* Hazte socio/a [cheija-apatrida-saharaui-HOR-DEF.jpg] Cheija, la apátrida que sabe dónde está su hogar “Yo nací bajo una jaima. No sabes otra cosa que ser refugiado”. Cheija lleva -- Sin embargo, para respirar tranquila y saber que no iba a ser expulsada de España tuvieron que pasar 5 años “trabajando de lo que sea”: el tiempo que pasó desde que presentó su solicitud de apatridia en 2008, hasta que llegó su aceptación en 2013, justo antes del fin de permiso de residencia. Esa carta que ya ni esperaba le cambió la vida. “Era la -- la nacionalidad española por lo que no imaginaba que tendría tantos problemas para conseguir “los papeles”. El año siguiente, a través de CEAR, solicita la apatridia como única forma para poder quedarse en el país. La inmensa mayoría de concesiones de apatridia en España son para población saharaui -- Parece contradictorio que la inmensa mayoría de concesiones de apatridia en España (1.151 en 2015) sean para población saharaui, quienes tienen muy claro cuál es su patria y la lucha por la independencia del Sahara Occidental está más que presente en su día a día. Además, Cheija señala otra contradicción. España, el país que le reconoce la apatridia está en el origen de esa situación, al haber repartido el Sahara Occidental “como si fuera un filete” entre Marruecos y Mauritania en los Acuerdos de Madrid de 1975, y desde -- joven saharaui siente que buena parte de la sociedad le hace sentirse extranjera “porque eres árabe, musulmán y con tez más oscura”. Cuando eres apátrida “te sientes que eres rara, que no perteneces a ningún sitio”, explica Cheija, quien solo se imagina su futuro luchando por la independencia de la que siente como su patria, aunque nunca la haya