranjero, Maha lo hace siempre con una bandera brasileña colgada del cuello. Siente que, de alguna manera, Brasil es su casa, que pertenece a ese lugar, a pesar de que allí sufrió la trágica muerte de su hermano en junio de 2016. "Trataron de asaltarlo y él no hablaba bien portugués, no los entendió y le dispararon", explica Mano, que aclara que no guarda ningún resentimiento hacia el país por lo sucedido. Desde mayo de 2016 tiene estatus de refugiada pero pronto recibirá la nacionalidad brasileña gracias a una nueva ley que facilita la naturalización de los apátridas, pasos que están siguiendo la mayoría de los países latinoamericanos. "La lucha comenzará cuando obtenga la nacionalidad. Hay más de 10 millones de apátridas en el mundo que no tienen voz. Creo que seré la primera persona en darles esperanza, si yo pude, ellos también pueden", concluye. EFE gs/apg/cr La Voz de Galicia Suscríbete Ferrol: «Al fin logré dejar de ser una apátrida» Katia Kempa, vecina de Ares, ha logrado reemplazar un carné en el que no constaba su nacionalidad por un DNI español CESAR TOIMIL 0 (BUTTON) Facebook 0 (BUTTON) Twitter 0 (BUTTON) WhatsApp 0 (BUTTON) Comentarios 0 La Voz de Galicia Carmela López Ferrol / La Voz 27/05/2019 05:00 h Nació en Melilla, de madre marroquí y padre alemán. Fue inscrita por su progenitor en el juzgado especial de la ciudad fronteriza, una circunstancia que con los años generaría una situación, cuanto menos, anómala: en su carné de identidad, especial, no constaba ninguna nacionalidad en la casilla correspondiente. Pero al fin se ha salido con la suya. Después de una larga batalla a nivel administrativo, policial y judicial en la que incluso llegó a dirigirse a la Casa Real para que terciase en su pelea por dejar de ser apátrida, Katia Kempa Rahja, de 44 años y vecina de Ares, ha logrado un DNI que deja clara su nacionalidad: española. Katia estuvo interna hasta los 18 años en un colegio de monjas de Córdoba, del que salía en vacaciones para ir a visitar a su madre en Melilla. En agosto de 1996 se fue a vivir a Pontevedra y allí conoció a su marido, un cambadés con el que se casó por la Iglesia Católica y con el que tuvo una hija -ahora tiene 14 años- que ya nació en Ares, municipio en el que siguen residiendo. Los problemas para determinar su procedencia comenzaron cuando tenía 14 años, edad en la que es obligatorio obtener el carné de identidad, como consecuencia de que su padre, alemán, al que no llegó a conocer, las abandonó. Hasta esa edad, la mujer viajaba en vacaciones a Melilla para ver a su madre con su partida de nacimiento y un documento que certificaba que estaba en Córdoba estudiando. Según explica, a su madre, al ser musulmana, en Melilla no le permitían inscribirla en el libro de familia sin contar con el padre, del que desconocen dónde está y si sigue vivo o está muerto. «Para conseguir la nacionalidad marroquí me decían que tenía que denunciar a mi madre, como si hubiera hecho algo malo por tener un hijo de soltera, y eso no entraba en mi cabeza», narra Katia, quien explica que su hermana está pasando por la misma situación que ella ha logrado sortear. Para conseguir que la reconocieran como española, a Katia le pedían un certificado de penales de su país de origen, que oficialmente no tenía. Previamente ya había intentado obtener la nacionalidad de su padre, pero en Alemania la dijeron que, al no haber nacido en suelo alemán ni haber sido registrada en ese país, no podían concedérsela. En la embajada marroquí también le denegaron la de su madre, por lo que se encontró en una situación en la que, a pesar de las reiteradas consultas y trámites en la Comisaría de Policía y los juzgados de Ferrol, la ansiada nacionalidad, fuese la marroquí, la alemana o la española, se le resistió durante décadas. Ante las numerosas trabas que le imponían, Katia no dudó en acudir a la Casa Real en busca de ayuda. En el acuse de recibo del correo electrónico que había dirigido a Don Juan Carlos se le comunicaba que su caso había sido remitido al Ministerio de Justicia «para que lo estudie y, en su caso, le haga llegar la resolución que proceda». Y al final, gracias a su empeño, «logré dejar de ser una apátrida», porque le reconocieron la nacionalidad española. «No me exigieron el certificado de penales de mi país de origen, pero sí tuve que jurar bandera, no como lo hacen los militares, sino con la firma de un documento en el que acataba las normas legales de España», detalla la mujer, añadiendo que su hermana sí tuvo que someterse a un examen, pero aún no ha logrado la nacionalidad porque en Melilla la inscribieron como marroquí, pero no le dan el certificado de penales. En cuanto a la madre de ambas, que ahora vive con Katia en Ares, tiene pasaporte de Marruecos y las gestiones sobre su estancia legal en España, como la renovación de permisos, tiene que tramitarlas en la embajada marroquí de Bilbao. Superado el largo camino de conseguir la nacionalidad, Katia se muestra «súper feliz» viviendo con su familia y trabajando en Ares, en donde asegura que siempre la trataron muy bien . Un camino con muchas trabas, pese a cotizar a la Seguridad Social y a Hacienda Katia Kempa Rahja tuvo que superar muchas trabas en su camino para lograr la nacionalidad. Se vio obligada a recabar por su cuenta mucha documentación para cuestiones habituales como obtener el carné de conducir o para que la contratasen en el trabajo y la diesen de alta en la Seguridad Social. Sin embargo, estas cuestiones logró resolverlas antes de la expedición del DNI. «Yo estaba cotizando a la Seguridad Social y a Hacienda, y sin embargo no me concedían la nacionalidad», apunta, añadiendo que ahora está satisfecha de haber superado el reto de defender sus derechos. Los niños apátridas se encuentran en una zona gris legal en Polonia septiembre 29, 2015 • escrito por Małgorzata Szuleka, Polish Helsinki Foundation for Human Rights Un nuevo informe sobre los niños apátridas desvela una serie de cosas que Polonia debe abordar para proteger mejor a los niños, incluyendo la elimicación de vacíos legales y la definición de la terminología clave que encontramos en el centro del problema. Cómo hablar de derechos humanos durante COVID-19 ¡Pincha aquí y descárgate la guía! Polonia es uno de los últimos países de la UE que aún no ha ratificado la Convención de la ONU sobre el Estatuto de los apátridas de 1954 ni la Convención sobre la reducción de los casos de apatridia de 1961. Sin estas regulaciones, los apátridas en Polonia no pueden contar con resoluciones rápidas para los problemas a que se enfrentan. "Problema invisible" "El número exacto de personas apátridas en Polonia es desconocido, pero varias estadísticas indican que puede haber entre 700 y 10.000 personas apátridas en nuestro país, y los niños son parte de estas cifras", dice Dorota Pudzianowska, coautora de un informe de la Fundación Helsinki por los Derechos Humanos sobre los niños apátridas. La inexactitud de los datos es el resultado del hecho de que Polonia no tiene ningún procedimiento que pueda servir para determinar si una persona dada es o no es apátrida. "Desde esa perspectiva, la apatridia es un problema invisible", dice Pudzianowska. Los apátridas se enfrentan a muchos problemas, como la imposibilidad de obtener los documentos de viaje para salir de Polonia, dice Pudzianowska. Además, muchas personas apátridas (incluidos niños) tienen dificultades para obtener un permiso de residencia en Polonia porque carecen de documentos adecuados. Su condición de indocumentados también supone problemas cuando tratan de acceder a la atención médica y a ayudas sociales. "En Polonia, se repiten los casos de los niños romaníes de origen rumano y búlgaro, que fueron abandonados en los años 90 y que no han obtenido ninguna nacionalidad", dice Marta Szczepanik, coautora del informe. "En nuestro informe, se describen los casos de dos niños (Agni y Marysia) afectados por este problema". Lagunas Hay vacíos legales que provocan la falta de protección integral de los niños contra la apatridia de nacimiento. Bajo las leyes polacas, en ciertos casos, un niño adquiere la ciudadanía polaca por el mero hecho de haber nacido en el territorio de Polonia. Esto sucede cuando los padres son desconocidos, no tienen la ciudadanía o su ciudadanía es indefinida. Además, un niño de padres desconocidos adquiere la ciudadanía polaca si se encontrara en territorio polaco. "Sin embargo, si un niño de ciudadanos de otros países no adquiere la ciudadanía después de ellos debido a una legislación contradictoria en lo relativo a la nacionalidad, como en el caso de, por ejemplo, los ciudadanos de Cuba, Sri Lanka o Siria, el niño no adquiere la ciudadanía polaca automática de nacimiento. Esta laguna debe ser colmada", dice Pudzianowska. Documentos y definiciones Además, la legislación polaca no contiene una definición de "apátrida". En la práctica, hay también problemas con la interpretación de términos tales como "padres desconocidos", que se produce, por ejemplo, cuando una madre es extranjera y es considerada "conocida", a pesar de que abandonó a su hijo en el hospital, dejando sólo un rastro de datos personales, algo imposible de verificar. También hay un problema con la aplicación de las disposiciones relativas al registro civil, que no definen estrictamente qué documentos deben ser facilitados por los padres con el fin de registrar el nacimiento de un niño. "En la práctica sucede que la falta de documentos tales como los certificados de nacimiento de los padres fueron el motivo de la denegación del registro de nacimiento de los hijos", añade Szczepanik. El informe del HFHR ha sido elaborado como parte de la campaña "Ningún niño de Europa debe ser apátrida", lanzada en noviembre de 2014 por la Red Europea por los apátridas, ENS. El informe se basa en datos obtenidos de, entre otras fuentes, 16 oficinas de los voivodatos, el Ministerio del Interior y la Cancillería de Presidencia. El informe completo está disponible aquí. Etiquetas: * Polonia * niños apátridas * Infancia * informe * HFHR * nacionalidad * Ciudadanía * Helsinki Foundation for Human Rights * apátridas #HumanRightsUnderCorona We want our #communities to be strong and healthy. That means we all need to be cautious, act responsibly and stay informed during #COVID19. That’s why @LibertiesEU will be sharing daily updates and a weekly newsletter devoted to #HumanRightsUnderCorona. Debes aceptar las cookies de terceros para poder ver este contenido. (BUTTON) Acepta el uso de cookies ¿Qué has sentido al leer esta noticia? 50 50 Comparte Recomendado Nophoto3.png?ixlib=rails 0.3 Tres razones por las que los gobiernos deberían rechazar la 'Declaración interpretativa' de Polonia y Hungría sobre la condicionalidad del Estado de derecho diciembre 10, 2020 • escrito por Israel Butler, LibertiesEU La declaración interpretativa puede parecer una concesión insignificante, pues no es jurídicamente vinculante. Pero es probable que anule el mecanismo de condicionalidad en la práctica. Y además, no es necesario para desbloquear el presupuesto. Screenshot 2020 11 19 at 11.34.03.png?ixlib=rails 0.3 El veto de PiS & Fidesz revela su ansia de poder y fragilidad noviembre 19, 2020 • escrito por Israel Butler, LibertiesEU ¿Por qué se oponen el Fidesz y el PiS a la condicionalidad del Estado de derecho, y puede la UE aprobar su presupuesto y los planes de recuperación sin ellos? Gracias por apoyar los derechos y libertades en Europa. Tu apoyo es fundamental para nosotros. Déjanos tu correo electrónico y te mantendremos al día de las nuevas campañas. NODAL La CIDH considera “lamentable y trágica” la apatridia de descendientes de haitianos En Dec 7, 2016 174 Compartir La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó ayer que el panorama de más 100.000 personas descendientes de haitianos nacidos en República Dominicana y que no puedenacceder a esa nacionalidades “lamentable y trágica”. La situación se atribuye a sentencias como la de 168/13 del Tribunal Constitucional (TC) que declaró como extranjeros a todos los descendientes de inmigrantes de tránsito o indocumentados desde 1929 hasta la fecha, y a una ley de 2014 que estableció un régimen especial de regularización y naturalización, dirigido especialmente a haitianos. En una audiencia sobre Derechos Humanos y apatridia en República Dominicana, el relator sobre los Derechos de los Migrantes, el comisionado Enrique Gil Botero dijo que es “lamentable y trágica” la situación originada en virtud de una decisión de naturaleza constitucional que dejó sin nacionalidad a buena parte de los hijos de haitianos. El Estado dominicanose ausentó de esta audiencia pública que forma parte del 159 Periodo de Sesiones de la CIDH, celebrado en Panamá, aunque las autoridades estaban citadas y notificadas, indicó Gil Botero. “Me hubiese gustado preguntarle al Estado dominicano ¿qué pensaría sí a todos los dominicanos nacidos en Estados Unidos le llevaran a un estatus de apátrida solo por el hecho de ser de ascendencia dominicana?, esa incógnita plantea lo que le han hecho a los dominicanos a de ascendencia haitiana”, agregó. El comisionado recomendó que el estatus de asilo o condición de apátrida no se puede mantener por lo que el Gobierno debe buscar una solución radical, ya que los ciudadanos no pueden estar en un mundo de indefinición. La relatora del país, la comisionada Esmeralda Arosemena de Troitiño, hizo un llamado a la República Dominicana a buscar el mecanismo de diálogo y comunicación que permita la búsqueda de soluciones, consenso y acuerdos frente a la realidad de los peticionarios por apatridia. Reconoció que el derecho a tener una nacionalidad, la regularización de condiciones y la emisión de categorías migratorias son las recomendaciones y los pasos necesarios para atender a los grupos afectados por las sentencias y legislaciones del Estado dominicano. En el marco de la audiencia, el activista del Movimiento Sociocultural para los trabajadores haitianos de la República Dominicana, Manuel de Jesús Dandré, dijo a Efe que hasta la fecha estas personas sufren las presiones de la apatridia, debido a que a muchos se les retiró su documentación de nacionales y no hay una certeza legal sobre la devolución. Y recordó que otra parte está afectada porque aunque nació en el país no fueron registrados durante la infancia y ahora no pueden exigir que se les reconozca como dominicanos. La situación afecta otros de los derechos de estas personas, como el acceso a la justicia, la salud o la educación, aseguró Dandré. Advirtió que de la población apátrida, solo unos 4.500 han podido sacar sus documentos regulatorios que los acreditan como ciudadanos de la isla. La ley introducida en mayo de 2014 reconoce como naturales dominicanos a aquellos descendientes de extranjeros que nacieron en el país y que fueron beneficiados con actas de nacimiento que les acreditaron como tales. Otra parte de la ley se refiere a los hijos de extranjeros que nunca tuvieron documentos, quienes deberán acogerse al vigente Plan de Regularización de Extranjeros en condición irregular y valerse de un estatus migratorio como residente legal. La representante del Movimiento Reconocido Rosairis Diendomi dijo a Efe que continuarán luchando por los derechos de esas personas para que el Estado les restituya la nacionalidad a los dominicanos de ascendencia haitiana y a los que no tienen documentos. Hoy cóleradiscriminaciónGobiernohuracáninmigraciónmigraciónnotaportada3pobr eza 174 Compartir Más notas sobre el tema Canciller de Haití se reúne con Luis Abinader y pide que República Dominicana cambie discurso discriminador El empresario Luis Abinader asume la presidencia de República Dominicana República Dominicana: ministro del Interior repudia xenofobia contra migrantes haitianos República Dominicana: más de 132 mil extranjeros fueron deportados o no admitidos en 2018 Columnistas de NODAL Colombia | Emprendedores y expropiadores – Por Gustavo Petro Análisis Democracia Interna en Bolivia: Entre el basismo y el dedazo – Por Juan Carlos Pinto Quintanilla Mundo Medio millón de apátridas en Tailandia Ya sea por errores burocráticos o por pertenecer a minotrías étnicas, muchos tailandeses carecen de ciudadanía gaspar ruiz-canela 09.08.2020 | 15:36 Tuk Chantorn, en la que tienda en la que trabaja Tuk Chantorn, en la que tienda en la que trabaja EFE Tuk Chantorn, en la que tienda en la que trabaja Tuk Chantorn, considerada apátrida por un error burocrático * Fotos de la noticia Tuk Chantorn nació en Bangkok y sus padres eran tailandeses, pero su nacimiento no fue registrado y a sus 62 años vive de facto como apátrida, una anomalía legal que afecta a cerca de medio millón de personas en Tailandia. Después de una vida de reveses que incluye haber pasado 13 años en la cárcel y la muerte de dos hijas, Tuk quiere reclamar su ciudadanía para hacer cosas tan simples como ser atendida en hospitales públicos, pero la falta de documentos la enfrentan a un kafkiano proceso burocrático. Se trata de un caso especial en Tailandia, donde la mayoría de los apátridas son miembros de las minorías étnicas e hijos de inmigrantes, pero en la práctica ella carece de ciudadanía, considerada como el "derecho a tener derechos". "A veces (los policías) quieren ver tu carné de identidad cuando sales, por eso quiero tenerlo. También voy a tener algunos beneficios y derechos", explica Tuk, que sabe que nació en 1958 pero no el mes ni el día. La tailandesa se pasa desde la mañana a última hora de la tarde en una pequeña tienda en la vivienda de sus parientes donde vende gaseosas, chuchería y pollo frito en un barrio de chabolas e infraviviendas en el distrito de Klong Toei, en Bangkok. Como nunca fue a la escuela, Tuk es analfabeta, aunque conoce los números y sus vecinos la ayudan cuando recibe pedidos de comida a domicilio mediante una aplicación en el móvil. Tuk asegura que le cuesta pagar los 300 bat (unos nueve dólares u ocho euros) que paga semanalmente de medicinas para la hipertensión, algo que le saldría gratis si fuera reconocida como ciudadana tailandesa. De acuerdo con el sistema legal, la forma de que Tuk reciba la nacionalidad es que demuestre con documentos que nació de padres tailandeses o su arraigo en el país, pero ella carece de ambos. Con la ayuda de la Fundación Duang Prateep, un abogado está buscando en archivos algún documento que le permita obtener la nacionalidad, pero no ha encontrado nada y ni siquiera sabe cómo se escribe el nombre del padre. Tuk no solo es víctima de una laguna legal, sino que su vida también ha sido bastante disfuncional. Nació en Bangkok, pero su padre se separó de su madre y desde entonces vivió en distintos lugares con él y su nueva mujer. Sobre los 10 años empezó a trabajar en una carnicería en el mercado de abastos de Klong Toei y, tras casarse a los 15 años, se convirtió en ama de casa y dio luz a tres hijas en los años siguientes. Tuk explica que empezó a vender drogas por problemas económicos hasta que un día fue detenida con 2.000 pastillas de metanfetamina y condenada a 25 años de cárcel, de los que cumplió 13. Dos de sus hijas murieron cuando ella estaba en la cárcel y su marido falleció poco después de salir de prisión hace tres años. Acnur afirma que hay 474.888 apátridas contabilizados en Tailandia y agrega que las autoridades han reconocido la nacionalidad a 100.000 personas desde 2008, con avances legales en este sentido. Un campo de detención en Siria donde retienen a personas que escaparon de áreas que estuvieron bajo el control del Estado Islámico. Un campo de detención en Siria donde retienen a personas que escaparon de áreas que estuvieron bajo el control del Estado Islámico.Credit...Ivor Prickett para The New York Times [Si quieres recibir los mejores reportajes de The New York Times en Español en tu correo suscríbete aquí a El Times] Shamima Begum tenía 15 años cuando se radicalizó, abandonó su hogar en Londres, se marchó a Siria y se unió al Estado Islámico, luego de casarse con uno de sus combatientes. A medida que el grupo perdía el control de los últimos territorios que le quedaban, Begum, de 19 años y embarazada, huyó a un campo de refugiados en el norte de Siria. Cuando conoció a un reportero británico, dejó una cosa clara: quería regresar a casa. No obstante, el Ministerio del Interior del Reino Unido informó a su familia mediante una carta que planeaba retirarle la ciudadanía. El gobierno británico afirma que actúa con el principal propósito de proteger al pueblo del Reino Unido. No obstante, el abogado de Begum comentó que la estrategia dejaría a la mujer sin patria. Hace poco, la joven dio a luz a un varón. El dilema de qué hacer con los ciudadanos de países occidentales que se unieron al Estado Islámico cuando confiaban en su victoria antes de que este fuera casi totalmente desterrado de Siria ha dado lugar a un debate sobre la ciudadanía y el estatuto de los apátridas, que es la consecuencia de que a algunos de ellos se les retire la ciudadanía. Begum no es la única que enfrenta este problema. Estados Unidos pareció preparado para hacer lo mismo cuando, el 20 de febrero, el secretario de Estado Mike Pompeo emitió una declaración en la que afirmaba que Hoda Muthana, una joven estadounidense que abandonó la universidad en Alabama para unirse al Estado Islámico, “ya no era ciudadana estadounidense”. Muthana, dijo el secretario, no podía regresar a Estados Unidos. Image Shamima Begum en el aeropuerto de Gatwick en 2015, cuando se preparaba para dejar InglaterraCredit...Policía Metropolitana de Londres/EPA vía Shutterstock Sin importar lo atractivo que parezca para los gobiernos que quieren enviar un mensaje poderoso a aquellos que le dan la espalda a su propio país, los expertos jurídicos advierten problemas a largo plazo si los miembros varados del Estado Islámico acaban siendo apátridas. “Esto está dejando a la gente sin nacionalidad, sin protección, y destruye cualquier forma de cooperación internacional”, afirmó Clive Baldwin, asesor jurídico principal de Human Rights Watch. ¿Qué es la falta de ciudadanía y qué tan generalizada está? La agencia de refugiados de las Naciones Unidas define a un apátrida como alguien sin una nacionalidad definida. Algunas personas nacen apátridas debido a vacíos en las leyes sobre nacionalidad; de hecho, se quedan en las lagunas de la ley. Otros pierden la nacionalidad cuando surgen nuevas naciones o cambian las fronteras; a otros más les es revocada la nacionalidad que tienen. Puede significar una vida condenada al limbo, comentó David Baluarte, experto en el estatuto de los apátridas y profesor de Derecho en la Universidad Washington y Lee. “Continuamente viven en las sombras, muy seguramente perseguidos por funcionarios de inmigración o fuerzas de seguridad”, comentó. “Viven una realidad en la que están bajo la amenaza constante de ser detenidos por las autoridades migratorias o ser deportados a otro país”. Image Rohinyás varados en un área entre Birmania y Bangladés el año pasadoCredit...Adam Dean para The New York Times En el mundo hay aproximadamente diez millones de apátridas y la mayoría —más del 75 por ciento— forma parte de grupos minoritarios en los países donde reside. Los rohinyás de Birmania, los nubianos de Kenia, los dominicanos de ascendencia haitiana y los bidunes de Arabia Saudita son solo algunas de las comunidades a las que se les niega la nacionalidad. “Por desgracia, no es inusual que los gobiernos identifiquen a un grupo desfavorecido por su etnia, raza o religión y que luego redacten leyes de manera sistemática con el fin de despojar a ese grupo de sus derechos fundamentales”, explicó Baluarte. La causa en contra del estatuto de los apátridas Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial —en parte, como respuesta a que la Alemania nazi despojó de su ciudadanía a los judíos antes de agruparlos y enviarlos a guetos y de ahí a campos de concentración— el derecho internacional ha codificado protecciones para las personas que no tienen una ciudadanía definida. Las Naciones Unidas han creado dos convenciones sobre el estatuto de los apátridas, una en 1954 y la otra en 1961, que establecen los principios básicos de los derechos humanos de quienes son apátridas. Además buscan limitar la privación de la nacionalidad en los casos en los que podría convertir a alguien en apátrida. Al menos 61 países, incluido el Reino Unido, son signatarios de las convenciones. “Esa protección jurídica existe, así que los Estados que están despojando de su ciudadanía a la gente y la dejan apátrida están violando esa ley”, explicó Baluarte. Image A los miembros de comunidad nubiana de Kenia a menudo les es negada la nacionalidad.Credit...Agence France-Presse — Getty Images Estados Unidos tiene su propia jurisprudencia. En 1958, la Corte Suprema de ese país dictaminó en Trop contra Dulles que era inconstitucional revocar la ciudadanía y dejar a alguien en calidad de apátrida como castigo por un delito. “La ciudadanía no es una licencia que expira debido al mal comportamiento”, escribieron los magistrados. Sin embargo, algunos temen que se hayan olvidado las lecciones del pasado. “Después de la Segunda Guerra Mundial, las naciones civilizadas vieron el tamaño del abuso que se cometía al despojar a alguien de su nacionalidad, al dejar a esa persona en condición de apátrida”, comentó Baluarte. “No obstante, estamos regresando a un lugar donde nos hemos olvidado de lo desesperada que resulta la condición del apátrida. Y esto es muy preocupante, en vista de que tenemos esta nueva ola de expatriación con fines políticos”. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) también ha exhortado a los países a actuar en beneficio de la niñez al sopesar si dejarán sin ciudadanía a los reclutas del Estado Islámico que tienen hijos. “Todos los niños tienen derecho a un nombre, una identidad y una nacionalidad”, dijo la organización en un comunicado. Sajid Javid, ministro del Interior del Reino Unido, ha adoptado una postura de mano dura en relación con la ciudadanía, pero ante el Parlamento, pareció sugerir que el recién nacido de Begum conservaría su nacionalidad. “Los niños no deberían sufrir”, declaró. “Así que si un padre pierde la ciudadanía británica, no debería afectar los derechos de sus descendientes”. El riesgo del retorno de los miembros del Estado Islámico El 20 de febrero, Javid prometió ante el parlamento evitar que los que se unieron al Estado Islámico regresen al Reino Unido. Dijo que el Ministerio del Interior podría prohibir el ingreso al país a los ciudadanos no británicos o despojar de la ciudadanía británica a los “individuos peligrosos”. Image Hoda Muthana con su bebé en un campo de detención en SiriaCredit...Ivor Prickett para The New York Times “Estoy seguro de que suponen una amenaza para este país, haré todo lo que esté en mi poder para evitar su retorno”, declaró Javid. “Le dieron la espalda a este país para apoyar a un grupo que masacró y decapitó a civiles inocentes, incluidos ciudadanos británicos”. El Ministerio del Interior mencionó en una declaración que Javid tiene el poder de privar a gente de la ciudadanía británica en los casos en los que no los pondría en condición de apátridas. El ministerio no habló sobre el caso específico de Begum, pero se ha informado que las autoridades británicas creen que pueden actuar en su contra debido a que su madre tiene un pasaporte de Bangladés. No obstante, según Tasnime Akunjee, abogado de la familia de Begum, la joven no es ciudadana de ese país y dicho país ha declarado que le negaría el ingreso. Eso la dejaría apátrida. En el caso de Muthana, quien se unió al Estado Islámico voluntariamente y es originaria de Alabama, la declaración de Pompeo de que no es ciudadana estadounidense contradice la información proporcionada por sus familiares y su abogado. Hassan Shibly, abogado del Consejo de Relaciones Islámicoestadounidenses que asesora a la familia, mencionó que Muthana no era ciudadana yemení. Para comprobarlo, mostró el acta de nacimiento de la joven, la cual demostraba que nació en Hackensack, Nueva Jersey, en 1994. El caso de los apátridas en Estados Unidos En Estados Unidos, el gobierno ha tomado recientemente medidas para limitar el acceso a la ciudadanía de las personas nacidas en su territorio y despojar a otras de ciudadanía. English David Baluarte 20 November 2018 Share this * * * * * URL copied to clipboard Read more! Reciba su correo semanal Enter your email address ____________________ ____________________ ____________________ (BUTTON) Proponga uspassport_0.jpg Pasaporte estadounidense. Pixabay: dominio público. Este mes, la comunidad mundial celebra el aniversario de la campaña para erradicar la apatridia de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados. Es una excelente oportunidad para reflexionar sobre desarrollos recientes relacionados con el derecho de ciudadanía en Estados Unidos. La Constitución de los Estados Unidos garantiza la ciudadanía a todas las personas nacidas en Estados Unidos, con algunas pocas excepciones. Sin embargo, durante su campaña electoral, Donald Trump señaló que el país debería revisar esta norma por la que se otorga la nacionalidad estadounidense por derecho de nacimiento y, una vez elegido presidente, se ha rodeado de asesores de confianza, como Michael Anton, que han defendido públicamente la necesidad de dicha revisión. Sugerir cambios constitucionales no es, de por sí, algo malo ni peligroso. Sin embargo, noticias recientes aparecidas en la prensa parecen indicar que el Departamento de Estado ya estaría ejecutando esta visión restrictiva del derecho de ciudadanía estadounidense por la vía de denegar el pasaporte a ciudadanos estadounidenses nacidos cerca de la frontera de México. Se da el caso de que algunas comadronas han confesado haber realizado informes falsos de nacimientos para ayudar a personas nacidas en México a obtener la ciudadanía estadounidense, lo cual es sin duda motivo de preocupación. Sin embargo, el incremento de denegación de pasaportes que se da en la actualidad va más allá de estos casos, y no hay duda de que los principales afectados son los ciudadanos estadounidenses de ascendencia mexicana. Esta tendencia a negar la nacionalidad por derecho de nacimiento ha ido acompañada de un renovado esfuerzo por despojar a determinados ciudadanos estadounidenses de su ciudadanía. A principios de este año, el Departamento de Justicia desnaturalizó a un hombre, identificado a través de la Operación Janus, que había usado dos nombres distintos para evadir la aplicación de la legislación vigente en materia de inmigración y conseguir el estatus de inmigrante legal. El Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (CIS, por sus siglas en inglés) ha declarado su intención de presentar cerca de 1.600 casos de desnaturalización al Departamento de Justicia a fin de que se entable el proceso judicial para despojar a estas personas de su ciudadanía adquirida por vía de naturalización. Estos casos surgen a raíz de una investigación conocida como "Operación Janus", mediante la cual se ha comprobado que en los expedientes correspondientes a unas 315.000 naturalizaciones faltan los datos de las huellas dactilares, lo que ha levantado la sospecha de que un número indeterminado de personas haya adquirido la ciudadanía de manera fraudulenta. A principios de este año, el Departamento de Justicia desnaturalizó a un hombre, identificado a través de la Operación Janus, que había usado dos nombres distintos para evadir la aplicación de la legislación vigente en materia de inmigración y conseguir el estatus de inmigrante legal. Pero el anuncio de un gran número de nuevos procesos judiciales de desnaturalización genera preocupación sobre el alcance de esta iniciativa y plantea interrogantes sobre qué ciudadanos serán los próximos a los que apuntará el Departamento de Justicia. Hasta el momento, la condición de apátrida ha estado ausente de la discusión sobre las posibles implicaciones de estas iniciativas del gobierno federal para restringir el acceso a la ciudadanía en la frontera y despojar de ciudadanía a otras personas. Una persona apátrida carece de nacionalidad en cualquier país del mundo y, al menos desde la Segunda Guerra Mundial, la comunidad internacional reconoce el carácter inhumano de dicha condición. Miles de inmigrantes apátridas residen actualmente en Estados Unidos, desde ciudadanos de la antigua Unión Soviética hasta ciudadanos etíopes ​​de etnia eritrea que han sido expulsados de su país. En el caso de que estas personas apátridas no reúnan los requisitos para permanecer legalmente en Estados Unidos, no se les puede expatriar, ya que ningún país del mundo va a proporcionarles los documentos necesarios para poder viajar. Hasta ahora, el Congreso ha paralizado las iniciativas para otorgar a estas personas estatus de inmigrantes legales y brindarles protección pero, hasta la fecha, el problema de la apatridia en Estados Unidos se ha circunscrito a personas que se han convertido en apátridas a causa de acciones emprendidas por otros países. Observadores y defensores de los derechos humanos han expresado su preocupación por el hecho de que muchos han quedado como apátridas, sin nacionalidad reconocida en ningún lugar del mundo, lo que ha dado lugar a protestas internacionales. Sin embargo, existe ahora el riesgo de que las iniciativas actuales para restringir el derecho a la ciudadanía estadounidense podrían crear nuevos apátridas dentro de las fronteras de Estados Unidos. Un ejemplo regional de cómo unos derechos de ciudadanía venidos a menos pueden provocar apátridas es lo sucedido en los últimos años en la República Dominicana. Allí, una decisión del Tribunal Constitucional en 2013 reinterpretando una norma de ciudadanía hasta entonces inclusiva para excluir de la nacionalidad dominicana a los niños nacidos en el país hijos de padres inmigrantes ilegales, hizo que las autoridades de ese país denegaran pasaportes, se negaran a emitir documentos de identidad y rechazaran las solicitudes de certificados de nacimiento de cientos de miles de dominicanos de padres haitianos. Observadores y defensores de los derechos humanos han expresado su preocupación por el hecho de que muchos han quedado como apátridas, sin nacionalidad reconocida en ningún lugar del mundo, lo que ha dado lugar a protestas internacionales. Aunque los estadounidenses hagan caso omiso de la advertencia de que Estados Unidos podría seguir el mismo camino que sus vecinos dominicanos, el paralelo es sin duda preocupante. Hace tan solo unos años, era un hecho ampliamente aceptado que toda persona nacida en la República Dominicana era dominicana. Luego, algunos observadores cualificados empezaron a argumentar a favor de una interpretación restrictiva de la constitución dominicana y esta visión fue abriéndose camino hasta que, finalmente, se convirtió en una iniciativa de reforma de la ley, provocando cientos de miles de denegaciones y privaciones de nacionalidad y la extensión de la apatridia. Estados Unidos debería ser consciente de lo resbaladiza que puede llegar a ser la pendiente de las medidas restrictivas de ciudadanía y cuan necesario es crear salvaguardias para prevenir la apatridia. Estos 400 apátridas nacieron en España y son hijos y nietos de españoles, pero no son nada * + + + + * Público Público Estos 400 apátridas nacieron en España y son hijos y nietos de españoles, pero no son nada "Lo llaman limbo pero es infierno", dicen. Algunas pasan ya de los setenta y podrían morir sin una patria reconocida. No son españoles y menos todavía, marroquíes. Muchos de sus abuelos sirvieron con el Ejército de África y tenían la nacionalidad española, como sus padres o, eventualmente, sus hermanos. A ellos se les deniega. El Gobierno estudia ahora caso por caso. * * * * * * * Esto no es un pasaporte, sino una tarjeta de viaje expedida por el Gobierno de España. Su titular es un apátrida, pese a que nació en España hace 54 años. PÚBLICO Esto no es un pasaporte, sino una tarjeta de viaje expedida por el Gobierno de España. Su titular es un apátrida, pese a que nació en España hace 54 años. PÚBLICO Milicianos árabes. | Ferran Barber El español que presenció la capitulación de Raqqa: "Los yihadistas del ISIS vinieron a rendir armas 'colocaos' hasta las trancas" ferran barber Los Mossos de Esquadra desalojaron un piso-patera, situado en la Rambla de Ferran de Lleida / Ferran Barber El drama de los migrantes en Lleida: "¡Ocho personas duermen en mi cama!" Ferran Barber Captura de imagen del vídeo que captó el momento en el que las mujeres fueron sacadas del cuartel de la División Al Hamza, en Siria. Desaparecen en Siria las jóvenes halladas en un cuartel de los islamistas respaldados por los 'amigos' turcos de España Ferran Barber Estatua de Juan de Oñate, en Albuquerque, Nuevo México, EEUU, en medio de una protesta contra el racismo. El supremacismo blanco de EEUU sale a defender las estatuas de conquistadores españoles ante los ataques de "pieles rojas" ferrán barber LLEIDA 17/08/2020 10:32 Actualizado: 17/08/2020 10:32 Ferran Barber “¿Que si me ha creado problemas ser apátrida?”, dice Abdela. “Cada vez que cruzo el Estrecho y me muevo a la Península me meten en un cacheo o me pasan por la máquina para ver si llevo algo en la tripa. Mi mujer tiene que esperarme en la calle una hora y media”. El abuelo de Abdela era teniente coronel, un oficial de alto rango del Ejército de regulares de África, la única fuerza de choque que inicialmente tenía Franco bajo su mando. En realidad, todos sus abuelos — maternos y paternos— eran españoles reconocidos. Su esposa y sus cuatro hijos también lo son. Él mismo nació en Ceuta hace ahora 46 años. Aun así, no tiene patria ni acceso a los derechos plenos que otorgan la ciudadanía. Y en parecida situación se hallan al menos otros cuatro centenares de rifeños. Probablemente, son muchos más. La cifra es solo una estimación realizada por Reduán Mohamed, secretario general del sindicato CGT de Ceuta, a cuyas puertas han acudido medio centenar de personas en demanda de ayuda. Únicamente las delegaciones de Gobierno de las ciudades autónomas norteafricanas conocen el número preciso de apátridas. Se asume que alrededor de la mitad podrían ser mujeres. Y entre este pelotón hay chicas jóvenes que no llegan a los dieciocho y gente que está a punto de morir sin que se le reconozca su españolidad. “Si tuviéramos algo que decir sobre este asunto ya lo hubiéramos hecho”, nos dicen los funcionarios ceutíes con quienes intentamos contactar para interesarnos por la otra cara de los hechos. Asunto zanjado por su parte. Sabemos, sin embargo, que los agentes de la Delegación han comenzado a citar de cinco en cinco a los apátridas para analizar su situación caso por caso, lo que podría abrir las puertas a la regularización de la situación legal de alguno de ellos. “Nos reunimos con la asesora de la Administración y nos dijo que están ahora mismo trabajando en el asunto”, nos aclara Reduán. Milicianos árabes. | Ferran Barber El español que presenció la capitulación de Raqqa: "Los yihadistas del ISIS vinieron a rendir armas 'colocaos' hasta las trancas" ferran barber Existe, no obstante, una gran pega: han quedado advertidos de que quien tenga antecedentes podría morir en el limbo legal donde ha vivido hasta la fecha. En otras palabras, seguirá atrapado en el mejor de los casos en una tierra de nadie burocrática con sus derechos mutilados. “Muchos están completamente limpios. Otros han sido ya excluidos en procesos precedentes de regularización por pequeños delitos cometidos en el pasado”, precisa el responsable ceutí de la CGT. Los responsables del sindicato se temen que la decisión quede al albur de la decisión arbitraria del funcionario de turno en ausencia de una normativa precisa que especifique en qué condiciones esos antecedentes — a menudo cancelados hace veinte años— pueden impedirles el acceso a la nacionalidad. “Yo entiendo que si son delitos de sangre queden excluidos de la regularización, pero algunos no los tienen y otros fueron condenados por cuestiones menores, normalmente relacionadas con una vida pasada en la droga. La mayoría son nacidos en Ceuta y tienen hijos y cónyuges españoles. Y el resto —unos doscientos— llevan más de veinte años y reúnen las condiciones para regularizarse”. Abdela, padres y abuelos nacidos en España, nieto de un teniente coronel. No tiene patria. PÚBLICO Abdela, padres y abuelos nacidos en España, nieto de un teniente coronel. No tiene patria. PÚBLICO Nacer en Ceuta no es de entrada una vía express para obtener la nacionalidad, salvo que se pueda acreditar los requisitos que permiten obtenerla por arraigo o que los padres o uno de los cónyuges sean españoles o posean el documento de residencia. De hecho, muchas mujeres de la ciudad marroquí de Castillejos van a parir a territorio español. Se les da la partida de nacimiento y deben regresar a su país de origen. La mayoría de los abuelos de los apátridas adquirieron la nacionalidad española tras la aprobación de la Ley de Extranjería, en 1985. Los Mossos de Esquadra desalojaron un piso-patera, situado en la Rambla de Ferran de Lleida / Ferran Barber El drama de los migrantes en Lleida: "¡Ocho personas duermen en mi cama!" Ferran Barber El DNI vino a reemplazar a un documento franquista conocido como tarjeta estadística. Los nuevos nacionalizados adoptaron como primer y segundo apellido los nombres del padre y el abuelo, respectivamente. “Eso explica que haya tanta gente que se apellide Mohamed”, nos dice Reduan. Algunos, por el contrario, decidieron hacer uso del derecho que confiere el Gobierno marroquí a todos los nacidos en Ceuta y Melilla a acceder a su nacionalidad. Pero otros, simplemente, no solicitaron ni una ni otra, ora por desidia, desinterés pasajero o ignorancia, ora porque se hallaban presos, enganchados en la droga o en circunstancias personales complicadas. Y son justamente estas personas, junto a las que llegaron algo más tarde, las que constituyen el grueso de los apátridas. En ausencia de pasaporte, deben moverse a la Península con un documento conocido como título de viaje que expide la Delegación del Gobierno. Desde diciembre del pasado año, mucho antes de que entraran en vigor las restricciones de la covid, las autoridades marroquíes les impide el paso, con lo que, de alguna forma, aún se hallan más atrapados. Para viajar a otros países, deben solicitar un visado, que es estudiado caso por caso. Ese es el papel que, por ejemplo, les permite realizar el hajj, la peregrinación a La Meca. ¿De qué modo les afecta a su vida cotidiana semejante situación? “Pues de entrada tengo que poner los papeles de los niños y la Seguridad Social a nombre de mi mujer”, explica Abdela. “También debo renovar el NIE cada cinco años. Y lo mismo ocurre con la cédula de habitabilidad. Después, aguardo un mes y renuevo el título de viaje y tras otro mes más, me prorrogan la residencia. Hablamos de 65 euros en papeleos más todas las esperas y burocracias. Una vez pasé cinco años sin poder ir al médico. Y el tema laboral ya ni te cuento”. Captura de imagen del vídeo que captó el momento en el que las mujeres fueron sacadas del cuartel de la División Al Hamza, en Siria. Desaparecen en Siria las jóvenes halladas en un cuartel de los islamistas respaldados por los 'amigos' turcos de España Ferran Barber “Si te caduca el NIE — tal y como ahora mismo me sucede debido a que no pude renovarlo por la cuarentena— podrías encontrarte con que te han dado de baja en el padrón”, nos dice Mustafa Mohamed Haddu. Es un retorcido círculo vicioso burocrático en el que lleva enredado medio siglo. Como Abdula, Mustafa nació en Ceuta hace 54 años y es padre de tres varones y una chica. “Hay que renovar la Seguridad Social cada dos años pero si te falta un documento, pierdes hasta el derecho a trabajar y te conviertes, como quien dice, en ilegal”. Mustafá Mohammed Haddu, nacido en Ceuta hace 54 años, hijo de españoles, y apátrida. PÚBLICO Mustafá Mohammed Haddu, nacido en Ceuta hace 54 años, hijo de españoles, y apátrida. PÚBLICO Tanto su padre como su madre eran españoles. Obtuvieron la nacionalidad por origen. Ahora se teme que pueda volver a quedarse fuera . “Todo esto depende de la comisaría y la comisaría, de la delegación de Gobierno. Y cuando vamos a quejarnos nos dicen que cometimos delitos. La última vez que salí preso fue hace más de veinte años. No he vuelto a entrar ya nunca más y he cancelado todos mis antecedentes. Hablo de pequeños hurtos y cosas contra la salud pública. Nada de sangre. Eran la clase de deslices que uno cometía cuando era toxicómano”. Hace mucho que Mustafa ya está limpio en todos los sentidos. Su existencia se ha rehecho, pero la nacionalidad se le deniega, con lo que ello significa. Para aspirar a conseguirla, le obligan, entre otras cosas, a obtener el diploma de español y pasar la prueba CCSE, que acredita el conocimiento de la Constitución española y de la realidad y la cultura del país, dos exigencias, a su juicio, pintorescas, considerando que nació en España hace 54 años y nunca se ha movido del país. Estatua de Juan de Oñate, en Albuquerque, Nuevo México, EEUU, en medio de una protesta contra el racismo. El supremacismo blanco de EEUU sale a defender las estatuas de conquistadores españoles ante los ataques de "pieles rojas" ferrán barber Todos los afectados coinciden en que su condición de apátridas les otorga una pasaporte para la perpetua precariedad. “Me llaman de nueve en nueve años para trabajar seis meses”, afirma Abdela. “Ahora estoy haciendo chapuzas de fontanería, pintura, alicatados, ferrallas y antihumedad de la azotea. Pero en negro, ya sabes. Por lo que cuesta cien euros cobro veinte. Me tengo que buscar la vida. El último curro con contrato lo conseguí hace trece meses y antes de eso, anduve nueve años sellando siempre el paro y dando el callo. Sometiéndome a dar vueltas como un vigilante para ver si veía al alcalde de Ceuta y me ponía a pedir favores: que si tengo cuatro hijos y se me mueren de hambre; que si debo seis meses de luz y 1.500 euros de agua... Aun así voy aguantando con la ayuda de Dios y mucha fe”. Su fe es la musulmana. Abdela se reunió en cierta ocasión con los funcionarios del Gobierno y, según dice, le sacaron a colación una vieja decisión de los rifeños. “Me dijeron que nuestros mayores se aferraron a sus creencias islámicas para rechazar la nacionalidad. Y es cierto que, por ignorancia, algunos pensaban que obtenerla equivalía a convertirse al cristianismo, pero el disparate no viene por ahí. Mis abuelos tenían la nacionalidad española, ¿cómo no voy a quererla yo? El disparate es que nuestros derechos se quedan al otro lado del Estrecho debido a un “super racismo” que no sufrí ni cuando viví en Donosti. Hasta la policía marroquí se ríe de mis documentos y si les contesto, me meten una hostia”. “¿Sabes?”, concluye Abdela. “Tenemos unos primos de Tetuán, le hemos hecho una agrupación familiar porque no tenían glóbulos rojos, y en tres años les han dado la nacionalidad. Nuestra documentación no sale de la comisaría. El comisario me dijo que los papeles ya nos lo da la Delegación del Gobierno sino el CNI. Vale, hay chavales con delitos de sangre o alguno que han cogido por algo relacionado con el narcotráfico pero mezclan a todo el mundo por igual y eso incluye a sesenta mujeres que son madres de familia y cuyos hijos sí son españoles. Algunas pasan ya de los sesenta. Franco hizo lo que hizo y salió impune. Yo no tengo antecedentes policiales ni penales ni he estado en la cárcel y estoy como estoy”. Si has llegado hasta aquí... ... te habrás dado cuenta de que no has tenido que pagar por este artículo, como sí ocurre en muchos otros medios. ¿Es porque no necesitamos ayuda? En absoluto: vuestro apoyo económico es más necesario que nunca, pero creemos que ofrecer la información en abierto es la mejor manera de combatir la desinformación. Si tú también lo crees, haz que siga siendo posible. Únete a La República de Público ahora * * * * * * * Más noticias de Política y Sociedad Tímido reconocimiento suizo de los apátridas apátrida muestra un documento En noviembre de 2013, un refugiado sirio muestra a ACNUR su tarjeta ‘maktoumeen’ emitida en Siria. Ese documento, concedido a los kurdos apátridas no registrados, no confiere ningún derecho ni estatus. UNHCR En Europa, Suiza se mantiene particularmente restrictiva sobre los derechos concedidos internacionalmente a los apátridas. Esa actitud fue documentada por un estudio inédito publicado el martes por la oficina suiza del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). La soberanía y la lucha contra los abusos tienen prioridad sobre las necesidades de protección de las personas que “no tienen derecho a tener derechos”, como las llama ese organismo. Este contenido fue publicado el 13 noviembre 2018 - 16:06 13 noviembre 2018 - 16:06 (BUTTON) Frédéric Burnand * * * Apasionado por las sociedades humanas y el arte de informar sobre ellas -una curiosidad alimentada por viajes, amigos y lecturas-, cubro principalmente los grandes temas que abordan las organizaciones internacionales con sede en Ginebra. Abreviatura: fb Más información sobre el autor/a | Redacción en francés Frédéric Burnand, Ginebra (BUTTON) Otros idiomas: 3 * Deutsch (de) Die zögerliche Anerkennung von Staatenlosen in der Schweiz * Français (fr) La reconnaissance timide des apatrides en Suisse * Pусский (ru) Апатриды с трудом получают признание в Швейцарии “Mira bien a esos apátridas, tú que tienes la suerte de saber dónde están tu hogar y tu país.... Mira bien a esos desarraigados, tú que tienes la suerte de saber de qué vives y para quién, a fin de comprender con humildad hasta qué punto el azar te ha favorecido con relación a los demás. Mira bien a esos hombres hacinados en la parte trasera de la barca y ve hacia ellos, háblales, porque ese simple paso, ir hacia ellos, ya es un consuelo”. Estas líneasEnlace externo publicadas en ‘Voyages’, una colección de artículos escritos por el autor austriaco Stefan ZweigEnlace externo, despojado él mismo de su nacionalidad por los nazis, da testimonio de la trágica figura del siglo XX que es el apátrida. Mostrar más Mostrar más La plaza financiera suiza frente al desafío digital Criptomonedas, neobancos, tecnología financiera: ¿cómo se adapta la banca, un actor de peso de la economía suiza, a esta nueva realidad? Con el establecimiento de nuevas naciones sobre las ruinas de los imperios dislocados por la Primera Guerra Mundial aparecen los apátridas. Un período violento e inestable al que responden la expedición de pasaportes y el control fronterizo. A pesar de las convenciones internacionalesEnlace externo sobre refugiados y apátridas, establecidas en la segunda mitad del siglo XX, hay actualmente unos 10 millones de apátridas en el mundo, según ACNUR. Una realidad que salió a la luz tras los asesinatos masivos de los rohinyá, una minoría privada de su nacionalidad por un Estado birmano acusado hoy de genocidio contra esta comunidad predominantemente musulmana. Contenido externo IFRAME: //datawrapper.dwcdn.net/S0pHH/1/ (1) Poner fin a la apatridia En 2014, ACNUR lanzó la campaña #IBelongEnlace externo (pertenezco) para poner fin a la apatridiaEnlace externo en todo el mundo para 2024. En ese marco, la oficina suizaEnlace externo de la agencia de la ONU publica un estudio específico para el país. Con ello pretende estimular a las autoridades helvéticas a reconocer mejor una realidad que tienden a subestimar. Y esa es también la opinión de la abogada Barbara von RütteEnlace externo de la Universidad de Berna, entrevistada por swissinfo.ch. Países de procedencia. El estudio de ACNUR proporciona algunos detalles sobre los países de procedencia de los apátridas o de las personas en riesgo de convertirse en tales: “Las autoridades cantonales mencionaron a Siria, China, Rusia y la otrora Unión Soviética. También mencionaron a los palestinos y a los romas. Los abogados y el Centro de Asesoramiento Jurídico para Solicitantes de Asilo proporcionaron informaciones similares”. End of insertion El estudioEnlace externo permite evaluar al alza el número de personas que pueden ser consideradas como apátridas en Suiza. En cinco años, el número de apátridas reconocidos como tales por la Secretaría de Estado de Migración (SEMEnlace externo) aumentó en alrededor del 150% para llegar a más de 600. Sin embargo, según ACNUR, más de 1 000 otras están afectadas. Las autoridades suizas las clasifican como “sin nacionalidad” o ciudadanos de un “Estado desconocido”. Empero, según ACNUR, al menos algunas de esas personas probablemente podrían recibir el estatuto de apátridas y los derechos que les confieren diversas convenciones internacionales. Firmeza por encima de todo Pero nada es menos seguro. El organismo competente para la concesión del estatuto de apátrida en Suiza -la SEM- reconoce algunas deficiencias en la materia. “Suiza apoyó la recomendación del Consejo de Derechos HumanosEnlace externo que prevé, en particular, que la definición del estatuto de apátrida se ajuste plenamente a la que figura en la Convención sobre el Estatuto de los apátridas de 1954. Suiza no tiene una legislación específica sobre la apatridia. Aplica la definición del Art. 1 de la convención de 1954Enlace externo”, precisa la SEM a swissinfo.ch. Antonio Gutterres Lanzamiento de la campaña #iBelong por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. SALVATORE DI NOLFI La SEM responde, como lo había hecho el Consejo Federal (Gobierno), a la interpelación de la diputada socialista Nadine Masshardt en junio de 2017: “En la actualidad, el Consejo Federal no ve ninguna razón para ratificar la Convención Europea sobre la Nacionalidad del 6 de noviembre de 1997 y la Convención para la Reducción de los Casos de apatridia del 30 de agosto de 1961, Suiza ya ofrece una protección ampliada a los apátridas reconocidos por la legislación en vigor”. Entre las recomendacionesEnlace externo de ACNUR, figura la concesión, a los hijos de apátridas, de la nacionalidad de los países en los que nacieron. En Suiza no existe un sistema automático, señala la SEM: “Según el artículo 38, apartado 3 de la Constitución Federal, la Confederación facilita la naturalización de los niños apátridas. El artículo 23 LN [Ley sobre la Nacionalidad] concretiza esta disposición. De conformidad con el artículo 23, apartado 1, de la LN, un niño apátrida puede solicitar la naturalización facilitada si ha residido en Suiza durante un total de cinco años, incluido el año anterior a la presentación de la solicitud. El privilegio de la nacionalidad De hecho, la adquisición de la nacionalidad suiza sigue siendo difícil. “Suiza es uno de los Estados más restrictivos de Europa en la materia y uno de los últimos en aplicar esencialmente el derecho de sangre en contraposición al derecho del suelo”, subraya Barbara von Rütte. En este ámbito, como en tantos otros, Suiza no suele regalar su soberanía y su jurisdicción nacional. 15/11/2018 opinión apátridas, venciendo las barreras Esta semana, Maha Mamo, nacida en el Líbano y activista por los derechos de las personas apátridas, apoyó que la Argentina avance en una ley que proteja a quienes que no poseen nacionalidad, un proyecto que se encuentra en tratamiento en la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto de Diputados. Al respecto opinó para Télam la diputada nacional por el radicalismo Karina Banfi, autora de la iniciativa que se analiza en la Cámara baja. Karina Banfi Por Karina Banfi "Ser apátrida es como no existir. Vivís en un mundo paralelo sin prueba de tu identidad", expresó Leal cuya situación es conocida en el Líbano como "Maktoum al qaed". Su padre no pudo inscribir el nacimiento de ella ni de sus seis hermanos. Su madre no pudo darles la nacionalidad. El sistema libanés, como otros 26 Estados, tiene leyes de nacionalidad que no le permiten a la mujer transmitirla a sus hijos en igualdad de condiciones que el hombre. La condición de apátrida se convierte en un círculo vicioso. apátrida es la persona a quien ningún Estado reconoce como nacional, sea por su legislación o por otro tipo de conflicto. Una persona puede nacer apátrida o convertirse en tal, producto de discriminación y vacíos en las leyes de nacionalidad, la falta de registro de nacimiento y enormes obstáculos administrativos. Las personas pueden perder la ciudadanía debido a una prolongada permanencia en el extranjero o por renunciar a su ciudadanía sin antes haber adquirido otra. También puede resultar de la transferencia de territorio entre Estados o la formación de nuevas naciones que puedan alterar la ciudadanía. Es importante que los Estados identifiquen a las personas apátridas en su territorio, de manera de poder otorgarles facilidades para la adquisición de una nacionalidad. De esta forma, sus habitantes pueden disfrutar de los derechos humanos básicos, permitiéndoles vivir con dignidad hasta que su situación se resuelva. "Ser privado de la nacionalidad es ser privado de la pertenencia al mundo", supo expresar Hannah Arendt. En 1935, una de las primeras medidas que instaló el régimen nazi fue la de retirarle a los judíos la nacionalidad alemana, convirtiéndolos en apátridas. En la actualidad, se calcula que hay 10 millones de personas apátridas a nivel global. No pueden estudiar, acceder a los servicios de salud, casarse, conseguir un trabajo o incluso viajar. La falta de documentación les impide desde registrar el nacimiento de un bebé, hasta ser sepultado de forma digna. El apátrida es víctima de una barrera invisible. Esa barrera no les permite gozar de derechos que la mayoría de nosotros damos por sentado y que son parte de nuestra cotidianeidad. Según el derecho internacional, los Estados son los que determinan las reglas de adquisición, cambio y retiro de la nacionalidad pero hay obligaciones de conformidad con diversos tratados internacionales que fijan límites a esa discrecionalidad. Argentina, de acuerdo a su ley de Nacionalidad no "genera" apátridas. Esto se da porque tenemos ambos sistemas de adquisición de nacionalidad, ius solis (si naces en territorio independientemente de tus padres, sos argentino) y ius sanguinis (si cualquiera de tus padres es argentino, tenés derecho a la nacionalidad). A su vez, Argentina se ha adherido a la Convención sobre el Estatuto de los apátridas de 1945 y a la Convención para Reducir los casos de apatridia de 1961. Ambos instrumentos regulan la condición de apátrida en el sistema internacional. Sin embargo, nuestro país no tiene una ley específica que establezca un procedimiento de determinación de las personas apátridas. Es por esto, que trabajamos un proyecto, sobre recomendaciones del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para colaborar con la erradicación de la apatridia a nivel mundial. Es fundamental contar con esta ley no sólo para establecer un procedimiento claro sino para trabajar sobre un problema que permanece invisible. La apatridia es una violación a los derechos humanos que puede resolverse definitivamente. Afecta directamente el derecho a la identidad. Debemos asegurarnos que los países no generen nuevos casos de apatridia, que tengan legislación para responder a esta problemática y facilitar la adquisición de una nacionalidad. Un testimonio nos impide preguntarnos el nivel de alcance que puede tener esta ley. Una sola historia es suficiente para comprometernos con un régimen legal que resuelva estos temas emergentes. (*) Diputada nacional por la provincia de Buenos Aires (UCR-Cambiemos). Autora del proyecto de ley de protección y reconocimiento de las personas apátridas. Derechos Humanos Brasil concede la nacionalidad a dos hermanas apátridas El acto tuvo lugar durante la reunión del ACNUR en Ginebra * Share on WhatsApp * Share on Facebook * Share on Twitter * Share on Linkedin Publicado en 04/10/2018 - 18:41 Por Paulo Victor Chagas* - Brasilia El gobierno brasileño concedió este jueves (4) la nacionalidad a las primeras personas reconocidas como apátridas en la historia de Brasil. Las hermanas Maha y Souad Mamo fueron naturalizadas brasileñas en Ginebra, Suiza, durante una reunión de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). a a La ceremonia de entrega del certificado de nacionalidad fue encabezada por el coordinador general del Comité Nacional para los Refugiados, Bernardo Laferté, y la representante permanente de Brasil ante la ONU, la embajadora Maria Nazareth Farani Azevêdo. En junio, el gobierno brasileño concedió a las dos hermanas la condición de apátridas (lo que ocurre cuando el individuo no tiene una nacionalidad reconocida), con base en la nueva Ley de Migración brasileña, que entró en vigor el año pasado. Antes de la nueva legislación, la designación de "apátrida" no existía en el sistema jurídico brasileño. El ministro de Justicia Torquato Jardim afirmó durante la solemnidad que la primera naturalización de apátridas es un momento histórico para el país. "Al conceder la nacionalidad brasileña a Maha y Souad, Brasil reafirma su tradición de acoger a los vulnerables y desasistidos, y da un ejemplo al mundo de que fue, y siempre será, un país comprometido con la erradicación de la apatridia", dijo . Sin patria Nacidas en el Líbano, las dos hermanas no pudieron ser registradas en el país porque se les exige que sean hijas de padres libaneses. Sus padres, de nacionalidad siria, tampoco pudieron registrarlas en su país de origen, donde los niños solo pueden ser registrados si sus padres están oficialmente casados, pero ese no era el caso. Según ACNUR, alrededor de 10 millones de personas en todo el mundo no tienen nacionalidad y por esa razón se les considera apátridas. Por no tener un certificado de nacimiento y otros documentos de identidad, a menudo se les impide asistir a la escuela, recibir asistencia médica, trabajar, abrir una cuenta bancaria, comprar una casa o casarse. La nueva Ley de Migración brasileña establece un procedimiento más complejo para el reconocimiento de refugiados, pero facilita el ingreso al país de inmigrantes convencionales de otros países, que pueden obtener visas de entrada y documentos tales como el permiso de trabajo. Esto ha estado sucediendo con los venezolanos que han llegado masivamente a Brasil en los últimos años. Colaboró Pedro Rafael Vilela Traducción: Lucas Magdiel - Edición: Lílian Beraldo / Augusto Queiroz apátridas nacionalidad brasileña Maha Mamo Souad Mamo Acnur Crisis en Venezuela Los bebés apátridas del éxodo venezolano: miles de recién nacidos de padres migrantes en riesgo de quedar sin ciudadanía El Registro Civil colombiano tiene constancia de que al menos 3,290 niños, hijos de migrantes venezolanos, no han podido obtener la nacionalidad desde 2016. La visa temporal de dos años que el gobierno de Colombia ha concedido como medida temporal a casi 600,000 venezolanos no otorga la ciudadanía. Read this story in English Por: Christine Armario / The Associated Press, 15 May 2019 – 03:34 AM EDT ¡Nuevo! Presiona aquí para reaccionar Reacciona Comparte a Arelys Pulido sostiene a su hija Zuleidys Antonella Primera después de que se le tomaran las huellas para su certificado de nacimiento en el hospital Erazmo Meoz de Cúcuta, en la frontera de Colombia con Venezuela, el jueves 2 de mayo de 2019. Crédito: Fernando Vergara/AP Arelys Pulido ya había perdido un bebé en un deteriorado hospital de Venezuela, donde médicos y material sanitario son cada vez más escasos. De modo que cuando volvió a quedarse embarazada decidió dar a luz en el extranjero. Llenó las maleta con ropa y unas pocas estatuillas de santos que esperaba las protegieran a ella y a su hija nonata cuando cruzaran uno de los peligrosos pasos ilegales a Colombia. Este año nació Zuleidys Antonella Primera, una niña vivaracha de cabello y ojos oscuros, que no hacen sospechar la odisea que pasó su madre para poder tenerla en un hospital al otro lado de la frontera, en la ciudad de Cúcuta. Por ahora Zuleidys no tiene ni la ciudadanía del país del que huyeron sus padres ni la del lugar donde nació. Es una de los cada vez más niños nacidos de migrantes venezolanos sin residencia legal en Colombia, que en la práctica son básicamente apátridas. “Es una preocupación más”, dijo José Antonio Primera, el padre de la bebé, exmilitar y que ahora se gana la vida pintando motocicletas. Aunque los niños nacidos de emigrantes tienen derecho a la ciudadanía venezolana, tendrían que registrarse formalmente en un consulado o viajar a Venezuela para obtenerla. Ambas cosas son imposibles para muchas familias. No quieren regresar hasta que la situación mejore, y los consulados están cerrados desde que el gobernante, Nicolás Maduro, rompió las relaciones diplomáticas con Colombia en febrero. El gobierno de Colombia concede a los recién nacidos asistencia sanitaria completa durante su primer año y les permite inscribirse en la escuela, pero los expertos en migraciones temen que si la crisis venezolana se alarga años, estos niños puedan llegar a la edad adulta sin derechos clave como la opción de viajar de forma legal, comprar propiedades o casarse. Cargando Video... Aprender a hacer pan, café o cocteles: esperanza de profesionales venezolanos para salir de su país El Registro Civil colombiano tiene constancia de al menos 3,290 niños desde diciembre de 2016 que no han podido obtener su ciudadanía. Grupos humanitarios estiman que el número podría llegar a los 25,000. Incluso con la estimación más baja, según activistas, la cantidad de niños en riesgo de quedar sin patria en Colombia es preocupante. “Es un número significativo cuando piensas que vienen de una sola crisis”, comentó Amal de Chickera, codirectora del Institute on Statelessness and Inclusion. “Y si es prolongada y no se corta de raíz puede volverse mucho mayor”. Bebés en un limbo legal Casi 1.3 millones de venezolanos viven ahora en Colombia, en torno al 40% sin autorización legal. Colombia ha recibido más inmigrantes venezolanos que ningún otro país, y no se espera que las cifras bajen a corto plazo. Incluso a pesar de que la frontera entre ambos países esté cerrada, miles de personas entran cada día en Colombia por las mismas carreteras de tierra que utilizó Pulido cuando estaba embarazada. La constitución colombiana solo ofrece ciudadanía por nacimiento a niños con al menos un progenitor colombiano o bien una madre o padre que pueda demostrar que tiene permiso de residencia. Muchos venezolanos que llegan no tienen pasaporte, menos aún una visa. La visa temporal de dos años que el gobierno de Colombia ha concedido como medida temporal a casi 600,000 venezolanos no otorga la ciudadanía. Eso ha dejado a muchos bebés en un limbo legal. Relacionados El gobierno colombiano decide aumentar los controles en su frontera para frenar la diáspora venezolana (BUTTON) Comparte Las autoridades colombianas señalan que es culpa de Venezuela que haya una nueva generación de niños nacidos en el extranjero y prácticamente apátridas, pero que están trabajando en ponerle remedio. "Todos estamos de acuerdo en que hay que tomar medidas excepcionales", comentó Alfredo Posada, portavoz del Registro Civil Nacional colombiano. El gobierno baraja una propuesta para que cualquier niño venezolano nacido en Colombia desde el inicio del éxodo en agosto de 2015 tenga derecho a la ciudadanía. Se espera que la medida se apruebe en las próximas semanas, y los legisladores trabajan en un texto similar en el Congreso. Los apátridas se convirtieron en una preocupación internacional a partir del periodo entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, cuando creció el número de personas que huían de la persecución o se vieron excluidas de leyes de ciudadanía, explicó David Baluarte, experto en el tema en la Universidad de Washington and Lee. La cuestión se hizo más alarmante durante la II Guerra Mundial, cuando los judíos se vieron despojados de su ciudadanía en la Alemania nazi antes de ser enviados a campos de concentración. Relacionados Entre la crisis y la desesperanza: radiografía de la diáspora venezolana (BUTTON) Comparte Hay dos tratados de Naciones Unidas que protegen el derecho a la ciudadanía, pero se estima que hoy hay entre 10 y 15 millones de personas apátridas. Los expertos señalan que depende de Colombia rectificar la situación de los niños venezolanos nacidos en su territorio. "En este momento, estos niños serían apátridas en Colombia, así que ellos tienen la obligación de conceder la ciudadanía", dijo De Chickera. "Eso sería una interpretación muy estricta de la ley, pero creo que es importante tener en cuenta que este es un momento bastante extraordinario". Cuando nacen en Colombia, los niños reciben un certificado de nacimiento, pero el documento dice claramente que no es válido para obtener la nacionalidad. “El hecho de que el padre sea un migrante irregular no hace que nazca un niño migrante irregular”, señaló la abogada Xiomara Rauseo. Tinta en los pies En este momento, los padres venezolanos pueden intentar acudir a los tribunales para obtener la ciudadanía para sus hijos, pero pocos lo consiguen. La Corte Constitucional de Colombia tiene dos casos abiertos, señaló Lucía Ramírez, coordinadora de investigaciones y cuestiones migratorias en la organización sin fines de lucro Dejusticia. Otros lo han intentado a través del Ministerio de Exteriores, que debe revisar en tres meses los casos en los que un consulado extranjero no proporcione la ciudadanía. Dejusticia solo sabe de un caso que haya tenido éxito por esta vía, señaló Ramírez. Sin embargo, ese bebé no había nacido de migrantes venezolanos. "No es un procedimiento que la gente esté usando", dijo. En el Hospital Universitario Erasmo Meoz, en la ciudad fronteriza de Cúcuta, padres con bebés recién nacidos en brazos esperaban ante una oficina de registro, deseosos de entintar los pies de sus pequeños y obtener su certificado oficial de nacimiento, solo para descubrir que el país no les concedía la ciudadanía. "Lo normal sería que salieran la niña y todos (con) nacionalidad colombiana", comentó Eduardo Bravo, expolicía, mientras acunaba a su hija en brazos. " Nosotros estamos aquí en Colombia no porque queremos. Es por necesidad". Pulido, de 44 años, cruzó la frontera a Colombia por primera vez cuando estaba en el cuarto mes de su embarazo para hacerse ecografías que no podía conseguir en su país natal. El viaje a pie y por un río en una canoa improvisada le resultó difícil, al igual que los dolorosos recuerdos de su embarazo anterior: el bebé murió durante el parto tras una complicación normalmente menor. Pulido lo atribuye a la crisis humanitaria en Venezuela. “Varias amigas se han muerto ya de parir allí. Entonces me vine”, dijo. Embarazada de ocho meses, hizo la maleta y se marchó por fin. Loading Cargando galería En una tarde reciente, Pulido y su esposo, Primera, examinaban el papel blanco con las pequeñas huellas de su hija que les dio el hospital. No sabían cómo interpretarlo, felices a la par que confusos. La pareja dijo que no les preocupa tanto que Zuleidys crezca como colombiana o como venezolana, siempre que uno de los dos países la reconozca. “Tal que tiene su derecho como tal cual, como un ser humano”, dijo Primera. Entre tanto, la familia afronta preocupaciones igual o más urgentes mientras intenta labrarse una nueva vida en otro país. Primera ha tenido problemas para encontrar empleo. La pareja duerme con el bebé en un colchón en el suelo en un apartamento de tres habitaciones donde viven 13 personas. Y aún no tienen refrigerador. Las estatuas de santos que Pulido cargó al cruzar la frontera descansan en una balda de concreto, debajo de botellas reutilizadas de Pepsi llenas de agua. “Estamos en las manos de Dios”, dijo Primera. “Ser apátrida implica no acceder a los derechos más básicos de nuestras vidas” Entrevista. Hablamos con Nina Murray, experta en los derechos de los refugiados y en la apatridia. Nina Murray (Glasgow, Escocia, 1982) es desde marzo de este año coordinadora de investigación y políticas de la European Network of Statelesness (ENS), una red de entidades, iniciativas académicas y personas individuales que trabajan en defensa de los derechos de las personas apátridas en Europa. Máster en Estudios Migratorios y licenciada en Estudios Ibéricos y de América Latina, tiene una larga trayectoria profesional vinculada a la investigación y la defensa de los derechos humanos, especialmente en los ámbitos del género y el refugio. En octubre pasado estuvo en Barcelona, en el marco de unas jornadas sobre la apatridia celebradas también en Madrid. Se trata de un problema mayor pero muy desconocido. Solo en Europa, la ENS calcula que hay al menos 600.000 personas afectadas. Como mínimo, 10 millones de personas en todo el mundo no tienen ninguna nacionalidad. Siendo un problema que afecta a tantísimas personas, ¿cómo es posible que se hable tan poco de la apatridia? Se entiende poco el problema. No hace ni diez años que se ha empezado a hablar más sobre ello en los círculos académicos, de investigación o jurídicos. Creo que el problema es que las personas apátridas están muy escondidas, y que el régimen legal internacional sobre la apatridia es muy poco conocido. La Convención de Ginebra sobre los refugiados de 1951 es mucho más conocida y está más desarrollada que el régimen de la apatridia; hasta las personas afectadas no se identifican a veces como apátridas. Este es el caso de muchos saharauis, por ejemplo, que se identifican como ‘saharaui’ y por motivos políticos esa identidad y la nacionalidad de la República Árabe Saharaui Democrática son muy importantes para ellos, aunque en términos legales muchos son apátridas. Lo mismo podemos decir de los palestinos o los kurdos, y eso también hace más difícil identificar la apatridia. ¿Cuáles son sus causas? Existen distintos motivos. A nivel mundial, la causa más común es la discriminación. Son minorías étnicas y religiosas, como los rohingyas [minoría étnica, lingüística y religiosa del oeste de Birmania]. Es una de las poblaciones de apátridas más numerosa y ello es a causa de la discriminación en la legislación y en la política. Otro ejemplo son las personas de origen haitiano que viven en la República Dominicana. En Europa, se trata más de conflictos de nacionalidad. Cada país decide conforme a sus leyes quién es nacional y quién no dentro del marco de la ley internacional, y en ocasiones se generan conflictos, por ejemplo, cuando se migra de un país a otro. La mayoría de leyes de nacionalidad en Europa la otorgan por descendencia, no por nacimiento, y eso en ciertos casos puede generar un problema. Por ejemplo, en 25 países del mundo la mujer no puede conceder su nacionalidad a sus hijos. Si el padre no está y una mujer originaria de uno de estos países da a luz en un país tercero donde no existe una protección en la ley en contra de la apatridia, su hijo puede llegar a ser apátrida. ¿Qué consecuencias tiene no tener ninguna nacionalidad? Muchas. No poder acceder a los derechos más básicos de nuestras vidas. Por ejemplo, a servicios de sanidad, a casarse, a veces a registrar nacimientos, a conseguir un carnet de conducir, un documento de identidad, un número de seguridad social, a estudiar, a conseguir un empleo. Afecta a lo más básico, es una situación muy difícil; son como gente invisible porque no figuran en ningún registro de ningún país y hoy en día casi todo requiere una identidad y una documentación. Equivale casi a no poder vivir. ¿Eso está pasando en Europa? Sí, pasa, pasa. En algunos países del mundo hay sistemas de protección que reconocen la apatridia y que conceden al apátrida algún estatus y derecho de residencia y de documentación, pero son pocos. Todos los países de Europa tienen sistemas de reconocimiento de refugiados bajo el Convenio de 1951, pero muy pocos conocen bien la convención sobre la apatridia a pesar de que ACNUR dice que para conceder los derechos a los apátridas es necesario tener un sistema de reconocerlos y de concederles alguna forma de protección. En España, hay un procedimiento de reconocimiento de la apatridia que funciona bastante bien. Una persona puede pedir el estatus de apátrida y el Gobierno puede concederlo, pero eso no existe en todos los países. En Alemania, por ejemplo, donde sabemos que hay bastante gente apátrida, muchos están viviendo en un limbo con pocos derechos. “Solo unos 15 países en el mundo tienen un sistema de reconocimiento y protección de apátridas y España fue uno de los primeros.” ¿Alemania? ¿Qué explicación hay? Solo unos 15 países en el mundo tienen un sistema de reconocimiento y protección de apátridas, y España, junto con Francia e Italia, fue uno de los primeros. Alemania es uno de los muchos que no lo tienen. Estamos intentando sensibilizar en Alemania sobre este tema, porque hay gente que vive ahí que igual han pedido asilo y no lo han conseguido y están viviendo en un limbo: no tienen un país que los acepte pero tampoco tienen el derecho a vivir en Alemania con residencia. Algunos tienen lo que llaman “un estatus de tolerancia”, pero es muy básico y no concede muchos derechos y pueden acabar siendo detenidos para intentar expulsarlos. ¿El riesgo de detención es muy alto? Sí, es muy alto. Muchas personas que no tienen residencia están sujetas a expulsión. Hemos hecho una investigación en el Reino Unido y cinco países más europeos [Ucrania, Bulgaria, Polonia, Malta y Holanda] sobre las personas apátridas que acaban en centros de internamiento de extranjeros (CIE). En el Reino Unido, por ejemplo, hay bastantes personas detenidas y no hay fecha límite para la detención de migrantes. Los estándares internacionales dicen que solo se puede detener como último recurso, cuando se vaya a efectuar la expulsión dentro de un plazo de tiempo limitado, pero estamos viendo que si no se identifica la apatridia y la imposibilidad de expulsar antes de detener, la gente acaba dentro del centro de detención sin salida, o si salen a la calle no tienen derechos y luego vuelven a ser detenidos. Es un círculo vicioso, porque los funcionarios muchas veces no reconocen y no identifican el problema de no poder expulsar y son los apátridas los que sufren porque ningún país reconoce su origen y el país donde están tampoco reconoce su apatridia ni su derecho a residencia. Tenemos ahora mismo la campaña “Locked in limbo” con la que estamos intentando sensibilizar justamente sobre este tema. “Estamos viendo un crecimiento del uso de la detención como forma de control de la migración y necesitamos tener provisiones contra la detención arbitraria de las personas apátridas.” ACNUR también ha puesto en marcha una campaña sobre la apatridia, I Belong. ¿Cuál es la respuesta de los gobiernos? ¿Que deberían hacer que no están haciendo? Es muy importante que introduzcan procedimientos para la identificación y el reconocimiento de la apatridia. Tenemos también que luchar contra la discriminación. En Europa existe todavía una fuerte discriminación contra las poblaciones gitanas, por ejemplo. En los Balcanes, las poblaciones desplazadas por el conflicto en los años noventa todavía viven muy marginalizadas y muchos no tienen documentación y tienen obstáculos para registrar los nacimientos de sus hijos. Hay que solucionar también la cuestión de las leyes de nacionalidad. Necesitamos provisiones en las leyes que protejan a todos los niños de la apatridia en la infancia. Y, finalmente, el tema de las detenciones también es muy importante porque estamos viendo un crecimiento del uso de la detención como forma de control de la migración y necesitamos tener provisiones contra la detención arbitraria de las personas apátridas. En los países que no tienen el estatuto de apátrida ¿solicitar asilo es la única solución para las personas apátridas que están llegando? Hay personas apátridas que tienen derecho al asilo porque la apatridia puede ser una forma de persecución. Lo que es importante es que si hay una solicitud de asilo se aclare antes de determinar un estatus de apatridia, porque el proceso de determinar la apatridia requiere una conversación entre las autoridades del país de origen y las autoridades del país de solicitud. Y si hay un problema de persecución es importante identificarlo antes porque puede poner en riesgo la persona si el Gobierno de origen es el autor de la persecución. Muchas veces los dos procesos se solapan. Es una solución para los refugiados que son apátridas, pero no para todas las personas apátridas. ¿Qué pasa con los palestinos? Es un tema difícil, porque hay una cláusula tanto en la convención sobre la protección de las personas apátridas como en la del estatuto de refugiado que dice que si recibes apoyo de otro organismo de la ONU, como la UNRWA [Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo], estás excluido de la protección de la convención. Aunque algunos países han reconocido a Palestina, está también bastante reconocido el hecho de que la nacionalidad palestina no funciona legalmente como otra nacionalidad. Es complicado, porque si eres palestino no solo tienes que demostrar que eres apátrida, muchas veces también tienes que demostrar que no recibes apoyo de la UNRWA. Si se trata de una persona palestina que estaba viviendo bajo la protección de la UNRWA, algunos países le dirían que puede volver ahí y recibir el apoyo de la ONU otra vez, que no hace falta que le den protección internacional. Así que depende mucho de cada caso individual. “En el continente europeo, la disolución de estados es una de las mayores causas de la apatridia.” ¿Es la mayor comunidad de apátridas? No. Son muchos, pero no es la mayor. Hay poblaciones más grandes, como los rohingyas. También hay poblaciones muy grandes en Tailandia y Costa de Marfil, por ejemplo. No hemos hablado de situaciones de disolución de estados. En el continente europeo, es una de las mayores causas de la apatridia. En lo que era la URSS, por ejemplo, Ucrania, Letonia y Estonia tienen poblaciones bastante numerosas de gente apátrida. Y en los Balcanes, también. En los países que formaban parte de Yugoslavia se cuentan poblaciones importantes, sobre todo gitanas, apátridas o en riesgo de apatridia. ¿La llamada crisis de personas refugiadas no ha ayudado de alguna manera a poner este tema sobre la mesa en Europa? En los países de origen de estos flujos más recientes, como Siria e Irak, ya existían problemas de apatridia antes de los conflictos, como los kurdos o los palestinos que vivían ahí. No quiero llamarlo una oportunidad, pero los debates sobre la migración nos dejan hablar también sobre la apatridia, en el sentido de sensibilización. Tampoco entendemos muy bien todavía el nexo entre la apatridia y la migración forzada, no hay ninguna investigación ni mucha sensibilización sobre ello. Ahora lo estamos empezando a investigar, porque queremos entender mejor qué le pasa a una persona kurda o sirio-palestina cuando entra a Europa, por ejemplo, a través del Mediterráneo, a Grecia o España. ¿Quién identifica que sea una persona sin nacionalidad? ¿Hay alguien que lo haga? ¿La policía o los guardias de frontera entienden algo de la apatridia? No lo sabemos y necesitamos entender mejor el proceso de registrar la nacionalidad de estas personas. No sabemos qué está pasando. Todo lo que cuentas muestra que queda mucho por hacer. Lleváis trabajando muchos años, ¿habéis visto una evolución en positivo? Estamos viendo mucha más sensibilización y eso es el primer paso. Tenemos la campaña de ACNUR y un plan de acción bastante ambicioso, que se propone erradicar la apatridia en diez años, y solo poner esta meta es muy importante. Lo que se está diciendo es que si hay voluntad política podemos resolver esta situación y esto es una gran oportunidad para sensibilizar y encontrar soluciones. En el 2019, ACNUR celebrará un evento de alto nivel sobre la apatridia y esperamos conseguir más ratificaciones de los dos convenios sobre la apatridia, el de 1954 y el de 1961 sobre la prevención y la reducción de la apatridia. Toda esta campaña a nivel global de ACNUR es una oportunidad para nosotros para poder hablar con gobiernos europeos para hacer cambios y poner soluciones legales sobre la mesa que son lógicas. El objetivo de ACNUR es que esté erradicada para el 2024. ¿Lo ves factible? Bueno, factible que se vaya a erradicar por completo la apatridia en 10 años, no sé… Pero es un objetivo y lo que esperamos es que se consiga dar un gran paso adelante en la sensibilización, y que no se acaben ni los recursos ni la capacidad del ACNUR de trabajar y enfocarse en la apatridia en el 2024, que sea un punto de partida para construir soluciones sostenibles para el futuro. Es bueno que ponga esta meta aunque sea difícil de conseguir, es un estímulo importante hacia la acción, el cambio, y la futura erradicación de la apatridia en el mundo. Ayuntamiento de Barcelona Un laberinto jurídico convierte en apátridas a miles de personas en una nación de “ciudadanos fantasmas” El laberinto burocrático y jurídico de la República Dominicana ha convertido en apátridas a miles de personas que ahora son "ciudadanos fantasmas", sin posibilidad de acceder a un empleo regular, matricularse en estudios superiores o incluso visitar a un médico; así lo afirma Amnistía Internacional en un informe que ha publicado hoy. "Sin papeles no soy nadie": Personas apátridas en la República Dominicana desmonta la versión oficial de que ninguna persona carece de nacionalidad en la República Dominicana. En él se analiza el intrincado laberinto jurídico creado por las autoridades desde la década de 1990 y, más recientemente, a través de una sentencia de 2013 que ha privado arbitrariamente de la nacionalidad a decenas de miles de personas con padres o abuelos extranjeros. "En la práctica, las autoridades de la República Dominicana han barrido del mapa a cuatro generaciones de dominicanos. Sin la nacionalidad, decenas de miles de personas se han convertido efectivamente en fantasmas y deben superar enormes obstáculos para acceder a los servicios básicos del país", ha afirmado Mariela Belski, directora de Amnistía Internacional Argentina. "Las medidas adoptadas por el gobierno para resolver la situación de las personas a las que se ha privado de la nacionalidad han resultado insuficientes. Cerrar los ojos ante este drama afirmando que el problema no existe no hará que desaparezca", indicó. Desde principios de la década de 1990 se han ido adoptando sucesivas decisiones administrativas, legislativas y judiciales que afectan específicamente a las personas de ascendencia haitiana nacidas en la República Dominicana y tienen por objeto restringir su acceso a los documentos de identidad dominicanos y, en última instancia, a la nacionalidad dominicana. En septiembre de 2013, el Tribunal Constitucional dominicano resolvió que las personas nacidas en el país de progenitores extranjeros indocumentados desde 1929 no tenían derecho a la nacionalidad dominicana. Este fallo supuso en la práctica dejar sin nacionalidad a la inmensa mayoría. El gobierno, en sus esfuerzos para atenuar los efectos de esta sentencia discriminatoria, ha creado un intrincado laberinto de categorías y procesos casi imposible de abordar para la mayoría. El plan de naturalización, que duraba seis meses y expiró el 1 de febrero de 2015, ha sido a todas luces insuficiente. Centenares de personas afirman que nunca recibieron información acerca del plan y que supieron de su existencia cuando ya había expirado. Muchas aseguran que era imposible reunir todos documentos de la lista que era obligatorio presentar. Entre ellos, una declaración firmada por una comadrona o siete personas que puedan atestiguar que la persona ha nacido en el país. A muchas personas todavía no les han permitido inscribir el nacimiento de sus hijos en el registro civil. La mayoría de estos niños siguen en situación de apatridia. Decenas de dominicanos de procedencia extranjera que hablaron con Amnistía Internacional dijeron que al estar sin papeles se encontraban en una grave situación de indefensión, expuestos a sufrir abusos. Marisol (nombre ficticio) es una joven de ascendencia haitiana nacida en la República Dominicana. Ni ella ni sus hermanos y hermanas fueron inscritos al nacer, porque sus padres no tenían documentos de identidad válidos. Cuando ambos murieron, Marisol tenía 10 años y tuvo que ponerse a trabajar de empleada doméstica de una familia adinerada de Santo Domingo. Aunque la familia se comprometió a enviarla a la escuela, lo que hizo fue obligarla a trabajar 15 horas diarias. Le daban golpes, y nunca permitieron que fuera a clase. No pudo acogerse al plan de naturalización porque cuando se enteró de que existía ya había expirado el plazo de solicitud. La familia para la que trabaja de limpiadora ahora amenaza con despedirla, por miedo a las sanciones que deba afrontar por tener empleada a una persona indocumentada. Sin los documentos de identidad, Marisol tampoco puede inscribir a sus hijos en el registro civil. "Esperaba que ellos tuvieran un futuro mejor pero, sin los documentos de identidad, va a ser imposible", dijo a Amnistía Internacional. "Las autoridades de la República Dominicana deben encontrar con urgencia una solución de larga duración para esta crisis. Un primer paso fundamental sería establecer un proceso sencillo y accesible, sin límite de tiempo, para reconocer la nacionalidad dominicana a todas las personas que fueron privadas de ella en virtud de la sentencia de 2013", ha afirmado Mariela Belski. Firmá ahora el petitorio y decile a las autoridades dominicanas que reconozcan que hay personas apátridas en el país y pídeles que les devuelvan la nacionalidad. Para conocer el informe "Sin papeles no soy nadie": Personas apátridas en la República Dominicana pueden hacer click en el siguiente link Más Información Sin papeles, no tienes derechos en República Dominicana: "No puedo hacer nada" (Blog, 25 de junio de 2015) https://www.amnesty.org/es/latest/news/2015/06/no-papers-no-rights-i n-the-dominican-republic-i-m-not-able-to-do-anything/ "Todo el mundo tiene miedo aquí": La inminente crisis de expulsiones masivas de la República Dominicana (Blog, 18 de junio de 2015) https://www.amnesty.org/es/latest/news/2015/06/dominican-republics-l ooming-crisis-of-mass-expulsions/ Publicado el 19 de noviembre de 2015 COLABORÁ Me gustaría ayudar y donar hoy Gracias al aporte de personas como vos, Amnistía Internacional trabaja con absoluta independencia. Tu aporte nos permite continuar exigiendo el respeto de los derechos humanos en todo el mundo. DONAR Noticias Relacionadas La policía chilena nos castiga por atrevernos a protestar 116. Oct, 2020 Legalización del aborto: Amnistía internacional pide a la ... 14. Ago, 2018 S Universo semántico y emocional del apátrida Gobiernos hipócritas que, si no se atreven con los “grandes desalmados”, bien podrían atender a sus víctimas. Comenzar dando papeles sería un buen comienzo Se califica de apátridas a aquellas personas que no son reconocidas por ningún país como ciudadanos propios, consecuentemente se encuentran encarceladas en el territorio a donde las circunstancias les han llevado, ya que al carecer de pasaporte se le impide legalmente abandonar el país. Tampoco tienen derechos de ningún tipo, ni laborales, ni sociales. Y lo peor de todo es que nada pueden hacer para evitar estar condenadas a la nada civil que supone el estatuto de apátrida. Nada depende de ellas, más que entrar en el bucle de pedir y no recibir reconocimiento por parte de las autoridades civiles del Estado en el que están viviendo. ¿Se lo imagina? Cualquier ciudadano de cualquier país podría verse en esa tesitura y, si estas personas apátridas son seres humanos, ¿Por qué no se les aplica las resoluciones de naciones unidas? Contra esta profunda injusticia que atenta contra los más elementales derechos humanos, el Consejo de Derechos Humanos viene abordando desde 2008 hasta 2016, la cuestión del derecho a la nacionalidad y la prevención de la apátrida en varias resoluciones. Porque no son pocas las personas afectadas por esta lacra. Naciones Unidas estima en más de 10 millones de personas las que se encuentran en este limbo ciudadano. Ni siquiera pueden acogerse al estatus de “refugiadas”. Naciones Unidas informa: “Cada minuto, veinticuatro personas lo dejan todo para huir de la guerra, la persecución o el terror”. Y en esa huida millones de ellas pierden su “patria”. Son apátridas que “se encuentran atrapadas en un limbo jurídico y no son consideradas como nacionales por ningún país afectando el disfrute de sus derechos básicos.”. Por ello Naciones Unidas insta a que se reconozca el derecho a la nacionalidad y se desarrollen acciones para la prevención de la apátrida. Sin embargo los gobiernos son muy reticentes a reconocer como nacionales a las personas apátridas. ¿Por qué? Evidentemente los sistemas de acogida de personas refugiadas e inmigrantes no están regulados a escala mundial. Incluso la Unión Europea, quizás la única agrupación de países más sensible con el problema, no lo tiene resuelto. Ya que la clave de la solución pasa por actuar en los orígenes de los movimientos migratorios. Las guerras, las sequias, la violencia institucional, en vastas áreas del planeta, empujan inexorablemente al éxodo a millones de personas. Sólo incidiendo sobre estas nocivas causas se podrá actuar sobre sus trágicas consecuencias. ¡Pero quien le pone el cascabel al gato! Multimillonarios intereses provocan esas situaciones en esos territorios y los Estados del llamado “mundo libre” no están por la tarea de ponerles obstáculos a las formidables fortunas amasadas con la sangre, el dolor y la angustia. Porque tienen nombres y apellidos quienes causan tanto horror, y a ninguno de ellos se les acusa de crímenes contra la humanidad. Gobiernos hipócritas que, ya que no se atreven con los “grandes desalmados”, bien podrían atender a sus víctimas. Comenzar dando papeles (reconociéndolos como seres humanos) sería un buen comienzo. Volver al inicio Cultura Leonardo Padrón: “El dolor nos ha enardecido hasta la irracionalidad” * “¿Cómo resolvemos la nostalgia, si la tenemos en carne viva?”, se pregunta el escritor venezolano desde el exilio. Para él, los sustantivos “tragedia” y “catástrofe” ya no alcanzan para describir a un país que se prepara para unas nuevas elecciones, a las que califica de “acto de ilusionismo”. Mientras, trabaja en dos proyectos y presenta en Amazon su audiolibro Fuera de serie a Por María Angelina Castillo ENTREVISTA 25 · 10 · 2020 ENTREVISTA 25 · 10 · 2020 Telegram WhatsApp Twitter Facebook * “¿Cómo resolvemos la nostalgia, si la tenemos en carne viva?”, se pregunta el escritor venezolano desde el exilio. Para él, los sustantivos “tragedia” y “catástrofe” ya no alcanzan para describir a un país que se prepara para unas nuevas elecciones, a las que califica de “acto de ilusionismo”. Mientras, trabaja en dos proyectos y presenta en Amazon su audiolibro Fuera de serie De ir buscando un país, Leonardo Padrón busca ahora un sentido de pertenencia, que es una carencia mayor, afirma desde el otro lado de la frontera. “Muchos nos hemos vuelto gitanos de nuestro propio destino. Algunos con mejor suerte que otros, en temas de supervivencia”, expresa, para inmediatamente preguntarse: “¿Cómo resolvemos la nostalgia, si la tenemos en carne viva? Los venezolanos llevamos marcada la tragedia con un hierro rojo en la nuca. Tanto nos llamaron apátridas que lo lograron. Los más de 5.000.000 de personas que estamos en el exilio, somos gente deambulando sin patria por el mundo. La patria es un estado existencial, en todo caso. Pienso en la imagen de unos okupas que nos sacaron de la casa, a patadas”. Así también dice que ocurre para los venezolanos que aún están en el país, resistiendo, sobreviviendo: “Saben que ya no es la misma casa, que las paredes duelen, que el aire se ha vuelto intraficable, que el país es un documento de dolor en todas sus líneas”. En entrevista exclusiva para El Diario, el escritor caraqueño asegura que no dejará de buscar el ticket de regreso. Es un asunto de principios. “A veces pienso en la frase de Salman Rushdie en Los versos satánicos: ‘En el exilio todo intento de arraigo se considera traición: es el reconocimiento de la derrota’. Aunque pueda ser más sano construir nuevos arraigos, yo no quiero cancelar el último arresto de optimismo que me queda. Y el regreso siempre va a ser una opción en el horizonte”. Leonardo Padrón: “El dolor nos ha enardecido hasta la irracionalidad” Foto cortesía de Leonardo Padrón Animal urbano, cuenta que durante estos meses de encierro por la pandemia del covid-19 ha extrañado “el hervor de la calle, el discurso de la multitud, la lírica de la masa en acción”. Aunque su dinámica cotidiana no ha sufrido cambios drásticos pues, como todo escritor, siempre ha ejercido su oficio en confinamiento. Poeta, guionista de cine y televisión, cronista y locutor –graduado en Letras en la Universidad Católica Andrés Bello a comienzos de los ochenta–, actualmente trabaja en un dramático para la televisión mexicana. Se trata de la adaptación de un clásico colombiano: Señora Isabel, original de Bernardo Romero. “Es una historia que sigue siendo muy transgresora. Y no sabes cuánto lo estoy disfrutando. Es ya mi tercer proyecto para México y Estados Unidos desde que estoy afuera”, señala. En paralelo, escribe para otro proyecto, una historia original que lo tiene entusiasmado, pero cuyos detalles prefiere guardarse para más adelante. Además, lanzó recientemente en Audible, una plataforma de Amazon, un contenido llamado Fuera de serie. Es una especie de audiolibro que reproduce su acercamiento a una decena de personajes latinoamericanos para relatar aquello que los destaca. Y, en materia literaria, aún espera el lanzamiento de su nuevo libro de crónicas, que debió postergar para el próximo año. “Ya sabes: el coronavirus y sus consecuencias”. —A casi diez meses de confinamiento, ¿qué diagnóstico haces de la cultura y sus creadores en el país? —A pesar del propio hombre, la cultura ocurre. A pesar de los dictadores, los artistas ejercen la pulsión creadora. Eso es indetenible. Y si en algún lugar va a quedar constancia de la herida profunda que hay en el alma venezolana es en la obra de sus artistas. Hoy sus escritores, sus músicos, sus dramaturgos, sus artistas plásticos, siguen construyendo su obra, a pesar del hambre y la precariedad, de tanta intemperie y orfandad. La tecnología ha sido el gran paliativo contra el confinamiento que ya era el país, y ese otro confinamiento –vasto, planetario– que es la pandemia. A pesar de todo, ves cómo se dictan talleres de escritura en los chats de WhatsApp, y cómo se siguen haciendo las ferias del libro a través de Zoom, las exposiciones virtuales, las obras de teatro, los festivales de cine, los conciertos. La cultura siempre busca su manera de manifestarse. Y, en particular, nuestros creadores siguen adquiriendo reconocimiento internacional. —Has sido reconocido en diversas ocasiones en Venezuela, ¿cómo miras en la actualidad los premios que otorgan las instituciones oficiales? Como el ahora polémico Rómulo Gallegos —Si yo no considero a Nicolás Maduro como el presidente legítimo del país, nada que ocurra –en nombre del Estado– lo es. Cualquier reconocimiento otorgado por las instituciones del Estado tiene un carácter tendencioso. Está contaminado por ese virus que es el chavismo. Todo el mundo tiene derecho a participar en el concurso que quiera, pero a la vez tiene que lidiar con las consideraciones morales que eso implica. Todo evento o política cultural que el régimen postula o celebra es, desde su concepción, un ardid, un gesto sectario, un acto de proselitismo, un navajazo a la libertad de expresión y la pluralidad ideológica. Ese es otro de nuestros duelos, ver cómo arruinaron un certamen de tanto prestigio literario como el premio Rómulo Gallegos. —Eres abiertamente crítico con el gobierno en tus redes sociales. Otras figuras públicas también han manifestado sus posturas políticas, como los casos de Érika de La Vega, Édgar Ramírez o las Morillo sobre las elecciones presidenciales en EE UU ¿Cuál consideras que es el costo? —Ese tema ha tenido dos grandes capítulos. Ninguno muy afortunado. En principio, a todos los artistas que alzamos la voz contra las dictaduras de Chávez y Maduro nos la cobraron de una u otra forma. Incluso, en muchos casos, nos lo cobraron de todas las formas posibles. La censura, los despidos, el veto, la satanización, las amenazas de muerte, el hurto de tus redes sociales, el secuestro de tu pasaporte y un largo etcétera. La mano de los gorilas terminó apretándonos tanto que a muchos no nos quedó más remedio que el exilio. Ese capítulo se sigue escribiendo. El otro capítulo forma parte de la virulencia que genera toda polarización extrema. Es la fiesta del odio en la hora loca. El virus del chavismo internalizado en millones de personas. “Te condeno porque piensas distinto a mí”. La gente puede tener toda la vida admirando a un artista y un solo tuit o una opinión contraria a la que quieren escuchar bastarán para que ese artista caiga en desgracia y será arrojado –sin contemplación– a los leones del circo romano. Si dejamos de respetar las ideas de los demás, entonces ya perdimos la noción de lo que implica vivir dentro de una estructura social. El dolor nos ha enardecido hasta la irracionalidad. Leonardo Padrón: “El dolor nos ha enardecido hasta la irracionalidad” Foto cortesía de Leonardo Padrón —¿Cómo evalúas la actualidad venezolana de cara a las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre? —Se nos agotaron los sustantivos para definir lo que ocurre en Venezuela. Dices tragedia y sabes que en esa palabra no cabe todo lo que nos ha ocurrido. Dices catástrofe y no alcanza para relatar la pesadilla. Por eso, hablar de la situación política venezolana es entrar en una ciénaga profunda. Es un tema que huele muy mal por todos sus flancos. Y el sistema electoral forma parte del inventario. Chávez entendió muy rápidamente que su permanencia en el poder necesitaba de una estructura electoral diseñada para la estafa. Luego del triunfo de la oposición en las parlamentarias de 2015, el régimen desplegó –con total impudicia– el blindaje necesario para escamotear la voluntad real del electorado. Han perfeccionado el fraude. Y ya no hay tornillo flojo en ese diseño. Es el instinto de supervivencia del aparato criminal. Por eso las elecciones –tal como están diseñadas– son solo un acto de ilusionismo. Su estrategia es fingir, cada cierto tiempo, que estamos en una democracia y que la gente puede elegir. Yo muchas veces abogué por la participación ciudadana en una buena cantidad de elecciones. Pero ya –a estas alturas– sería pecar de ingenuos o de cómplices. —¿Cómo describes a los dirigentes políticos? De las todas las tendencias —Esa es otra valoración que debemos hacer con total honestidad y crudeza. Las últimas dos o tres generaciones de políticos de talante democrático no han estado a la altura de los acontecimientos. El momento histórico –se ha dicho hasta el cansancio– es inédito. Que un teniente coronel, lleno de resentimiento y verbo populista, haya conquistado el poder los agarró fuera de base. Y luego, que todo haya derivado en la edificación de una banda criminal de factura internacional es algo que los sobrepasó largamente. Cuando debieron jugar a la política en serio, no supieron cómo hacerlo. Cuando debieron ser más audaces, no lo fueron. Cuando se impone estar unidos, los ha derrotado su incapacidad para dejar de lado el ego y la mezquindad. Cuando se necesita pulcritud y decencia extremas, sucumben a la corrupción. Por supuesto –también hay que decirlo– estamos ante el gobierno más infecto, sanguinario y cruel de nuestra historia. Y, en esta desigual batalla, la oposición ha demostrado coraje y templanza. Sería mezquino negarlo. Hay líderes opositores que han perdido la vida, la libertad y la familia en el esfuerzo. Hemos caído muchas veces en el vicio de generalizar y los arrojamos a todos en el paredón de la condena. Porque nos desespera que todo intento desemboca en fracaso. Pero, en simultáneo, la oposición política ha ido perfeccionando el arte de la implosión. Maduro no debió haber estado ni un solo día en el poder. Todos lo sabemos. Y por eso nos duele tanto el estado actual de las cosas. En el otro espectro político, el chavismo es –en esencia– una secta criminal disfrazada de ideología. Ha usado las herramientas de la política para canibalizar el sistema democrático. Todo lo demás lo ha logrado con el poder que otorgan las armas, el dinero y la absoluta falta de escrúpulos. —¿En qué crees que se ha convertido la política nacional en estos 20 años? —Ha sido el triunfo del populismo en su versión más abyecta y decadente. El juego político en Venezuela cayó en una siniestra arena movediza. Cada paso que damos, más nos hunde. Ese es el panorama justo cuando estamos en el momento más neurálgico de nuestra historia. A los venezolanos nos han saqueado la esperanza. El país está herido por todos sus costados. La gente se ha empobrecido de una manera muy dolorosa. Hay un hilo de tristeza que une a los que están dentro y afuera. Un estupor que arropa a 30.000.000 de personas. Un cómo llegamos hasta aquí que nos sigue quitando el sueño. En Venezuela se extinguieron los derechos humanos, pero sobre todo el derecho a una vida normal. Somos el gigantesco laboratorio de un exitoso ensayo del crimen organizado. El relato apátrida La historia global pretende situarse más allá de la nación, la religión o la raza. Nuevos ensayos apuestan por ella para explicar un presente y un pasado conectados (BUTTON) Compartir en Facebook (BUTTON) Compartir en Twitter (BUTTON) Otros (BUTTON) Cerrar (BUTTON) Compartir en Linkedin (BUTTON) Compartir en Pinterest Ver comentarios (BUTTON) Guardar (BUTTON) Imprimir a Carlos Martínez Shaw 24 AGO 2018 - 12:58 CEST El relato apátrida nadia hafid La globalización es un concepto que nace a finales del siglo XX y que, sobre todo, trata de expresar el beneficio universal que conlleva la libre circulación de recursos, bienes y capitales a escala mundial. Ahora bien, aunque se publiciten las facilidades para la comunicación y la información (a través de Internet en particular), las ventajas del dinamismo planetario de los flujos financieros o las oportunidades para consumir productos de todo el mundo, esta formulación, como contrapartida, no explicita que ello quiere decir, ante todo, la divulgación de modelos ideologizados concebidos como propaganda de los países más poderosos, la ampliación de los mercados para los países productores, la movilidad de los capitales superando las trabas del proteccionismo y de los intereses nacionales de los países menos favorecidos y la deslocalización de empresas para obtener una mano de obra más barata y con menos tradición en la defensa de los derechos laborales. Y, finalmente, esconde la imposición de las mercancías de los países productores, la imposición de las normas contractuales de las empresas multinacionales a los países receptores y la imposición de la inmovilidad a los trabajadores de los países desfavorecidos mediante la implantación de toda clase de medidas contra los inmigrantes que tratan de cruzar la frontera que separa a los países pobres de los países ricos, de tal modo que la “globalización humana” es la que conoce las mayores restricciones, a veces mediante la creación de un limes de civiles armados con licencia para matar, la edificación de “muros de la vergüenza” o el levantamiento de vallas erizadas de cuchillos. MÁS INFORMACIÓN * Serge Gruzinski en 2017. Serge Gruzinski en 2017. Serge Gruzinski: "La mundialización nació en España" Sea ello como sea, este hecho introdujo la necesidad de establecer la génesis de un proceso que, según sus promotores, se había iniciado tiempo atrás y ahora conocía su punto máximo de perfección. Los historiadores nos apresuramos a indagar sobre esos orígenes, creando así una disciplina, o tal vez sólo un nuevo modo de aproximación, que pronto encontró el nombre de historia global. Un método que se ha mostrado satisfactoriamente operativo, tanto para analizar el presente como el pasado, pero que hay que someter a crítica porque entraña algunos riesgos, como bien ha señalado Sebastian Conrad: dar un sentido teleológico a la actual globalización, ocultar la existencia de proyectos interesados y espúreos bajo la apariencia de un desarrollo natural, subrayar los beneficios y silenciar los costos (migraciones forzosas, esclavitud, guerras, imperialismo económico y político, fomento de la desigualdad, apropiación de los recursos por los más fuertes, explotación de los más desfavorecidos, inducción de los desastres económicos, financieros, ecológicos, climáticos), enmascarar la acción de fuerzas impersonales y antidemocráticas. En una definición inicial, su función era la de escribir un relato que abarcase todos los hechos pretéritos En una definición inicial, un tanto primitiva, la función de la historial global era la de escribir un relato que abarcase todos los hechos del pasado, insuflando nueva vida a la bien fundamentada historia total de la Escuela de los Annales y al concepto marxista de la totalidad social y, en el campo de la cronología, escribir un relato que empezase por el Big Bang y llegase hasta hoy, en una ampliación del concepto braudeliano de la longue durée, una resurrección que ha sido defendida recientemente con convicción por historiadores como David Armitage. Una segunda opción, la que ha tenido más éxito, hasta el punto de ser hoy la más común y la más cultivada, es la que toma en consideración el mundo como un territorio perfectamente interconectado, por lo que se privilegian, además de las migraciones humanas, las transferencias, los intercambios, las apropiaciones de los bienes materiales y culturales que se entrecruzan a través del planeta. Finalmente, esta interconexión puede dar un paso más y hallarnos con el punto de vista que completa los demás, a través de la noción de integración, es decir de la existencia de unos lazos profundos y duraderos entre los diversos continentes (o también, las diversas civilizaciones) sobre los que han descansado las grandes transformaciones universales. En cualquier caso, los relatos escritos desde la historia global, siguiendo a Serge Gruzinski, permiten proseguir “el progresivo desmantelamiento de los herméticos universos, físicos y mentales durante tanto tiempo arraigados en la tierra, la nación, la raza, la religión o la familia”. Lo que no es poco. La tendencia más exitosa es la que ve el mundo como un territorio perfectamente interconectado Estos enfoques permiten aplicar el concepto de fenómenos globales a numerosos hechos históricos, como la perduración de la ruta de la seda o de la ruta del oro transahariano, la expansión de Gengis Kan (Chingis Jan) desde el Extremo Oriente al corazón de la Europa oriental, la difusión del budismo desde India a Extremo Oriente, las experiencias de los grandes viajeros medievales (de Ibn Battuta a Marco Polo), la aventura de los argonautas del Pacífico Occidental… Sin embargo, estos fenómenos transfronterizos, abarcando inmensos territorios, propiciando intercambios comerciales o culturales a gran escala no presuponen todavía la existencia de una primera mundialización. Todos ellos se desarrollan en la vieja Eurasia y tocan algunas regiones de África, pero falta todavía el eslabón que permitirá la plena globalización: el descubrimiento de América, la conexión de ese nuevo mundo transatlántico con los mundos asiáticos tras la travesía del océano Pacífico y, finalmente, la unión de las navegaciones europeas hacia el este y hacia el oeste mediante la primera vuelta al mundo. A partir de ahí se desarrolla el concepto de primera globalización o primera mundialización (o para algunos autores, como Bernd Hausberger, globalización temprana), que tiene su acta de nacimiento en un instante concreto. Se trata del momento en que se establece un sistema de intercambios de toda índole (humanos, biológicos, económicos, culturales) entre todos los continentes. Las fechas clave de esta coyuntura histórica (conocida genéricamente como la de la culminación de la “era de los descubrimientos”) se extienden, según nuestra opinión, a lo largo de 30 años (aunque una fórmula tan precisa pueda encontrar reticencias entre algunos): el descubrimiento de América por Cristóbal Colón (1492), la llegada a India de Vasco de Gama (1498), el descubrimiento del mar del Sur u océano Pacífico por Vasco Núñez de Balboa (1513) y la vuelta al mundo iniciada por una flota mandada por Fernando de Magallanes y completada por Juan Sebastián Elcano (1522). El cierre de ese primer anillo en torno al globo (de ahí, la palabra globalización) tiene además un significado especial, pues fue protagonizado por las dos entidades políticas que a partir de 1492-1512 (tras la ocupación de Granada y la ocupación de Navarra) compartían en exclusiva la península Ibérica. De ahí que muchos historiadores acepten (con renuencias o sin ellas) considerar ese periodo como el de la “globalización ibérica”. Para Sebastian Conrad, esta narrativa oculta efectos como las migraciones forzosas o la desigualdad La consecuencia más inmediata de estas exploraciones fue la inauguración de una red de intercambios intercontinentales, que fueron humanos (transferencia de personas entre los distintos continentes), biológicos (negativos por la acción de los gérmenes patógenos, positivos por los remedios terapéuticos), agropecuarios (cultivos y ganados trasplantados de unas tierras a otras, bienes naturales de consumo transferidos a través del comercio marítimo), culturales (ampliación del conocimiento de mundos y civilizaciones que se ignoraban entre sí) y económicos, que incluyeron la creación de redes comerciales entre los diversos continentes y la integración de estos en un sistema económico mundial por encima de la existencia de otros subsistemas (en los mares europeos, en el Atlántico, en el Índico o en el Pacífico) y gracias a la existencia de un agente esencial para garantizar esas redes y esos intercambios, la plata americana, convertida, según hemos defendido en muchas ocasiones, en el verdadero “catalizador” de la primera globalización. En definitiva, este proceso, que implicó a todos los mundos, generó, paradójicamente, la aparición de un solo mundo y, por ende, la posibilidad de concebir por primera vez una historia global y, más aún, una auténtica historia universal. Lecturas Historia Global. Una nueva visión para el mundo actual. Sebastian Conrad. Barcelona, Crítica, 2017 ¿Para qué sirve la historia? Serge Gruzinski. Madrid. Alianza Editorial, 201 Historia mínima de la globalización temprana. Bernd