Asturias falla en «entorno productivo»

Oviedo, J. CUARTAS

El entorno productivo asturiano sufrió una relevante merma relativa en términos de capacidad competitiva respecto a la media española en los 18 años comprendidos entre el bienio 1985-1986 y el de 2003-2004, según el informe «Competitividad, crecimiento y capitalización de las regiones españolas», realizado por un equipo de siete expertos bajo la dirección del profesor Ernesto Reig y que acaban de editar el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y la Fundación BBVA.


De los seis bloques de factores analizados en este estudio (infraestructuras y accesibilidad, calidad y cualificación de los recursos humanos, innovación tecnológica e indicadores de entorno productivo), es en éste último en el que Asturias ocupaba en 2004 la peor posición (el lugar decimocuarto entre las 17 comunidades autónomas) y también en el que más puestos descendió Asturias desde 1986: cuatro.


El llamado «entorno productivo» es un concepto que engloba diversos aspectos del entorno socioeconómico regional que pueden ser considerados como relevantes en la productividad del trabajo, la localización de empresas y el producto interior bruto (PIB) por habitante.


Estos factores guardan más relación con la actuación de la propia sociedad asturiana como agente económico que con la inversión de las instituciones y, por consiguiente, es relevante para medir cómo reacciona el cuerpo social en términos económicos a los estímulos que derivan de la actuación pública. Que el comportamiento asturiano en este epígrafe sea más deficiente en el período estudiado (1985-2004) que lo que lo ha sido la dotación de capital en infraestructuras, la cualificación de los recursos humanos y la innovación tecnológica en las mismas fechas denota las rigideces que aún persisten en la dinámica económica asturiana y su menor respuesta que otros territorios a similares acicates.


No en todos los factores incluidos en el concepto de «entorno productivo» ha sido baja la evolución asturiana. Pero sólo en tres de los diez indicadores analizados el comportamiento asturiano fue superior a la media española.

Aspectos positivos

Se aprecia un comportamiento asturiano superior a la del conjunto del país en el peso de la suma de importaciones y exportaciones en relación al PIB regional (en Asturias creció el 2,94% frente al 2,88% de media); en la proporción de empleo en manufacturas y servicios de venta sobre el total de la población ocupada (creció el 0,95% en Asturias y el 0,51% en el conjunto nacional) y en la tasa de capital privado no residencial por persona ocupada en el sector privado, epígrafe en el que Asturias avanzó el 1,8%, una centésima más que España (1,79%).

Debilidades

El capital privado no residencial es el ligado directamente a activos utilizados por las empresas del sector privado como factor productivo, una vez descontado el de las economías domésticas («capital residencial»).

Sin embargo, la proporción de este capital privado no residencial por kilómetro cuadrado aumentó en la región el 1,41% cuando en España se expansionó el 3,65%. La densidad de población, otra de las variables consideradas, tuvo en Asturias un comportamiento negativo (-0,31%), mientras que en el país avanzó el 0,58%. El coeficiente de diversificación de la estructura industrial también evolucionó menos en Asturias (0,25) que en el Estado (0,52). Lo mismo ocurrió con la proporción del empleo en servicios a la empresa sobre el total de ocupación laboral: 4,31% en el Principado frente al 4,73% en el total nacional.

La constitución de sociedades mercantiles por cada 1.000 habitantes también fue en Asturias (4,5) muy inferior a la media (8,84). En el índice de desarrollo humano (suma de esperanza de vida, educación y PIB per cápita) Asturias mejoró el 10,5%, pero España lo hizo el 11,45%. Y en el volumen de los servicios de capital social per cápita, el Principado creció el 10,63%, mientras que el país lo hizo en el 11,74%.