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PLANES CON NIÑOS

Muchos de nuestros antepasados fueron mineros. ¡Vamos a visitarles!
16.11.07 -

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Museo de la Minería (Gallarta). Bajamos a la mina
Una vagoneta antigua, una bota y muestras de minerales./ Fotos: F. Gómez y P. Urresti
Aquí había minas. Sí, chavales, de las de pico y pala. Eran de hierro. Un ejemplo es la Concha II, en Abanto, donde la tierra se hunde hasta 20 metros bajo el nivel del mar. Aquí, hace sólo 50 años, sobre lo que ahora es una sima, se alzaba el viejo pueblo de Gallarta. ¿Queréis saber cómo desapareció? Entrad en el Museo de la Minería del País Vasco, a los pies del yacimiento. ¡Es un viaje al pasado!
Hay retratos ya amarillentos de los mineros, lámparas de aceite, vagonetas, cascos abollados y picos, muchos picos... Si pudieran hablar, nos contarían historias de hombres que se pasaban el día trabajando bajo tierra. ¿Que cómo lo hacían? Una película de dibujos animados lo explica en la sala de proyecciones. El protagonista es ‘el pinche’, un muchacho de unos 11 años que recorría la mina con herramientas y agua para los trabajadores. Ese chaval tiene su escultura en el museo. «Era un trabajo duro para un niño, pero suponían un sueldo más y eso era vital para la economía familiar», cuenta la subdirectora del centro, Ohiane Herrera.
Ahora vamos a descubrir la mina. Para adentrarse en sus secretos hay una gigantesca maqueta, en la que el antiguo Gallarta se desprende para dejar paso al yacimiento. «Es la misma que se utilizó para vender el proyecto de explotación en 1955», aclara Ohiane mientras retira las diminutas casas de cartón. En una de ellas nació Dolores Ibarruri, La Pasionaria.
Los responsables de aquel colosal proyecto descansan en una mesa. Oligisto, limonita, goethita y chirta. ¿No habéis estudiado estos minerales? Seguro que vuestro ‘profe’ los conoce. A medida que se agotaba el oligisto, más puro, se hizo necesario explotar los demás, pero obtenerlos era cuestión de trabajo, sudor y, a veces, verdaderos sacrificios. En la sala de curas, el museo expone imágenes de los hospitales de entonces y herramientas de los cirujanos. Las camillas usadas en las minas están tapadas por enormes lonas, como tiendas de campaña, para que los trabajadores no pudieran ver a los heridos. Eran tiempos duros los de nuestros antepasados.

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