VT1: Fronteras lingüísticas

Por Joseba Abaitua

Existen fronteras lingüísticas agudas, firmemente marcadas, y otras más tenues o permeables. (Sobre este tema me gustaría investigar las próximas semanas.)

De manera intuitiva uno puede suponer que las fronteras más bruscas han sido originadas por fenómenos extraordinarios y que lo ordinario será que, en circunstancias normales, los contornos lingüísticos se neutralicen y desdibujen. Es decir que si no hay nada especial que lo impida lo natural sería que dos comunidades lingüísticas próximas acaben intercambiando hablantes y hábitos lingüísticos, empezando por lo léxico y terminando por lo fonético. Con frecuencia, además, una comunidad acabará absorbiendo a la otra.

De ello se pueden encontrar múltiples ejemplos en América del Norte y del Sur: las diversas comunidades étnicas en EEUU, entre las que destaca la hispana; las varias comunidades francófonas, especialmente en Canadá; las comunidades indígenas del Perú o Bolivia, etc.

Grupos étnicos en Canadá

Censo de grupos étnicos de Canadá en 2006

Las fronteras políticas son ese tipo de fenómeno extraordinario, no natural, que mantiene la separación drástica entre diferentes comunidades lingüísticas. Es bastante brusca, por ejemplo, la frontera lingüística que separa España de Francia o de Portugal.

Esta cuestión ha recabado mi interés a cuenta del encendido debate que se está produciendo en Wikipedia en torno a la Vasconización tardía (VT). Tengo la impresión de que la marcada frontera lingüística reconocible en la toponimia de algunas partes del País Vasco puede aportar algo de luz a la cuestión.

¿Qué extraordinario hecho pudo haber dibujado entre los siglos V-XI un contorno tan nítido entre topónimos vascos y romances? En otro momento explicaré por qué dato el fenómeno en esa amplia horquilla temporal que va del año 400 al 1100 y que tal vez modifique ajustándola por un extremo o por el otro. De momento sólo quiero formular las posibles causas de la clara divisoria:

  1. Existencia de una frontera política que mantuvo o reforzó una división étnica y lingüística anterior
  2. Migración de gentes de habla romance que se sobrepusieron a una población nativa anterior y que se detuvo, por motivos que también habrá que explicar, en un concreto espacio físico
  3. Idem, pero al revés, migración de euskaldunes que ocuparon territorios previamente romanizados

Ahora mismo no se me ocurren más posibilidades sensatas. Así que en los próximos días trabajaré sobre las tres que he apuntado. Si alguien tiene otra explicación, agradeceré mucho la aporte como comentario más abajo.


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3 comentarios para “VT1: Fronteras lingüísticas”

  1. roke Dice:

    Un comentario que quizás te haga gracia…

  2. Gerardo Quiroz Chueca Dice:

    Muy estimadoJoseba Abaitua:
    Apreciando su aporte con el etículo VT1: “Fronteras lingüísticas” (5/08/08) en su bitácora, desde el Perú deseo confirmarle que efectivamente existe en los idiomas amerindios andinos un ejemplo muy notable de coespacialidad, produciéndose en consecuencia los fenómenos que usted intuye de comunidad léxica entre el quechua y el aimara modernos (20%) e influencias intrincadas en asopectos gramaticales.
    Esto es archisabido, y sólo amerita felicitarlo por percibirlo de lejos, al igual que en otros casos mencionados por usted (Canadá e Himalaya, creo), me he puesto a escribirle, más bien, por el hecho de que usa el nombre de mi país sibn el artículo encomiástico que históricamente lleva, y sin el cual es duro al oído, al igual que tantos otros top+onimos nuestros. Para no alejarme de sus intereses lo compararé con el “País Vasco”, me parece que es un paralelo interesante de este uso que parece galizado y quizá sea algo así. De su importancia hallo otro buen ejemplo, pues al escribir el nombre de los Estados Unidos nunca podríamos pensarlo sin artículo, y si no es usual llegar a la escritura efectiva es porque se refiere uno a ellos en abreviatura.
    Atentamente

    Gerardo Quiroz Chueca
    Callao

  3. Joseba Abaitua Dice:

    Muchísimas gracias Gerardo. He enmendado el error de omisión del encomiástico para el topónimo de su país.

    La información que aporta sobre la comunidad de aspectos léxicos y gramaticales entre quechua y aimara modernos es sumamente interesante y se la agradezco enormemente. Un abrazo.

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